Pirotecnia: el desborde de Navidad generó cruces en el Concejo y no descartan derogar los cambiosLa derogación de una ordenanza cuyas consecuencias no se midieron en el Concejo Deliberante generó una explosiva Nochebuena en Comodoro, donde sectores proteccionistas denunciaron que alrededor de un centenar de perros huyó de sus hogares. Un legislador opositor aprovechó para llevar agua a su molino. Es el mismo que se dedica a filmar baches en Comodoro para luego exhibirlos en las redes sociales.
El que desencadenó todo fue Ariel Montenegro, concejal de Arriba Chubut. Desde que fue electo para su primer mandato, en 2019, el referente del gremio de la Construcción, UOCRA, venía intentando todos los años modificar la ordenanza de Pirotecnia 0, sancionada en 2017 tras años de reclamos por parte de defensores de mascotas e integrantes de asociaciones que velan por la calidad de vida de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Sin suerte hasta el mes pasado, Montenegro invocaba en todo momento la supuesta importancia que le daría al comercio local poder vender entre los ávidos del ruido lo que de todos modos conseguían ilegalmente, dado que era habitual en cada fiesta de fin de año ver a solitarios emprendedores en alguna esquina o exhibiendo sobre capot de autos su preciada mercancía.
Tenía razón el concejal cuando alegaba que de todos modos el consumidor encontraba el modo de hacerse de parafernalia explosiva para satisfacer su necesidad de ruidosa adrenalina. De hecho, en estos años no fueron pocas las multas que debieron pagar clubes deportivos que ocasionalmente las utilizaron en algunos de sus partidos, fuera en la cancha de Jorge Newbery o en el Estadio Municipal, por ejemplo.
EL LOBBISTA
En un fin de año en el que todo indicaba que al comercio le iba a costar más que nunca obtener fondos frescos de consumidores con bolsillos cada vez más flacos, esta vez Montenegro consiguió los votos necesarios para modificar aquella ordenanza que había igualado a Comodoro con el resto de las grandes ciudades de la provincia, donde la tolerancia con los explosivos era cero desde mucho antes.
"Uno insiste y empuja hasta donde puede porque vienen sectores a pedirlo", admitió el concejal ante los micrófonos de AZM Tv en la previa de su exitoso intento. En tal sentido, citó al "Sindicato (SIC) de Pirotecnia; Camioneros; Cámara de Comercio", acotando que "podrían ser 100" los beneficiarios.
SOLO IBAN A SER LUCES Y CHASQUIBUNES
El 21 de noviembre entonces, por mayoría el Concejo Deliberante resolvió modificar la ordenanza que prohibía el uso de la pirotecnia en la ciudad petrolera para autorizar aquellos casos conocidos como "pirotecnia lumínica de baja intensidad sonora".
En la etapa de análisis del proyecto promovido por el concejal Montenegro se habían efectuado las pruebas de intensidad sonora sobre una gran diversidad de productos de artificio para determinar cuáles eran los que no superaban los 87 decibeles medidos a 20 metros de distancia, límite sonoro impuesto para no afectar a quienes sufren hipersensibilidad auditiva y mascotas.
Así, los casos autorizados a partir de esta modificación pasaron a ser productos de pirotecnia lumínica, definidos como "los diseñados para generar efectos visuales mediante el uso de luces, colores y destellos, sin producir explosiones ruidosas o estruendos significativos".
Pero en los hechos fue mucho más que lo expresado en la fría letra. Las explosiones y silbidos se extendieron, sin solución de continuidad, durante casi una hora el pasado martes 24 de diciembre en algunos barrios, mientras continuarían ininterrumpidamente a lo largo de la madrugada del 25.
En tanto, vagaban asustados por calles y ruta 3 numerosos perros ante el dolor de los rescatistas que utilizaron las redes para recordar los nombres de los concejales que avalaron el pandemonium. Según algunos voceros, fueron más de un centenar los afectados.
Por supuesto, desde organizaciones que trabajan con personas con TEA también dijeron lo suyo. El tema se instaló en la agenda el caluroso jueves 26, cuando también se conoció que dos menores de edad sufrieron heridas que los llevaron al Hospital Regional.
COMO GILDA, PERO CON OTRA MELODIA
Si hay algo que se le debe reconocer a Montenegro es que dio la cara inmediatamente, aunque para afirmar: "No me arrepiento de esta decisión". Sin embargo, hizo lugar a la autocrítica, mejor dicho a la crítica. "Es algo que no sabíamos que iba a ser tan grave; sabemos que hubo complicaciones; no hubo forma de controlarlo. Era muy difícil que la Secretaría de Control Urbano Operativo pueda acceder a todo esto. Ya lo había anticipado Ricardo Gaitán, pero tampoco podemos esperar a que un sector quiera acudir a lo que es luz y color y otro sector no tenga empatía. Estamos fallando como sociedad, como cultura", dijo Montenegro.
