La brecha de género en las Cumbres del ClimaPor Carmen Duce Díaz, Sofía Fernández, Sara Facchinelli
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesadas por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿Cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Analizamos la COP 29 (Conferencia de las Partes) que se ha celebrado entre el 12 y el 22 de noviembre en Baku, Azerbaiyán, para contestar, al menos en parte,a estas preguntas.
¿Qué ha ocurrido en los Acuerdos en materia de género?
El mayor debate ha estado en torno al plan de trabajo de Lima sobre género y su plan de acción en género (GAP por sus siglas en inglés). Pero... ¿de qué se trata? Se trata de la propuesta de la UNFCCC para promover la equidad e integrar la perspectiva de género en las políticas climáticas de los países firmantes de la Convención y de la propia UNFCCC. Establece objetivos y actividades en cinco áreas prioritarias que pretenden avanzar en el conocimiento y la comprensión de la acción climática con perspectiva de género a todos los niveles, así como generar un cambio.
Este plan de trabajo sobre género nació en 2014 y se debía revisar en la cumbre de este año, en la COP29, para ver si se renovaba su mandato. Hasta las últimas horas de la cumbre, las organizaciones sociales hemos observado con preocupación la posibilidad de que las políticas de género desaparecieran de los acuerdos climáticos internacionales. Por fortuna, finalmente, no ha sido así y se ha aprobado una ampliación de 10 años del plan de trabajo. Aunque preocupa que no haya financiación suficiente para poder desarrollarlo adecuadamente.
En el transcurso de las negociaciones sobre este paquete se han generado varios debates. Hemos visto cómo las problemáticas que han desarrollado los ecofeminismos en los últimos años no eran ajenas a las cumbres del clima.
En los primeros borradores se mencionaba la palabra "interseccionalidad", instando a los países a abordar los impactos del cambio climático que afectan de manera desproporcionada a mujeres y niñas en situaciones de vulnerabilidad, quienes enfrentan múltiples formas de discriminación interrelacionadas. Lamentablemente, en el texto final de la cumbre desaparecieron las referencias explícitas a la interseccionalidad. En su lugar, solo se mencionó que las mujeres y los hombres a menudo pueden experimentar diferencias debido a desigualdades de género históricas y actuales, así como a factores multidimensionales, que tienden a ser más pronunciadas en los países en desarrollo, las comunidades locales y los pueblos indígenas. Es fundamental que en los Acuerdos se utilice un lenguaje que permita crear políticas climáticas que den respuesta a las necesidades de las personas más afectadas por la crisis climática.
También observamos que, al referirse a cómo el cambio climático afecta a hombres y mujeres, se intentó incluir la expresión "in all their diversity" para reconocer que no todas las mujeres sufren las mismas discriminaciones. Sin embargo, esta frase no se incluyó en el texto final.
Una de las demandas habituales es que, al medir los impactos de las políticas climáticas, se utilicen datos desagregados por género para analizar con detalle cómo afectan desde esta perspectiva. En esta cumbre, algunos países propusieron cambiar el término "datos desagregados por género" por "datos desagregados por sexo", invisibilizando las perspectivas de las personas trans y bloqueando que las políticas climáticas tengan una perspectiva de género. Sin embargo, el acuerdo final mantuvo el uso de "datos desagregados por género", reconociendo así un espectro más amplio de identidades. Tristemente no se han establecido mecanismos suficientes para asegurar que así sea con todas las campañas para recoger datos.
Además, desaparecieron otros elementos clave, como un artículo que abordaba la gestión de las violencias que sufren las mujeres, especialmente las activistas climáticas, y otro sobre el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra, el control de los recursos naturales y su participación significativa en el ámbito político.
Aunque muchas de las propuestas debatidas en las negociaciones no se incluyeron en los acuerdos finales, lo cual es preocupante porque no protegen los derechos de todas las personas, especialmente las más vulnerables, valoramos que hayan llegado a la COP. Esto es un primer paso para que se incluyan en futuros acuerdos. Seguiremos luchando para que ocurra pronto e informaremos sobre los avances en esta nueva etapa del plan de trabajo de género.
