El mundo

Trump, la UE y el "gran negocio" con la vida de los migrantes

Por Geraldina Colotti

Es contra la posibilidad de que exista un mundo distinto al que hacen alarde Trump y Elon Musk en el infame proyecto de transformar Gaza en un balneario de lujo tras la eliminación de los palestinos, que el magnate norteamericano y su pandilla vuelven a desatarse contra Cuba y Venezuela. Trump y su secuaz Marco Rubio, Secretario de Estado al servicio de la más tozuda obsesión mercenaria contra cualquier expresión del socialismo, han incrementado el bloqueo contra Cuba, golpeando así el mensaje más "explosivo" que, durante décadas, la isla comunista ha enviado al mundo: médicos, no bombas.

La primera misión médica se creó en Cuba en 1960 en respuesta a una catástrofe natural, a pesar de que desde el inicio de la revolución EE.UU. practicaban una política de incentivos criminales para robar médicos de alto nivel, formados gratuitamente en Cuba, y convertirlos en contrarrevolucionarios con ánimo de lucro en Florida. Con ese fin, Estados Unidos ha modelado toda su política de inmigración de cubanos a los Estados Unidos que, desde 1966, se rige por la Ley de Ajuste Cubano, que esencialmente dice que cualquier persona que salió sin autorización de Cuba y entró a los Estados Unidos (incluyendo sus aguas continentales) estaría autorizada a obtener la tarjeta de residencia permanente un año después.

Ahorita, el Gobierno de Trump ha anunciado una nueva restricción de visado para los funcionarios cubanos que estén vinculados a un programa laboral, mediante el cual Cuba asiste a otros países con el envío de trabajadores, principalmente médicos y miembros del personal sanitario.

Pero lo que llama la atención es la descarada hipocresía con que un sistema como el de Estados Unidos, que deja morir en las calles a quienes no tienen dinero para ser tratados y que explota salvajemente la mano de obra inmigrante de bajo costo (como sucede en Europa, donde se extienden nuevas formas de esclavitud), se permite definir a la Misión Médica Cubana como "trabajo forzado", e incluso insinuar que enviar personal al exterior privaría a los ciudadanos cubanos de atención médica: cuando todos saben que, a pesar del criminal bloqueo que sufre Cuba, su sistema de salud es uno de los mejores del mundo. Esto se vio durante la pandemia con la rápida producción de vacunas que, sin embargo, paradójicamente, no se podían inyectar por falta de jeringas que debieron ser aportadas por la solidaridad de países y pueblos hermanos.

La política de bloqueo y "sanciones" es la única forma coercitiva que tiene un sistema en crisis estructural, como el capitalismo, para impedir que el sujeto destinado a cavar su tumba, el proletariado, tome el poder en el mundo. Bloquear los recursos de Venezuela para obligar a sus mejores energías a emigrar ha sido uno de los gigantescos medios de presión utilizados por Estados Unidos y sus vasallos de la Unión Europea. Y así, con arrogancia imperialista, Trump ha suspendido una vez más la licencia minera de Chevron en Venezuela.

"El plan mediático les funcionó", dijo el vicepresidente Sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello Rondón, sobre la migración impulsada por la derecha a través de los medios y las redes sociales. "Sin embargo, vemos muchas caras humildes y de satisfacción de haber regresado a su país", subrayó Cabello recibiendo a los conancionales repatriados desde México a través del Plan Vuelta a la Patria.

El gobierno bolivariano, encabezado por el presidente, Nicolás Maduro, rechazó contundentemente la decisión de Trump que quiere provocar otras olas migratoria. "Creer que el Pueblo de Venezuela se va a dejar someter por miedo, ¿miedo? Ni cuando no había luz". Nos cortaron el servicio eléctrico, nos dejaron sin vender petróleo y oro, ¿y han podido con nosotros? ¡No! No han podido ni podrán", dijo Cabello en su programa Con el mazo dando, y invitó al pueblo venezolano a marchar para recordar el 27 y 28 de febrero de 1989 y en rechazo las sanciones gringas.

Desde la pandemia, los médicos cubanos están tambien en Italia, en las regiones más golpeadas por las políticas neoliberales de los gobiernos subalternos a las grandes instituciones internacionales, como Calabria, en el sur de Italia. Para medir las consecuencias de las políticas migratorias criminales practicadas en las últimas décadas por la Unión Europea, basta con mirar el mar Mediterráneo, que se ha convertido en un cementerio de inmigrantes.

