El discurso anticasta de Milei "queda totalmente diluido" por escándalos de corrupción en el CongresoPor Juan Lehmann (SPUTNIK)
Un senador aliado al Gobierno fue expulsado tras haber sido detenido en Paraguay con 200.000 dólares sin declarar. Días atrás, el principal socio del oficialismo en Diputados fue denunciado por enriquecimiento ilícito. "Esto golpea al Ejecutivo: sin estos legisladores no hubiera conseguido ninguna ley", dijo a Sputnik un analista.
Dos hechos de presunta corrupción sacudieron el tablero político argentino y las esquirlas horadan la narrativa "anticasta" profesada por Javier Milei. El Senado expulsó al legislador Edgardo Kueider señalado por "inhabilidad moral" tras ser detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar. En la misma semana, el diputado Cristian Ritondo -jefe del bloque del principal socio del Gobierno en la Cámara baja- fue denunciado por presunto enriquecimiento ilícito.
En un hecho sin precedentes, el Senado reunió más de dos tercios de los votos requeridos para remover de su banca a un congresista. La noticia supone un duro revés para el Gobierno, que vio en Kueider un socio indispensable para la sanción de iniciativas claves como la Ley Bases -toral del programa económico-, que hubiera naufragado sin su apoyo dada la poca cantidad de escaños con los que La Libertad Avanza cuenta en el Parlamento.
El derrotero del senador es cuanto menos llamativo. Si bien fue electo por el peronismo en 2019 -en la misma boleta que Alberto Fernández y Cristina Kirchner-, ni bien Milei asumió la presidencia no dudó en saltar de bando y acompañar cada uno de los proyectos del libertario, abiertamente contrarios a la prédica justicialista.
La detención de Kueider en Paraguay con 211.000 dólares sin declarar -en su sexto viaje al país vecino en 2024- motivó la inmediata denuncia de la oposición. "Se compraron votos", disparó durante su discurso José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria en el Senado. "¿Qué le dieron a Kueider para cambiar de opinión?", se preguntó el dirigente peronista.
En espejo, el oficialismo hizo hasta lo imposible por evitar la expulsión del legislador señalado, dado que su reemplazante -quien iba segunda en la boleta del peronismo encabezada por Kueider- es una acérrima opositora, llamada Stefanía Cora.
Un senador de Milei confesó que el objetivo del Gobierno era que la sanción se limitara a una suspensión provisoria: "Teníamos la intención de esperar y suspender al senador Kueider. Al no tener número, vamos a votar por la expulsión", afirmó el legislador Ezequiel Atauche. Finalmente, la iniciativa fue aprobada por nada menos que 60 votos a favor y apenas seis en contra.
El segundo escándalo es menos flagrante, pero de primera magnitud. Cristian Ritondo, jefe de bloque de diputados del PRO -partido referenciado por el expresidente Mauricio Macri (2015-2019) y vital aliado del Ejecutivo- fue denunciado por presunto enriquecimiento ilícito a partir de una investigación periodística que reveló la participación de su esposa en un entramado de sociedades en paraísos fiscales, desde donde compró propiedades por un valor total superior a los 2,5 millones de dólares.
La causa tramitada en la Justicia Federal investiga la virtual "creación de sociedades comerciales y estructuras financieras no declaradas en países extranjeros y el ocultamiento de la adquisición de varios bienes inmuebles y el origen de los fondos para adquirirlos".
Al igual que Kueider, Ritondo desenvolvió un rol fundamental para la aprobación de las leyes del Gobierno (y también para el sostenimiento de los vetos presidenciales a las iniciativas de la oposición). Curiosamente, el bloque del PRO había impulsado el proyecto de Ficha Limpia, que buscaba impedir que personas condenadas por corrupción pudieran candidatearse a ejercer cargos nacionales.
Una mancha venenosa
"El Gobierno recibió dos fuertes reveses en 10 días para su relato. Es difícil explicar que dos alfiles legislativos están señalados por corrupción sin que peligre el discurso que juraba combatir a la 'casta política' y sus maniobras sospechosas", dijo a Sputnik el politólogo Santiago Giorgetta.
Según el experto, ambas causas contaminan la prédica oficialista. "Es ineludible que se trata de dos aliados del Gobierno. El atenuante es que no integran formalmente al oficialismo, por lo que puede no comprometer directamente a la figura de Milei".
"Es un golpe fuerte para el Gobierno pero que no termina de lastimarlo. Más que un problema moral, le genera inconvenientes prácticos: el oficialismo pierde un aliado fundamental en el Senado y, además, su reemplazante es alguien abiertamente opositora", apuntó el consultor.
Para Giorgetta, tras la expulsión de Kueider el oficialismo hará todo lo posible blindar su imagen. "Está claro que ahora Milei deberá cerrar filas para desligarse del legislador, pero es insoslayable el rol que desempeñó para el Gobierno, y la gratitud del oficialismo hacia él. El Ejecutivo buscó evitar su expulsión a toda costa", señaló.
Los límites del relato
Los efectos de ambos hechos exceden con creces a la dinámica meramente legislativa. Según Giorgetta, "la narrativa anticasta quedó absolutamente diluida: sin la denominada 'vieja política' Milei no hubiera podido conseguir ninguna de las leyes aprobadas por el Congreso".