¿Cuántas mujeres asisten a las cumbres del clima?
Es fundamental comprender la representación en las cumbres. Para realizar este análisis, hemos utilizado la lista de participantes proporcionada por la Convención Macro de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). En esta lista se incluye el título (Mr., Ms., Sr. o Sra....), lo que permite llevar a cabo un análisis de género, aunque este sea limitado a una perspectiva binaria.
Es importante señalar que, desde la COP28 del año pasado, la UNFCCC ha comenzado a usar títulos que no indican el género en inglés, como Dr., Prof., Embajador y Honorable, por ello, se ha podido analizar el género del 93.43% de las asistentes.
Observamos que de forma global, las cumbres están masculinizadas, aunque no en todos los espacios de la cumbre lo están. Si bien el número de mujeres funcionarias de Naciones Unidas es mayor que el número de hombres en esa categoría, en todas las demás ocurre lo contrario, salvo en las agencias especializadas que es aproximadamente paritario. Cabe reseñar el desequilibrio de género en la categoría que agrupa al mayor número de personas, las delegaciones de los países (parties). En esa categoría, las mujeres representan poco más de un tercio de las acreditaciones. Aún más grande ha sido el desequilibrio, este año, en las acreditaciones repartidas por el país anfitrión, Azerbaiyán, con un 70% de representantes masculinos. El desequilibrio se produce también entre los y las periodistas acreditadas en Baku, casi dos tercios han sido hombres. En cuanto a las ONG, la representación se acerca más a la paridad. En este sentido, sí queremos destacar el gran protagonismo que han tenido mujeres líderes del movimiento climático, tanto del Norte como del Sur global, para alzar la voz en la cumbre y trasladar las demandas de las poblaciones más vulnerables del planeta.
Fuente: Rebelión
Por Carmen Duce Díaz, Sofía Fernández, Sara Facchinelli
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesadas por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿Cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Analizamos la COP 29 (Conferencia de las Partes) que se ha celebrado entre el 12 y el 22 de noviembre en Baku, Azerbaiyán, para contestar, al menos en parte,a estas preguntas.
¿Qué ha ocurrido en los Acuerdos en materia de género?
El mayor debate ha estado en torno al plan de trabajo de Lima sobre género y su plan de acción en género (GAP por sus siglas en inglés). Pero... ¿de qué se trata? Se trata de la propuesta de la UNFCCC para promover la equidad e integrar la perspectiva de género en las políticas climáticas de los países firmantes de la Convención y de la propia UNFCCC. Establece objetivos y actividades en cinco áreas prioritarias que pretenden avanzar en el conocimiento y la comprensión de la acción climática con perspectiva de género a todos los niveles, así como generar un cambio.
Este plan de trabajo sobre género nació en 2014 y se debía revisar en la cumbre de este año, en la COP29, para ver si se renovaba su mandato. Hasta las últimas horas de la cumbre, las organizaciones sociales hemos observado con preocupación la posibilidad de que las políticas de género desaparecieran de los acuerdos climáticos internacionales. Por fortuna, finalmente, no ha sido así y se ha aprobado una ampliación de 10 años del plan de trabajo. Aunque preocupa que no haya financiación suficiente para poder desarrollarlo adecuadamente.
En el transcurso de las negociaciones sobre este paquete se han generado varios debates. Hemos visto cómo las problemáticas que han desarrollado los ecofeminismos en los últimos años no eran ajenas a las cumbres del clima.
