La alquimia del fascismo post-digitalPor Peter Mc.Laren*
Traducción Francisco T. Sobrino
En la gran caldera del mundo post-digital, el temor y la rabia ya no son más simples emociones, sino materias primas derretidas en los algoritmos del odio. Estos algoritmos, dirigidos por demagogos del sentido común tecnológico, han sido transmutados en ídolos dorados del agravio, arrastrando a los descontentos y los enfurecidos a las cámaras del eco de una indignación perpetua. Aquí, el mercado de la atención reina en una forma suprema, donde cada clic, cada porción, cada ultraje amplifica el espectáculo de la división.
Como alquimistas modernos del presente, los actores de la extrema derecha manipulan el éter digital, y destilan las inseguridades en potentes mezclas de paranoia. Estas pociones son absorbidas por "públicos emotivos" - multitudes online, ligadas no por la razón, sino por la intoxicante lógica del miedo. El resultado es un gran desorden, un caos por designio, donde prospera la desinformación, reproduciendo mundos en las sombras de enemigos fabricados. Los maestros se convierten en adoctrinadores, los historiadores se convierten en herejes, y el estudio de la raza y la opresión se convierte en un crimen contra la pureza del mito nacionalista.
En los basurales de esta esfera postdigital, surgen los políticos de la extrema derecha, conjurando las ilusiones de una esclavitud benevolente, reescribiendo la historia con una audacia orwelliana. La idea de que los africanos esclavizados "se beneficiaban" de su cautiverio no es una aberración sino un hechizo calculado, diseñado para dar una nueva forma al pasado como una fábula aceptable.
La maquinaria de los medios sociales, un autómata vasto e implacable, normaliza lo impensable a través de la repetición y reconstrucción continua. Lo que en una ocasión era un susurro extremista ahora se convierte en una grabación cotidiana. Las estrategias que eran reservadas en una época para la deshumanización de los inmigrantes, son ahora usadas para difamar a los educadores, a los intelectuales y a los que plantean verdades inconvenientes. El prejuicio anti-docentes no es algo accidental, sino el subproducto de un producto algorítmico, un mecanismo que alimenta en una exclusión selectiva, un espectáculo provocador, y la monetización del odio.
Esto es el fascismo post-digital, un movimiento renacido de la aurora cibernética, no vestido con los uniformes del pasado, sino en memes, "retransmisión en directo" y comunidades en redes. Es una entidad con la cabeza de Hydra, con las formas que se necesiten, diseminando perpetuamente la mezquindad, el racismo, la supremacía blanca, todo bajo la apariencia del agravio populista. Esto prospera reemplazando la verdad por la conveniencia, la historia por el mito, la democracia por el milagro de la salvación por el hombre fuerte.
Fox News, su gran oráculo, no transmite simplemente, sino que transfigura. Narra cuentos increíbles, una antología fascista, tejida dentro de la arquitectura ideológica del trumpismo, haciendo mundanos sus horrores. Trump,a su vez, camina más allá de lo temporal, presentándose como alguien eterno, El Elegido, el Mesías de la blanquitud agraviada, el recipiente de las represalias. A su sombra sus seguidores hacen reverencias, sus ojos se fijan hacia el Este, sobre Putin y Orbán, inducidos por el influjo de los sueños autoritarios.
La promesa de Trump no es de renovación, sino de devastación; una América reforjada en el crisol de la venganza, desprovista de sus vigores democráticos, su alma rendida por los espectros del pasado. "Yo soy tu represalia", proclama Trump, ofreciendo el enjuiciamiento como sacramento, el agravio como evangelio, el fascismo como destino.
Contra esta creciente marea, debe haber una contra-alquimia - una pedagogía post-digital forjada en una ontología social crìtica, que resista al canto de la sirena de la esclavitud algorítmica. Debemos construir, no una comunidad de división, sino de una crítica ética, una estructura social para la educación colectiva post-digital que no vacile ante el peso de la historia, sino que lo sostenga más allá hacia una alternativa socialista. El futuro no se ha escrito, pero si no actuamos, sus autores serán los arquitectos de nuestra destrucción.
Biografía:
*Profesor Emérito en la School of Education and Information Studies, University of California, Los Angeles. Recibió su Ph. D. del Ontario Institute for Studies in Education, University of Toronto en 1984. Trabajó como un maestro elemental en el Northwest End of Toronto en la década de 1970 y publicó un diario de sus experiencias de enseñanza que se convirtió en un bestseller canadiense. Enseñó en educación de maestros por un año en su Canadá nativo en la Brock University. Se fue a enseñar por 8 años en la Miami University of Ohio, 20 años en la University of California, Los Angeles y 10 años como Distinguished Professor in Critical Studies, The Donna Ford Attallah College of Education Studies, Chapman University, donde también trabajó como Co-Director e International Ambassador for Global Ethic and Social Justice, para el Paulo Freire Democratic Project. Se desempeñó como Chair Professor, Northeast Normal University, Changchun, China (2015-20). Miembro de la Royal Society of Arts and Commerce, y un miembro del American Education Research Association. Sus escritos han ganado numerosos premios y han sido traducidos a 25 idiomas. El profesor McLaren es el co-fundador del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica, Ensenada, México. También ha recibido numerosos premios en Latinoamérica y el Caribe. En 2023 fue reconocido como un International Thought Leader by Research Outreach y su libro, Pedagogy of Insurrection, fue nombrado un "Peter Lang Publication Classic"
Fuente: Huellas del Sur
Por Peter Mc.Laren*
Traducción Francisco T. Sobrino
En la gran caldera del mundo post-digital, el temor y la rabia ya no son más simples emociones, sino materias primas derretidas en los algoritmos del odio. Estos algoritmos, dirigidos por demagogos del sentido común tecnológico, han sido transmutados en ídolos dorados del agravio, arrastrando a los descontentos y los enfurecidos a las cámaras del eco de una indignación perpetua. Aquí, el mercado de la atención reina en una forma suprema, donde cada clic, cada porción, cada ultraje amplifica el espectáculo de la división.
