La difícil y trágica tarea de la colocación de hitos fronterizos en el 1900Conocida es la historia de Francisco Pascasio Moreno, quien por su legado se convirtió en una persona importante en la fijación de los límites de la Argentina. Su contribución a este proceso se dio en el contexto de la formación de la Nación, en el que también participó en el relevamiento geográfico y el descubrimiento y colonización de territorios.
Fue un científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo. Dentro de su enorme legado, fue quien donó las tierras para crear el Parque Nacional Nahuel Huapi, el primero de Argentina y Sudamérica.
Moreno y su equipo realizaron expediciones a la Patagonia para demarcación de límites entre Argentina y Chile. Las tareas de demarcación se llevaron a cabo desde Punta Dungeness, en el estrecho de Magallanes, hasta el cerro Zapaleri en la Puna.
Las subcomisiones de límites enfrentaron el desafío de trazar la frontera entre Argentina y Chile en un territorio desolado y en disputa. Estas travesías estuvieron marcadas por tragedias humanas, como muertes por hipotermia y accidentes y naufragios fatales, en medio de un paisaje dominado por las inclemencias del clima y la hostilidad del entorno.
Las comisiones de límites eran equipos mixtos, integrados por representantes de ambos países, que debían trabajar en conjunto para validar cada hito establecido. Esta colaboración no solo implicaba negociaciones constantes, sino también la necesidad de consensuar decisiones en el terreno, desde la elección de un punto geográfico hasta la colocación de los hitos que marcarían la frontera.
Todo en tiempo récord para colocar 88 pesadas pirámides de hierro (hitos) que dividirían las fronteras y Moreno debía presentarlas en Londres ante el Gobierno británico, que había sido nombrado mediador.
Las fotografías y libretas de campo de estas misiones fueron difundidas por el diario Clarín a raíz de acceder al archivo de la Cancillería. Las mismas no solo reflejan un esfuerzo por la soberanía nacional, sino también el costo humano de cada avance en la conquista del sur argentino, y tienen un valor histórico incalculable.
Luis Álvarez y Emilio Frey, discípulos del Perito Moreno, lideraron expediciones que marcaron el curso de la historia en la Patagonia. Ayudantes de las subcomisiones de límites 4 y 7, respectivamente, recorrieron kilómetros de tierras vírgenes para trazar la frontera entre Argentina y Chile.
A finales del siglo XIX, Argentina avanzaba en la consolidación de su territorio nacional tras la llamada "Conquista del Desierto", una serie de campañas militares lideradas por Julio Argentino Roca con el objetivo de expandir el control estatal sobre las tierras patagónicas habitadas por comunidades indígenas. .
Este proceso fue calificado por autores como Osvaldo Bayer como una "masacre" debido al desplazamiento forzado y la eliminación de numerosas comunidades originarias. En este contexto, la comunidad galesa surgió como un actor clave en la consolidación de la soberanía argentina en la región.
En 1897, el gobierno de Julio Argentino Roca otorgó títulos de propiedad a los colonos galeses como una estrategia para garantizar su apoyo político y evitar que fueran influenciados por Chile. Este gesto, percibido como un agradecimiento por su lealtad, fue decisivo durante el arbitraje británico de 1902, cuando el delegado arbitral Sir Thomas Holdich destacó la fidelidad de los galeses hacia Argentina.
El 30 de abril de 1902, en la Escuela 18 del Valle 16 de Octubre, se llevó a cabo un momento clave en la definición de los límites fronterizos entre Argentina y Chile. Ante la presencia del árbitro británico, del representante chileno doctor Balmaceda y del perito argentino Francisco Pascasio Moreno, unos trescientos pobladores, en su mayoría galeses, fueron consultados sobre a qué nación deseaban pertenecer.
Los colonos expresaron abrumadoramente su deseo de seguir siendo parte de Argentina, el país que los habían acogido desde 1885. Este acto de lealtad, reforzado por gestos simbólicos como la presencia de una bandera argentina en la escuela, fue destacado por Holdich y constituyó un factor. importante en su decisión de adjudicar a la República Argentina una vasta extensión territorial en litigio, hoy parte del Departamento de Futaleufú en la provincia de Chubut.
