El país

Suben los precios de los productos básicos en los barrios

Por Martín Ferreyra

La retórica negacionista del gobierno nacional trasciende su análisis de la historia: también le sirve para desconocer que la plata no alcanza para nada, una conclusión a la que puede llegar cualquiera en forma cotidiana en el comercio más cercano.

Los números se empecinan en desandar el camino inverso. Las grandes cadenas de supermercados del AMBA vendieron en marzo un 7,4% menos de lo que habían vendido en el mismo mes un año atrás, según el informe Tendencias Self Service de la consultora Scentia.

En los autoservicios independientes de la misma zona la caída fue menor, del orden del 3,1%. Esa diferencia entre canales sugiere que parte de la demanda de las grandes superficies se trasladó a locales barriales en el contexto de la caída del poder adquisitivo.

De cualquier manera, la caída es importante. Especialmente, si se considera la base de comparación, porque en marzo de 2024, todavía bajo los efectos de la primera devaluación de La Libertad Avanza, las ventas de los supermercados habían caído un 9,3 por ciento.

La foto actual indica que, un año después, el consumo argentino sigue sin revertir el cuadro que generó la primera estocada del gobierno "libertario" sobre el bolsillo promedio.

Otras mediciones confirmaron la tendencia. El Radar Autoservicios de Scanntech registró un desplome del 7,6% en el tercer mes del año. En contraste, el Índice de Ventas Minoristas pyme de la CAME, arrojó un aumento del 10,5% interanual que tampoco pudo recuperar la caída de marzo de 2024 (-12,6%).

Nubes en el frente

Todavía no se conocen los datos de consumo de abril, pero se sabe que en la primera quincena del mes los precios continuaron con la escalada que arrastraban desde mediados de marzo, de lo que se puede inferir que no habrá grandes cambios en la actividad de los comercios.

En rigor, aunque el gobierno se atribuye el laurel de haber controlado la inflación y lo esgrime como una de sus espadas en el año de las elecciones legislativas, la verdad es que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) bajó entre agosto y noviembre de 2024 y que en diciembre, por la estacionalidad de las fiestas, volvió a subir. Tras ese pico, en enero cayó previsiblemente, pero en febrero el promedio de los precios retomó la curva ascendente y en marzo explotó, con un 3,7% que el presidente Javier Milei y su equipo taparon con los anuncios del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la promocionada discontinuación del cepo cambiario.

El IPC de abril tendrá la última palabra; mientras tanto, el entendimiento con el organismo internacional equivale a más deuda y más ajuste interno para sostener el superávit fiscal y los anuncios cambiarios escamotean una nueva devaluación, que evidentemente no traerá buenas noticias para los trabajadores y la clase media.

Esa devaluación no impactó brutalmente el primer día hábil posterior a los anuncios porque lo venía haciendo a cuenta, desde marzo, cuando el acuerdo con el FMI y el ajuste cambiario eran todavía objeto de negociación y los precios de los alimentos y otros productos de consumo masivo aumentaban a base de especulación, lentamente pero sin pausa.

En el inicio de la semana, los supermercadistas decían que no esperaban una estampida de los precios porque los proveedores ya se habían asegurado un colchón gracias a los aumentos anticipados.

Los que sí daban cuenta de aumentos eran los comercios barriales, almacenes y autoservicios chicos, que contaban que algunos proveedores les anunciaron aumentos de entre el 5 y el 9% para la semana, de un nivel similar a los que se habían visto en semanas previas.

Aumentos varios

Los grandes supermercados y los mayoristas también dijeron que recibieron listas con aumentos presuntamente mayores. Las empresas aseguraron que rechazaron esos aumentos por considerarlos inviables en el contexto de retracción de las ventas.

El ministro de Economía, Luis Caputo, felicitó a los comercios y aseguró que las empresas Molinos Río de la Plata y Unilever eran responsables por haber aumentado sus productos entre un 9% y un 12 por ciento.

Una versión empresarial aseguró que Molinos Río de la Plata junto con Bunge, AGD y Molino Cañuelas remarcaron sus precios un 9% el propio lunes 14 de abril, día en que empezó a regir el nuevo esquema cambiario.

Las empresas proveedoras no lo desmintieron, pero también es cierto que antes de esa fecha ya habían aumentado el precio de la harina, que a su vez había impactado en el precio del pan y de productos de alta demanda como los fideos secos.