Como alquimistas modernos del presente, los actores de la extrema derecha manipulan el éter digital, y destilan las inseguridades en potentes mezclas de paranoia. Estas pociones son absorbidas por "públicos emotivos" - multitudes online, ligadas no por la razón, sino por la intoxicante lógica del miedo. El resultado es un gran desorden, un caos por designio, donde prospera la desinformación, reproduciendo mundos en las sombras de enemigos fabricados. Los maestros se convierten en adoctrinadores, los historiadores se convierten en herejes, y el estudio de la raza y la opresión se convierte en un crimen contra la pureza del mito nacionalista.
En los basurales de esta esfera postdigital, surgen los políticos de la extrema derecha, conjurando las ilusiones de una esclavitud benevolente, reescribiendo la historia con una audacia orwelliana. La idea de que los africanos esclavizados "se beneficiaban" de su cautiverio no es una aberración sino un hechizo calculado, diseñado para dar una nueva forma al pasado como una fábula aceptable.
La maquinaria de los medios sociales, un autómata vasto e implacable, normaliza lo impensable a través de la repetición y reconstrucción continua. Lo que en una ocasión era un susurro extremista ahora se convierte en una grabación cotidiana. Las estrategias que eran reservadas en una época para la deshumanización de los inmigrantes, son ahora usadas para difamar a los educadores, a los intelectuales y a los que plantean verdades inconvenientes. El prejuicio anti-docentes no es algo accidental, sino el subproducto de un producto algorítmico, un mecanismo que alimenta en una exclusión selectiva, un espectáculo provocador, y la monetización del odio.
Esto es el fascismo post-digital, un movimiento renacido de la aurora cibernética, no vestido con los uniformes del pasado, sino en memes, "retransmisión en directo" y comunidades en redes. Es una entidad con la cabeza de Hydra, con las formas que se necesiten, diseminando perpetuamente la mezquindad, el racismo, la supremacía blanca, todo bajo la apariencia del agravio populista. Esto prospera reemplazando la verdad por la conveniencia, la historia por el mito, la democracia por el milagro de la salvación por el hombre fuerte.
Fox News, su gran oráculo, no transmite simplemente, sino que transfigura. Narra cuentos increíbles, una antología fascista, tejida dentro de la arquitectura ideológica del trumpismo, haciendo mundanos sus horrores. Trump,a su vez, camina más allá de lo temporal, presentándose como alguien eterno, El Elegido, el Mesías de la blanquitud agraviada, el recipiente de las represalias. A su sombra sus seguidores hacen reverencias, sus ojos se fijan hacia el Este, sobre Putin y Orbán, inducidos por el influjo de los sueños autoritarios.
La promesa de Trump no es de renovación, sino de devastación; una América reforjada en el crisol de la venganza, desprovista de sus vigores democráticos, su alma rendida por los espectros del pasado. "Yo soy tu represalia", proclama Trump, ofreciendo el enjuiciamiento como sacramento, el agravio como evangelio, el fascismo como destino.
Contra esta creciente marea, debe haber una contra-alquimia - una pedagogía post-digital forjada en una ontología social crìtica, que resista al canto de la sirena de la esclavitud algorítmica. Debemos construir, no una comunidad de división, sino de una crítica ética, una estructura social para la educación colectiva post-digital que no vacile ante el peso de la historia, sino que lo sostenga más allá hacia una alternativa socialista. El futuro no se ha escrito, pero si no actuamos, sus autores serán los arquitectos de nuestra destrucción.
Biografía:
*Profesor Emérito en la School of Education and Information Studies, University of California, Los Angeles. Recibió su Ph. D. del Ontario Institute for Studies in Education, University of Toronto en 1984. Trabajó como un maestro elemental en el Northwest End of Toronto en la década de 1970 y publicó un diario de sus experiencias de enseñanza que se convirtió en un bestseller canadiense. Enseñó en educación de maestros por un año en su Canadá nativo en la Brock University. Se fue a enseñar por 8 años en la Miami University of Ohio, 20 años en la University of California, Los Angeles y 10 años como Distinguished Professor in Critical Studies, The Donna Ford Attallah College of Education Studies, Chapman University, donde también trabajó como Co-Director e International Ambassador for Global Ethic and Social Justice, para el Paulo Freire Democratic Project. Se desempeñó como Chair Professor, Northeast Normal University, Changchun, China (2015-20). Miembro de la Royal Society of Arts and Commerce, y un miembro del American Education Research Association. Sus escritos han ganado numerosos premios y han sido traducidos a 25 idiomas. El profesor McLaren es el co-fundador del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica, Ensenada, México. También ha recibido numerosos premios en Latinoamérica y el Caribe. En 2023 fue reconocido como un International Thought Leader by Research Outreach y su libro, Pedagogy of Insurrection, fue nombrado un "Peter Lang Publication Classic"
Fuente: Huellas del Sur