Este evento subrayó la relevancia del diálogo binacional representado por las comisiones de límites y el papel determinante de la población local en el arbitraje. Frey y Álvarez enfrentaron las adversidades de un paisaje inhóspito y marcando hitos en la compleja tarea de definir la frontera entre Argentina y Chile.
Las diapositivas fotográficas y libretas de campo que hoy reposan en el archivo de Cancillería de la Nación revelan no solo la precisión técnica de estos exploradores, sino también el espíritu de aventura que impregna cada día de su misión.
Luis Álvarez fue uno de los destacados exploradores y topógrafos que participaron en la delimitación de la frontera entre Argentina y Chile a fines del siglo XIX y principios del XX. Como miembro de la Subcomisión 4, lideró importantes trabajos de amojonamiento y relevamiento topográfico en la región del norte neuquino y el noroeste del Nahuel Huapi.
Sus registros detallados y vistas fotográficas fueron fundamentales para validar los hitos fronterizos establecidos, enfrentando las duras condiciones geográficas y climáticas de la región. La precisión técnica y el compromiso de Álvarez en la colocación de hitos y la documentación de los paisajes, reflejan su contribución al conocimiento geográfico de la región, marcando un capítulo importante en la historia de la exploración argentina.
La Subcomisión 4 tuvo la ardua tarea de explorar desde el norte neuquino hasta el Noroeste del Nahuel Huapi, incluyendo zonas emblemáticas como el volcán Lanín y el lago Quillén. Las comisiones de exploración eran grupos estructurados que respondían a una jerarquía precisa: un ayudante jefe lideraba a los ingenieros, expertos en cartografía y peones, quienes a menudo eran baqueanos o lugareños que conocían la región.
Estos grupos exploraban zonas específicas con objetivos definidos como tomar registros topográficos, realizar observaciones astronómicas y recolectar pruebas documentales para sustentar las negociaciones.
Entre los miembros destacados de la subcomisión 7, además de Frey, estuvieron Carlos Lehmann y Nysell, quienes realizaron descubrimientos clave como los lagos Guillelmo, Los Moscos, Hess, Fonck, Roca y Felipe. Estas contribuciones no solo ampliaron el conocimiento geográfico, sino que también sentaron bases importantes para la delimitación fronteriza.
El 23 de febrero de 1899, Frey y su equipo llegaron al campamento Futalaufquen, desde donde organizaron una ambicioso expedición acuática. Las libretas registran cómo los botes se dividieron en diferentes rutas para cubrir lagos como el Menéndez, el Kruger y el Futalaufquen.
Estas travesías revelan no solo la estrategia logística necesaria para sortear los desafiantes paisajes, sino también el uso pionero de la fotografía como herramienta documental. Como señala el historiador Juan Pablo Baliña, "las placas de vidrio funcionaban como argumentos probatorios, no como piezas artísticas". Su transporte representaba un desafío inmenso debido al peso y la fragilidad, requiriendo cruzar ríos con cajones sobre la cabeza en condiciones extremadamente inhóspitas, lo que convertía cada traslado en una verdadera hazaña.
Baliña relató casos en los que las libretas documentaron que algunos peones morían durante las noches, reflejo de las durísimas condiciones climáticas. Entre los episodios más impactantes de estas expediciones se encuentra el accidente que le costó la vida al peón Felipe Saldivia.
Según detalló el historiador Juan Pablo Baliña, en una oportunidad en el lago Roca el peón fue herido en el pecho por un tiro de escopeta que se le había escapado al capataz. Este trágico incidente ocurrió porque la visión estaba mal asegurada.
Las condiciones extremas de la cordillera exponían a los equipos a enfermedades debilitantes, congelaciones y hasta amputaciones realizadas en circunstancias precarias. Según los documentos de la época, los exploradores debían enfrentar noches enteras empapados al pie de los árboles, mordeduras de animales, crecidas repentinas de ríos que arrasaban con los campamentos.