Insistió en que su iniciativa apuntaba "únicamente luz y color; no supimos que iba a pasar lo que está pasando, lo que pasó el día 24, el día 25... se veía mucha gente comprando luz y color, y otras personas que no tienen respeto, empatía, o sensibilidad tanto para los animales como para las personas con autismo, iban y compraban con estruendo, vaya a saber dónde, y así todos tiraban y no respetaban nada", analizó.
EL CONCEJAL QUE VIO LUZ Y SUBIO
Más allá de que el propio Montenegro dejó abierta la puerta para volver a trabajar en la manoseada ordenanza cuyo espíritu ya se perdió, apareció Martín Gómez, integrante del bloque de Juntos por el Cambio, para buscar responsables políticos.
"Veníamos en una dirección y parece que después de lo que vimos el 24 de la noche hemos retrocedido un montón. Es muy triste para la ciudad y para todo lo que se había conseguido. Creo que, más allá de la pirotecnia lumínica, ese gesto del oficialismo en habilitar un tipo de pirotecnia hizo posible que suceda todo esto que sucedió", sostuvo el concejal que se caracterizó durante el primer año de su mandato por dedicarse a contar y filmar los baches que encuentra en distintas calles, para luego cuestionar al municipio de Comodoro.
A criterio de Gómez, "por más que técnicamente no se haya habilitado la pirotecnia con ese estruendo iba a incentivar la venta de pirotecnia de manera ilegal".
Este fin de semana, Gómez hasta compartió su impresión de las cosas con el gobernador Ignacio Torres, antes de la fiesta del Telebingo con Angela Leiva y Julieta Poggio.
Por lo pronto, Montenegro tomó conciencia de que es en el Concejo Deliberante donde deberán enmendar el daño hecho. "No me arrepiento de lo que presenté, pero sí sé que hay que buscar la forma de trabajar; concientizar a la sociedad; que todos los sectores también puedan acompañar en esto y ver cómo podemos dar una mejora y que no sea de la forma que fue el 24, sin respeto para los vecinos", evaluó.
Finalmente, insistió en que la culpa es el otro: "es muy difícil tener un control sobre la cantidad de gente que no respeta a la sociedad".
La derogación de una ordenanza cuyas consecuencias no se midieron en el Concejo Deliberante generó una explosiva Nochebuena en Comodoro, donde sectores proteccionistas denunciaron que alrededor de un centenar de perros huyó de sus hogares. Un legislador opositor aprovechó para llevar agua a su molino. Es el mismo que se dedica a filmar baches en Comodoro para luego exhibirlos en las redes sociales.
El que desencadenó todo fue Ariel Montenegro, concejal de Arriba Chubut. Desde que fue electo para su primer mandato, en 2019, el referente del gremio de la Construcción, UOCRA, venía intentando todos los años modificar la ordenanza de Pirotecnia 0, sancionada en 2017 tras años de reclamos por parte de defensores de mascotas e integrantes de asociaciones que velan por la calidad de vida de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Sin suerte hasta el mes pasado, Montenegro invocaba en todo momento la supuesta importancia que le daría al comercio local poder vender entre los ávidos del ruido lo que de todos modos conseguían ilegalmente, dado que era habitual en cada fiesta de fin de año ver a solitarios emprendedores en alguna esquina o exhibiendo sobre capot de autos su preciada mercancía.
Tenía razón el concejal cuando alegaba que de todos modos el consumidor encontraba el modo de hacerse de parafernalia explosiva para satisfacer su necesidad de ruidosa adrenalina. De hecho, en estos años no fueron pocas las multas que debieron pagar clubes deportivos que ocasionalmente las utilizaron en algunos de sus partidos, fuera en la cancha de Jorge Newbery o en el Estadio Municipal, por ejemplo.
EL LOBBISTA
En un fin de año en el que todo indicaba que al comercio le iba a costar más que nunca obtener fondos frescos de consumidores con bolsillos cada vez más flacos, esta vez Montenegro consiguió los votos necesarios para modificar aquella ordenanza que había igualado a Comodoro con el resto de las grandes ciudades de la provincia, donde la tolerancia con los explosivos era cero desde mucho antes.
"Uno insiste y empuja hasta donde puede porque vienen sectores a pedirlo", admitió el concejal ante los micrófonos de AZM Tv en la previa de su exitoso intento. En tal sentido, citó al "Sindicato (SIC) de Pirotecnia; Camioneros; Cámara de Comercio", acotando que "podrían ser 100" los beneficiarios.
