Patagonia

"Indios renegados" contra los Goye

Por Adrián Moyano

En fechas tan tardías como 1904, "indios renegados" eran capaces de propinar dolores de cabeza a los colonos de origen europeo que se asentaban en la zona donde hoy se levanta Bariloche. Sin embargo, otros traían lana "desde muy lejos" para comerciar con los establecimientos que existían en el viejo San Carlos, cuando el poblado todavía se limitaba a unas 14 casas según testimonios de la época.

"El rastreo de población indígena en la Colonia del Nahuel Huapi resulta una ardua tarea, ya que es muy difícil definir su filiación étnica a partir de la información que se posee", admite la historiadora Laura Méndez en su obra "Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche" (Prometeo Libros-2010). Según su apreciación, "un dato que puede inferirse de las Inspecciones de Tierras es que mucha de la población indígena de la región del Nahuel Huapi no habitaba la zona antes de la conquista militar del espacio".

No obstante, se sabe por los escritos del propio Francisco Moreno y del coronel Jorge Rohde que, inmediatamente antes de la llegada de las tropas, residían en la margen sur del lago Inacayal y su gente, aunque es verdad que, ante la cercanía de los uniformados, el primo de Sayhueque buscó refugio más al sur. Su captura se produjo en el valle inferior del río Chubut en la primavera de 1884.

Méndez trae a colación aseveraciones de Ricardo Vallmitjana, para quien "en los últimos momentos de la ocupación militar y en los años inmediatos posteriores a la Conquista de la Patagonia, se instaló en la zona del Nahuel Huapi un grupo importante de nativos, algunos de ellos arribados como parte integrante de las tropas del ejército y en su mayoría asentados en la zona rural, que incluía Paso Flores, Comallo y El Bolsón".

Según la historiadora fue el caso del célebre Nazario Lefipan, "poseedor de sembrados hacia la costa del lago" e "indio amigo" que formó parte de la expedición de Conrado Villegas al Nahuel Huapi (1881). Encontró la investigadora que "en el censo de 1895 se declaró chileno, al igual que su esposa Carmen Quidulef". No obstante, "en otros documentos figura como argentino nativo de Neuquén".

Los Llanquín, mayoría

"Otro ejemplo de radicación indígena en la región fue el de Ignacio Llanquín", cuya experiencia tocamos parcial y recientemente en El Cordillerano semanas atrás. "Cuando se estaba organizando la campaña al Nahuel Huapi, las tropas de Villegas hicieron una etapa en Azul, provincia de Buenos Aires, con el fin de reclutar colaboradores entre las tribus amigas que conocieran el terreno. Entre ellos se alistó a Ignacio Llanquín, nieto del cacique Bartolomé Curruhuinca, asentado en ese entonces a orillas del lago Lácar", dice la reconstrucción de Méndez.

Según sus averiguaciones, "a la llegada del ejército, la tribu de Curruhuinca se trasladó a desde el Lácar a los llanos del Traful y del río Cuyín Manzano. Este traslado fue temporario con el fin de mantener al grupo nativo aislado del resto de las comunidades. Luego de un par de años la tribu de Curruhuinca retornó a su sitio en el Lácar. Ignacio Llanquín volvió a sus pagos azulinos para reunir a su familia y en 1893 retornó con ella junto al Limay. El censo de 1895 registró a diecisiete personas en la zona andina rionegrina que acusaron el apellido Llanquín, constituyendo el grupo más numeroso de ciudadanos argentinos encuestados". Paradojas de la historia.

"En el espacio regional, en general, los indígenas organizaron formas de supervivencia sobre la base de pequeños grupos reducidos, habitaron terrenos de mala calidad y vivieron en condiciones de extrema pobreza y marginalidad", describió Méndez. "En los relatos de los primeros pasos de la Iglesia Católica en la región, se hizo mención a la población indígena. En 1901, el padre Zacarías Genghini emprendió una gira misionera que llegó hasta el Nahuel Huapi". En sus memorias anotó el sacerdote que "las casas de esa época eran: Casa de negocios San Carlos, la comisaría, un gran galpón con varios departamentos y unos ranchitos donde vivían tres familias indígenas".

La descripción del religioso coincide con otras, por ejemplo, la que legó Enrique Steffen a principios del siglo XX, para quien "las habitaciones, en S. C. de Bariloche, son 14 con un depósito de lana que llevaban los indígenas de la pampa patagónica desde muy lejos con el fin de comercializarse por víveres, vestuario y objetos de utilidad doméstica". Pero no todos se consagraban al comercio, como experimentó en carne propia un colono que llevaba cinco años en la zona.

La historiadora incluyó en su estudio el recuerdo de Edgardo Goye, "uno de los pioneros de origen suizo y fundador, en 1899, de la llamada Colonia Suiza". En sus memorias, anotó que "allá por el año 1904, y estando de regreso en un viaje que había hecho en procura de provisiones, fui asaltado en Nahuel Huapi por indios renegados que merodeaban por esos alrededores y que vivían únicamente del robo, resultando de ese hecho mal herido de bala en la parte superior de la cadera, con tal mala suerte que esta quedó adherida al hueso". Haría falta un guionista...

Fuente: El Cordillerano