También se presentaban dificultades para mantener el liderazgo operativo cuando los jefes enfermaban gravemente, lo que llevó a firmar un acuerdo que autorizaba a los segundos al mando a continuar las operaciones.
Las muertes numerosas registradas, como las mencionadas en los archivos de Cancillería con anotaciones sobre "gastos para el entierro" o indemnizaciones a familiares, ilustran el alto costo humano de estas misiones. Estas tragedias, si bien a menudo invisibilizadas en el relato oficial, formaron parte intrínseca del esfuerzo por trazar las fronteras nacionales en un contexto de constante adversidad.
Según las Memorias de Cancillería, las Subcomisiones 1, 2, 3 y 4, lideradas por los ingenieros Atanasio Iturbe, Adolfo Stegman, Dionisio Pardo y Luis Álvarez, fueron parte de las subcomisiones mixtas encargadas de colocar hitos en los puntos de la frontera.
Para estas tareas, la comisión de límites envió un total de 88 pirámides de hierro, de las cuales 20 fueron remitidas a Las Cuevas. De las 47 pirámides restantes asignadas a las Subcomisiones 3 y 4, se esperaba que fueran colocadas durante la temporada, siempre que las condiciones climáticas lo permitieran. Estas, estructuras esenciales para definir la línea fronteriza, representaban un componente fundamental del trabajo de campo.
Las exploraciones de la Comisión de Límites no solo trazaron fronteras, sino que también marcaron un modelo de cooperación en tiempos de tensión. En un paisaje inexplorado, entre tormentas y pantanos, estos discípulos del Perito Moreno enfrentaron desafíos extremos para cumplir con su misión. Las libretas de campo y las fotografías, aunque fragmentadas ya menudo difíciles de identificar con precisión, nos ofrecen un invaluable testimonio de su esfuerzo y determinación, y nos permiten recrear una historia donde cada paso y cada imagen contribuyen a la consolidación de la soberanía argentina.
Fuente: El Cordillerano
Conocida es la historia de Francisco Pascasio Moreno, quien por su legado se convirtió en una persona importante en la fijación de los límites de la Argentina. Su contribución a este proceso se dio en el contexto de la formación de la Nación, en el que también participó en el relevamiento geográfico y el descubrimiento y colonización de territorios.
Fue un científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo. Dentro de su enorme legado, fue quien donó las tierras para crear el Parque Nacional Nahuel Huapi, el primero de Argentina y Sudamérica.
Moreno y su equipo realizaron expediciones a la Patagonia para demarcación de límites entre Argentina y Chile. Las tareas de demarcación se llevaron a cabo desde Punta Dungeness, en el estrecho de Magallanes, hasta el cerro Zapaleri en la Puna.
Las subcomisiones de límites enfrentaron el desafío de trazar la frontera entre Argentina y Chile en un territorio desolado y en disputa. Estas travesías estuvieron marcadas por tragedias humanas, como muertes por hipotermia y accidentes y naufragios fatales, en medio de un paisaje dominado por las inclemencias del clima y la hostilidad del entorno.
Las comisiones de límites eran equipos mixtos, integrados por representantes de ambos países, que debían trabajar en conjunto para validar cada hito establecido. Esta colaboración no solo implicaba negociaciones constantes, sino también la necesidad de consensuar decisiones en el terreno, desde la elección de un punto geográfico hasta la colocación de los hitos que marcarían la frontera.
Todo en tiempo récord para colocar 88 pesadas pirámides de hierro (hitos) que dividirían las fronteras y Moreno debía presentarlas en Londres ante el Gobierno británico, que había sido nombrado mediador.
Las fotografías y libretas de campo de estas misiones fueron difundidas por el diario Clarín a raíz de acceder al archivo de la Cancillería. Las mismas no solo reflejan un esfuerzo por la soberanía nacional, sino también el costo humano de cada avance en la conquista del sur argentino, y tienen un valor histórico incalculable.