En los primeros borradores se mencionaba la palabra "interseccionalidad", instando a los países a abordar los impactos del cambio climático que afectan de manera desproporcionada a mujeres y niñas en situaciones de vulnerabilidad, quienes enfrentan múltiples formas de discriminación interrelacionadas. Lamentablemente, en el texto final de la cumbre desaparecieron las referencias explícitas a la interseccionalidad. En su lugar, solo se mencionó que las mujeres y los hombres a menudo pueden experimentar diferencias debido a desigualdades de género históricas y actuales, así como a factores multidimensionales, que tienden a ser más pronunciadas en los países en desarrollo, las comunidades locales y los pueblos indígenas. Es fundamental que en los Acuerdos se utilice un lenguaje que permita crear políticas climáticas que den respuesta a las necesidades de las personas más afectadas por la crisis climática.
También observamos que, al referirse a cómo el cambio climático afecta a hombres y mujeres, se intentó incluir la expresión "in all their diversity" para reconocer que no todas las mujeres sufren las mismas discriminaciones. Sin embargo, esta frase no se incluyó en el texto final.
Una de las demandas habituales es que, al medir los impactos de las políticas climáticas, se utilicen datos desagregados por género para analizar con detalle cómo afectan desde esta perspectiva. En esta cumbre, algunos países propusieron cambiar el término "datos desagregados por género" por "datos desagregados por sexo", invisibilizando las perspectivas de las personas trans y bloqueando que las políticas climáticas tengan una perspectiva de género. Sin embargo, el acuerdo final mantuvo el uso de "datos desagregados por género", reconociendo así un espectro más amplio de identidades. Tristemente no se han establecido mecanismos suficientes para asegurar que así sea con todas las campañas para recoger datos.
Además, desaparecieron otros elementos clave, como un artículo que abordaba la gestión de las violencias que sufren las mujeres, especialmente las activistas climáticas, y otro sobre el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra, el control de los recursos naturales y su participación significativa en el ámbito político.
Aunque muchas de las propuestas debatidas en las negociaciones no se incluyeron en los acuerdos finales, lo cual es preocupante porque no protegen los derechos de todas las personas, especialmente las más vulnerables, valoramos que hayan llegado a la COP. Esto es un primer paso para que se incluyan en futuros acuerdos. Seguiremos luchando para que ocurra pronto e informaremos sobre los avances en esta nueva etapa del plan de trabajo de género.
¿Cuántas mujeres asisten a las cumbres del clima?
Es fundamental comprender la representación en las cumbres. Para realizar este análisis, hemos utilizado la lista de participantes proporcionada por la Convención Macro de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). En esta lista se incluye el título (Mr., Ms., Sr. o Sra....), lo que permite llevar a cabo un análisis de género, aunque este sea limitado a una perspectiva binaria.
Es importante señalar que, desde la COP28 del año pasado, la UNFCCC ha comenzado a usar títulos que no indican el género en inglés, como Dr., Prof., Embajador y Honorable, por ello, se ha podido analizar el género del 93.43% de las asistentes.
Observamos que de forma global, las cumbres están masculinizadas, aunque no en todos los espacios de la cumbre lo están. Si bien el número de mujeres funcionarias de Naciones Unidas es mayor que el número de hombres en esa categoría, en todas las demás ocurre lo contrario, salvo en las agencias especializadas que es aproximadamente paritario. Cabe reseñar el desequilibrio de género en la categoría que agrupa al mayor número de personas, las delegaciones de los países (parties). En esa categoría, las mujeres representan poco más de un tercio de las acreditaciones. Aún más grande ha sido el desequilibrio, este año, en las acreditaciones repartidas por el país anfitrión, Azerbaiyán, con un 70% de representantes masculinos. El desequilibrio se produce también entre los y las periodistas acreditadas en Baku, casi dos tercios han sido hombres. En cuanto a las ONG, la representación se acerca más a la paridad. En este sentido, sí queremos destacar el gran protagonismo que han tenido mujeres líderes del movimiento climático, tanto del Norte como del Sur global, para alzar la voz en la cumbre y trasladar las demandas de las poblaciones más vulnerables del planeta.
Fuente: Rebelión