La suba de la harina, del 10% promedio, y otros incrementos que tuvieron lugar antes de la confirmación del acuerdo con el FMI y el fin del anterior régimen cambiario, no motivaron la respuesta de Caputo en redes sociales ni en ningún otro medio.

Tampoco hubo asociaciones de empresarios rechazando las listas con el argumento de que no hay clientes con capacidad para pagar los precios con aumentos.

Los supermercados que se niegan a recibir los listados con incrementos mientras tengan stock podrán esperar a que los proveedores reflexionen, dejen de lado la especulación y manden precios aceptables. En todo caso, si es cierto que les va mal con las ventas también es real que les va bastante mejor en facturación. En marzo, mientras el consumo caía encima del 7%, la facturación de los supermercados subía un 28,3% respecto al mismo mes del año pasado y un 7,3% en relación con febrero pasado.

El gobierno pasó de repetir que la inflación es un fenómeno monetario a felicitar a los comercios que aseguran que rechazaron listas de precios inflados.

Milei, que venía de culpar por la inflación de marzo a Martín Guzmán, el exministro de Economía durante el gobierno de Unión por la Patria, discute los datos de la caída del consumo con el razonamiento de que en lugar de caída se está produciendo un cambio en las pautas de consumo de las personas.

Después de 16 meses de caída de consumo consecutivos es evidente que cambiaron las pautas, en varios sentidos y todos negativos: porque los que siguen comprando se retiran paulatinamente de las primeras marcas para adquirir segundas y terceras marcas; porque, como el poder adquisitivo cayó, es preferible comprar en los comercios de cercanía que trasladarse a un hipermercado; y porque la inmensa mayoría ni siquiera tiene las primeras dos opciones.

Insumos dolarizados

La entidad de lobby de la industria alimenticia Copal prefirió no opinar por ahora sobre las listas con aumentos. Cuando lo hagan jugarán la carta de la estructura de costos y en especial discutirán el precio de los insumos difundidos, que se mueve al ritmo del dólar y por lo tanto está en el candelero tras la devaluación de Milei y compañía.

Esta semana la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme) dio un adelanto. El secretario del área, Juan José Sisca, aseguró a AM750 que los precios se movieron 12% en la primera semana de la nueva realidad cambiaria. Esos aumentos serán trasladados al precio mayorista y después al precio final, prolongando el drama de cada día en góndolas y mostradores a lo largo y ancho del país.

Como corolario absurdo, el gobierno que libera el dólar y tolera la especulación con los precios se niega a convalidar la reapertura de las paritarias, una decisión que podría impactar realmente en el poder adquisitivo y en el movimiento concreto de la economía. La decisión se confirmó a través del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y será uno de los temas de la semana. 

Boom de ventas en electro

Según datos de la consultora NielsenIQ, las ventas de electrodomésticos crecieron un 51% en unidades y un 148% en facturación durante el primer bimestre de 2025 en comparación con el mismo período de 2024.

Este crecimiento se observó tanto en el canal online (+132% en facturación) como en el canal físico (+160%), reflejando una mayor demanda de productos tecnológicos y electrodomésticos en el país.

Juan Carlos Montes, Market Intelligence Manager de NielsenIQ para Argentina y Chile, destacó que la suba responde a dos impulsos del consumidor: la renovación del equipamiento y la inversión ante la perspectiva de nuevas subas en el tipo de cambio. «Los primeros meses del año marcaron un fuerte repunte en el sector de Tech & Durables, impulsado por la reactivación del consumo y una mayor digitalización de las compras. Vemos un consumidor que prioriza tanto la renovación de equipos tecnológicos como la inversión en bienes duraderos para el hogar, lo que se traduce en un dinamismo positivo para el mercado», señaló.

Entre los sectores con mejor desempeño, NielsenIQ destacó "Pequeños Electrodomésticos" en la comparación de ventas de unidades y "Telecomunicaciones" al considerar la facturación. El top tres en venta de unidades estuvo liderado por celulares (18%), ventiladores (13%) y aires acondicionados (5%).

Entre las categorías con mayor crecimiento en unidades vendidas se ubicaron las freidoras eléctricas (311%), computadoras de escritorio (143%) y notebooks (141%).

Fuente: Tiempo Argentino