Luis Álvarez y Emilio Frey, discípulos del Perito Moreno, lideraron expediciones que marcaron el curso de la historia en la Patagonia. Ayudantes de las subcomisiones de límites 4 y 7, respectivamente, recorrieron kilómetros de tierras vírgenes para trazar la frontera entre Argentina y Chile.
A finales del siglo XIX, Argentina avanzaba en la consolidación de su territorio nacional tras la llamada "Conquista del Desierto", una serie de campañas militares lideradas por Julio Argentino Roca con el objetivo de expandir el control estatal sobre las tierras patagónicas habitadas por comunidades indígenas. .
Este proceso fue calificado por autores como Osvaldo Bayer como una "masacre" debido al desplazamiento forzado y la eliminación de numerosas comunidades originarias. En este contexto, la comunidad galesa surgió como un actor clave en la consolidación de la soberanía argentina en la región.
En 1897, el gobierno de Julio Argentino Roca otorgó títulos de propiedad a los colonos galeses como una estrategia para garantizar su apoyo político y evitar que fueran influenciados por Chile. Este gesto, percibido como un agradecimiento por su lealtad, fue decisivo durante el arbitraje británico de 1902, cuando el delegado arbitral Sir Thomas Holdich destacó la fidelidad de los galeses hacia Argentina.
El 30 de abril de 1902, en la Escuela 18 del Valle 16 de Octubre, se llevó a cabo un momento clave en la definición de los límites fronterizos entre Argentina y Chile. Ante la presencia del árbitro británico, del representante chileno doctor Balmaceda y del perito argentino Francisco Pascasio Moreno, unos trescientos pobladores, en su mayoría galeses, fueron consultados sobre a qué nación deseaban pertenecer.
Los colonos expresaron abrumadoramente su deseo de seguir siendo parte de Argentina, el país que los habían acogido desde 1885. Este acto de lealtad, reforzado por gestos simbólicos como la presencia de una bandera argentina en la escuela, fue destacado por Holdich y constituyó un factor. importante en su decisión de adjudicar a la República Argentina una vasta extensión territorial en litigio, hoy parte del Departamento de Futaleufú en la provincia de Chubut.
Este evento subrayó la relevancia del diálogo binacional representado por las comisiones de límites y el papel determinante de la población local en el arbitraje. Frey y Álvarez enfrentaron las adversidades de un paisaje inhóspito y marcando hitos en la compleja tarea de definir la frontera entre Argentina y Chile.
Las diapositivas fotográficas y libretas de campo que hoy reposan en el archivo de Cancillería de la Nación revelan no solo la precisión técnica de estos exploradores, sino también el espíritu de aventura que impregna cada día de su misión.
Luis Álvarez fue uno de los destacados exploradores y topógrafos que participaron en la delimitación de la frontera entre Argentina y Chile a fines del siglo XIX y principios del XX. Como miembro de la Subcomisión 4, lideró importantes trabajos de amojonamiento y relevamiento topográfico en la región del norte neuquino y el noroeste del Nahuel Huapi.
Sus registros detallados y vistas fotográficas fueron fundamentales para validar los hitos fronterizos establecidos, enfrentando las duras condiciones geográficas y climáticas de la región. La precisión técnica y el compromiso de Álvarez en la colocación de hitos y la documentación de los paisajes, reflejan su contribución al conocimiento geográfico de la región, marcando un capítulo importante en la historia de la exploración argentina.
La Subcomisión 4 tuvo la ardua tarea de explorar desde el norte neuquino hasta el Noroeste del Nahuel Huapi, incluyendo zonas emblemáticas como el volcán Lanín y el lago Quillén. Las comisiones de exploración eran grupos estructurados que respondían a una jerarquía precisa: un ayudante jefe lideraba a los ingenieros, expertos en cartografía y peones, quienes a menudo eran baqueanos o lugareños que conocían la región.
Estos grupos exploraban zonas específicas con objetivos definidos como tomar registros topográficos, realizar observaciones astronómicas y recolectar pruebas documentales para sustentar las negociaciones.