En la playa de Cutro, en Calabria, todavía hay algunas cruces con un salvavidas de color naranja adherido a ellas. Algunas son pequeñas cruces, para recordar a los numerosos niños que murieron en el naufragio ocurrido en la noche del 25 al 26 de febrero de 2023. De los más de 180 migrantes que viajaban en una goleta que partió desde Turquía, 54 fueron rescatados. Muchos cuerpos nunca fueron recuperados. Los primeros en rescatar a los náufragos fueron dos pescadores locales, que oyeron el ruido del desastre y los gritos de los que se encontraban en dificultades y alertaron a la policía y al resto de vecinos del lugar para que acudieran corriendo a ayudar. A pesar de sus esfuerzos, la oscuridad total y el frío glacial de la noche poco pudieron hacer salvo recuperar a los que aún estaban con vida y recuperar los numerosos cuerpos sin vida empujados hacia la orilla por la violencia de las olas.

Las unidades de control de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), la agencia de la Unión Europea responsable de la vigilancia y protección de las fronteras exteriores de la Unión y del espacio Schengen, podrían haber hecho mucho más, siendo de facto la guardia de costas y fronteras de la UE.

Sus dirigentes dieron débiles explicaciones, fuertemente cuestionadas por los testimonios de los supervivientes según los cuales el buque habría dado la alarma, tras el fuerte impacto contra un banco de arena cerca de la desembocadura del río Tacina, no lejos de la orilla. La alarma también fue recibida por un avión de patrulla de Frontex que afirmó no haber podido ver nada.

Sin embargo, las declaraciones cínicas de los líderes políticos del gobierno italiano (extrema derecha) reforzaron la sospecha de que querían dar una señal disuasoria a la llamada migración clandestina, enfatizando la propaganda xenófoba dominante. La única manera de evitar tragedias similares es "no irse", y mucho menos llevarse niños consigo, había dicho en resumen el gobierno. En otras palabras: la culpa de su muerte recae enteramente sobre aquellos que intentan escapar de la guerra y el hambre, y el capitalismo tiene todo el "derecho" a arrestarte o dejarte morir en el mar, y a explotar tu mano de obra barata cuando logras pasar.

Un cinismo feroz que se sumó, pocos días después, a otro acto de la gigantesca guerra contra los pobres que lleva a cabo el sistema dominante a nivel global, y que tiene sus picos más hipócritas y obscenos en Europa. De hecho, se aprobó el "Decreto Cutro", hoy ley, que endurecía las condiciones de vida de quienes intentaban entrar a pedir asilo.

Más de treinta años de "Fortaleza Europa", financiada por gobiernos de distintas tendencias políticas, han producido decenas de miles de víctimas en el Mediterráneo. Muertes por la guerra invisible que no muestra señales de terminar. Y por eso, los militantes que acudieron al lugar para apoyar a los familiares de los sobrevivientes, lo definen como "una masacre de Estado".

Pero la cuestión de la piel de los migrantes y el control de fronteras sigue siendo un gran negocio difícil de desmontar, siendo una de las piedras angulares de la economía de guerra y la sociedad de control: más aún en presencia del choque de poderes entre aparatos que estalló tras la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos. Un choque que desnuda la anarquía del capitalismo y su crisis estructural, que afecta a todos los capítulos de un modelo fallido y que pone de relieve el caos en el que se sustenta su andamiaje.

El gobierno de Meloni gasta ríos de dinero, que podrían utilizarse para el bienestar de las clases trabajadoras, para construir centros de detención inútiles para inmigrantes en Albania y deportarlos a expensas de los contribuyentes.

Hace apenas un mes, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea afirmó que antes de considerar que un país es "seguro" para deportar inmigrantes, es necesario distinguir entre la persecución individual y la de categorías enteras de personas. Pero ahora ha vuelto a su primera decisión, también porque el viento está cambiando rápidamente en Europa, como lo demuestra el éxito obtenido por el partido nazi AfD en Alemania, que quedó en segundo lugar detrás de otro partido de la derecha conservadora, la CDU.

La crisis avanza y con ella la xenofobia, alimentada por lo que Gramsci llamaba la "subversión de las clases dominantes" que no es contrarrestada por una fuerza de clase alternativa y organizada capaz de oponerle un bloque social anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal.

Por eso, en la lucha entre sectores del gran capital internacional, la única decisión clara que están tomando los gobiernos de la UE es aumentar el gasto militar, tal como les pide Trump. Y para mantener el rigor financiero, como ya había afirmado Giorgia Meloni, Ursula von der Leyen anunció que el gasto en rearme no se ajustaría a las limitaciones presupuestarias de Maastricht. Para los aviones y los tanques será posible hacer un déficit, mientras que para las escuelas y los hospitales no será posible.

Fuente: Resumen Latinoamericano