SOLO IBAN A SER LUCES Y CHASQUIBUNES
El 21 de noviembre entonces, por mayoría el Concejo Deliberante resolvió modificar la ordenanza que prohibía el uso de la pirotecnia en la ciudad petrolera para autorizar aquellos casos conocidos como "pirotecnia lumínica de baja intensidad sonora".
En la etapa de análisis del proyecto promovido por el concejal Montenegro se habían efectuado las pruebas de intensidad sonora sobre una gran diversidad de productos de artificio para determinar cuáles eran los que no superaban los 87 decibeles medidos a 20 metros de distancia, límite sonoro impuesto para no afectar a quienes sufren hipersensibilidad auditiva y mascotas.
Así, los casos autorizados a partir de esta modificación pasaron a ser productos de pirotecnia lumínica, definidos como "los diseñados para generar efectos visuales mediante el uso de luces, colores y destellos, sin producir explosiones ruidosas o estruendos significativos".
Pero en los hechos fue mucho más que lo expresado en la fría letra. Las explosiones y silbidos se extendieron, sin solución de continuidad, durante casi una hora el pasado martes 24 de diciembre en algunos barrios, mientras continuarían ininterrumpidamente a lo largo de la madrugada del 25.
En tanto, vagaban asustados por calles y ruta 3 numerosos perros ante el dolor de los rescatistas que utilizaron las redes para recordar los nombres de los concejales que avalaron el pandemonium. Según algunos voceros, fueron más de un centenar los afectados.
Por supuesto, desde organizaciones que trabajan con personas con TEA también dijeron lo suyo. El tema se instaló en la agenda el caluroso jueves 26, cuando también se conoció que dos menores de edad sufrieron heridas que los llevaron al Hospital Regional.
COMO GILDA, PERO CON OTRA MELODIA
Si hay algo que se le debe reconocer a Montenegro es que dio la cara inmediatamente, aunque para afirmar: "No me arrepiento de esta decisión". Sin embargo, hizo lugar a la autocrítica, mejor dicho a la crítica. "Es algo que no sabíamos que iba a ser tan grave; sabemos que hubo complicaciones; no hubo forma de controlarlo. Era muy difícil que la Secretaría de Control Urbano Operativo pueda acceder a todo esto. Ya lo había anticipado Ricardo Gaitán, pero tampoco podemos esperar a que un sector quiera acudir a lo que es luz y color y otro sector no tenga empatía. Estamos fallando como sociedad, como cultura", dijo Montenegro.
Insistió en que su iniciativa apuntaba "únicamente luz y color; no supimos que iba a pasar lo que está pasando, lo que pasó el día 24, el día 25... se veía mucha gente comprando luz y color, y otras personas que no tienen respeto, empatía, o sensibilidad tanto para los animales como para las personas con autismo, iban y compraban con estruendo, vaya a saber dónde, y así todos tiraban y no respetaban nada", analizó.
EL CONCEJAL QUE VIO LUZ Y SUBIO
Más allá de que el propio Montenegro dejó abierta la puerta para volver a trabajar en la manoseada ordenanza cuyo espíritu ya se perdió, apareció Martín Gómez, integrante del bloque de Juntos por el Cambio, para buscar responsables políticos.
"Veníamos en una dirección y parece que después de lo que vimos el 24 de la noche hemos retrocedido un montón. Es muy triste para la ciudad y para todo lo que se había conseguido. Creo que, más allá de la pirotecnia lumínica, ese gesto del oficialismo en habilitar un tipo de pirotecnia hizo posible que suceda todo esto que sucedió", sostuvo el concejal que se caracterizó durante el primer año de su mandato por dedicarse a contar y filmar los baches que encuentra en distintas calles, para luego cuestionar al municipio de Comodoro.
A criterio de Gómez, "por más que técnicamente no se haya habilitado la pirotecnia con ese estruendo iba a incentivar la venta de pirotecnia de manera ilegal".
Este fin de semana, Gómez hasta compartió su impresión de las cosas con el gobernador Ignacio Torres, antes de la fiesta del Telebingo con Angela Leiva y Julieta Poggio.
Por lo pronto, Montenegro tomó conciencia de que es en el Concejo Deliberante donde deberán enmendar el daño hecho. "No me arrepiento de lo que presenté, pero sí sé que hay que buscar la forma de trabajar; concientizar a la sociedad; que todos los sectores también puedan acompañar en esto y ver cómo podemos dar una mejora y que no sea de la forma que fue el 24, sin respeto para los vecinos", evaluó.
Finalmente, insistió en que la culpa es el otro: "es muy difícil tener un control sobre la cantidad de gente que no respeta a la sociedad".