Entre los miembros destacados de la subcomisión 7, además de Frey, estuvieron Carlos Lehmann y Nysell, quienes realizaron descubrimientos clave como los lagos Guillelmo, Los Moscos, Hess, Fonck, Roca y Felipe. Estas contribuciones no solo ampliaron el conocimiento geográfico, sino que también sentaron bases importantes para la delimitación fronteriza.
El 23 de febrero de 1899, Frey y su equipo llegaron al campamento Futalaufquen, desde donde organizaron una ambicioso expedición acuática. Las libretas registran cómo los botes se dividieron en diferentes rutas para cubrir lagos como el Menéndez, el Kruger y el Futalaufquen.
Estas travesías revelan no solo la estrategia logística necesaria para sortear los desafiantes paisajes, sino también el uso pionero de la fotografía como herramienta documental. Como señala el historiador Juan Pablo Baliña, "las placas de vidrio funcionaban como argumentos probatorios, no como piezas artísticas". Su transporte representaba un desafío inmenso debido al peso y la fragilidad, requiriendo cruzar ríos con cajones sobre la cabeza en condiciones extremadamente inhóspitas, lo que convertía cada traslado en una verdadera hazaña.
Baliña relató casos en los que las libretas documentaron que algunos peones morían durante las noches, reflejo de las durísimas condiciones climáticas. Entre los episodios más impactantes de estas expediciones se encuentra el accidente que le costó la vida al peón Felipe Saldivia.
Según detalló el historiador Juan Pablo Baliña, en una oportunidad en el lago Roca el peón fue herido en el pecho por un tiro de escopeta que se le había escapado al capataz. Este trágico incidente ocurrió porque la visión estaba mal asegurada.
Las condiciones extremas de la cordillera exponían a los equipos a enfermedades debilitantes, congelaciones y hasta amputaciones realizadas en circunstancias precarias. Según los documentos de la época, los exploradores debían enfrentar noches enteras empapados al pie de los árboles, mordeduras de animales, crecidas repentinas de ríos que arrasaban con los campamentos.
También se presentaban dificultades para mantener el liderazgo operativo cuando los jefes enfermaban gravemente, lo que llevó a firmar un acuerdo que autorizaba a los segundos al mando a continuar las operaciones.
Las muertes numerosas registradas, como las mencionadas en los archivos de Cancillería con anotaciones sobre "gastos para el entierro" o indemnizaciones a familiares, ilustran el alto costo humano de estas misiones. Estas tragedias, si bien a menudo invisibilizadas en el relato oficial, formaron parte intrínseca del esfuerzo por trazar las fronteras nacionales en un contexto de constante adversidad.
Según las Memorias de Cancillería, las Subcomisiones 1, 2, 3 y 4, lideradas por los ingenieros Atanasio Iturbe, Adolfo Stegman, Dionisio Pardo y Luis Álvarez, fueron parte de las subcomisiones mixtas encargadas de colocar hitos en los puntos de la frontera.
Para estas tareas, la comisión de límites envió un total de 88 pirámides de hierro, de las cuales 20 fueron remitidas a Las Cuevas. De las 47 pirámides restantes asignadas a las Subcomisiones 3 y 4, se esperaba que fueran colocadas durante la temporada, siempre que las condiciones climáticas lo permitieran. Estas, estructuras esenciales para definir la línea fronteriza, representaban un componente fundamental del trabajo de campo.
Las exploraciones de la Comisión de Límites no solo trazaron fronteras, sino que también marcaron un modelo de cooperación en tiempos de tensión. En un paisaje inexplorado, entre tormentas y pantanos, estos discípulos del Perito Moreno enfrentaron desafíos extremos para cumplir con su misión. Las libretas de campo y las fotografías, aunque fragmentadas ya menudo difíciles de identificar con precisión, nos ofrecen un invaluable testimonio de su esfuerzo y determinación, y nos permiten recrear una historia donde cada paso y cada imagen contribuyen a la consolidación de la soberanía argentina.
Fuente: El Cordillerano