Además, el politólogo remarcó que "la promesa de que el ajuste fiscal lo pagaría la casta terminó naufragando: el crecimiento de la pobreza hasta el 50% prueba que los más vulnerables fueron los más afectados".
"Es imposible gobernar Argentina sin alianzas políticas. Sin embargo, el costo que paga el oficialismo es que su principal eje discursivo orbitaba en torno a defender a la sociedad ante los privilegios de esa misma casta con la que terminó mimetizándose", destacó el analista.
Por Juan Lehmann (SPUTNIK)
Un senador aliado al Gobierno fue expulsado tras haber sido detenido en Paraguay con 200.000 dólares sin declarar. Días atrás, el principal socio del oficialismo en Diputados fue denunciado por enriquecimiento ilícito. "Esto golpea al Ejecutivo: sin estos legisladores no hubiera conseguido ninguna ley", dijo a Sputnik un analista.
Dos hechos de presunta corrupción sacudieron el tablero político argentino y las esquirlas horadan la narrativa "anticasta" profesada por Javier Milei. El Senado expulsó al legislador Edgardo Kueider señalado por "inhabilidad moral" tras ser detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar. En la misma semana, el diputado Cristian Ritondo -jefe del bloque del principal socio del Gobierno en la Cámara baja- fue denunciado por presunto enriquecimiento ilícito.
En un hecho sin precedentes, el Senado reunió más de dos tercios de los votos requeridos para remover de su banca a un congresista. La noticia supone un duro revés para el Gobierno, que vio en Kueider un socio indispensable para la sanción de iniciativas claves como la Ley Bases -toral del programa económico-, que hubiera naufragado sin su apoyo dada la poca cantidad de escaños con los que La Libertad Avanza cuenta en el Parlamento.
El derrotero del senador es cuanto menos llamativo. Si bien fue electo por el peronismo en 2019 -en la misma boleta que Alberto Fernández y Cristina Kirchner-, ni bien Milei asumió la presidencia no dudó en saltar de bando y acompañar cada uno de los proyectos del libertario, abiertamente contrarios a la prédica justicialista.
La detención de Kueider en Paraguay con 211.000 dólares sin declarar -en su sexto viaje al país vecino en 2024- motivó la inmediata denuncia de la oposición. "Se compraron votos", disparó durante su discurso José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria en el Senado. "¿Qué le dieron a Kueider para cambiar de opinión?", se preguntó el dirigente peronista.
En espejo, el oficialismo hizo hasta lo imposible por evitar la expulsión del legislador señalado, dado que su reemplazante -quien iba segunda en la boleta del peronismo encabezada por Kueider- es una acérrima opositora, llamada Stefanía Cora.
Un senador de Milei confesó que el objetivo del Gobierno era que la sanción se limitara a una suspensión provisoria: "Teníamos la intención de esperar y suspender al senador Kueider. Al no tener número, vamos a votar por la expulsión", afirmó el legislador Ezequiel Atauche. Finalmente, la iniciativa fue aprobada por nada menos que 60 votos a favor y apenas seis en contra.
El segundo escándalo es menos flagrante, pero de primera magnitud. Cristian Ritondo, jefe de bloque de diputados del PRO -partido referenciado por el expresidente Mauricio Macri (2015-2019) y vital aliado del Ejecutivo- fue denunciado por presunto enriquecimiento ilícito a partir de una investigación periodística que reveló la participación de su esposa en un entramado de sociedades en paraísos fiscales, desde donde compró propiedades por un valor total superior a los 2,5 millones de dólares.
La causa tramitada en la Justicia Federal investiga la virtual "creación de sociedades comerciales y estructuras financieras no declaradas en países extranjeros y el ocultamiento de la adquisición de varios bienes inmuebles y el origen de los fondos para adquirirlos".
Al igual que Kueider, Ritondo desenvolvió un rol fundamental para la aprobación de las leyes del Gobierno (y también para el sostenimiento de los vetos presidenciales a las iniciativas de la oposición). Curiosamente, el bloque del PRO había impulsado el proyecto de Ficha Limpia, que buscaba impedir que personas condenadas por corrupción pudieran candidatearse a ejercer cargos nacionales.
Una mancha venenosa
"El Gobierno recibió dos fuertes reveses en 10 días para su relato. Es difícil explicar que dos alfiles legislativos están señalados por corrupción sin que peligre el discurso que juraba combatir a la 'casta política' y sus maniobras sospechosas", dijo a Sputnik el politólogo Santiago Giorgetta.
Según el experto, ambas causas contaminan la prédica oficialista. "Es ineludible que se trata de dos aliados del Gobierno. El atenuante es que no integran formalmente al oficialismo, por lo que puede no comprometer directamente a la figura de Milei".
"Es un golpe fuerte para el Gobierno pero que no termina de lastimarlo. Más que un problema moral, le genera inconvenientes prácticos: el oficialismo pierde un aliado fundamental en el Senado y, además, su reemplazante es alguien abiertamente opositora", apuntó el consultor.
Para Giorgetta, tras la expulsión de Kueider el oficialismo hará todo lo posible blindar su imagen. "Está claro que ahora Milei deberá cerrar filas para desligarse del legislador, pero es insoslayable el rol que desempeñó para el Gobierno, y la gratitud del oficialismo hacia él. El Ejecutivo buscó evitar su expulsión a toda costa", señaló.
Los límites del relato
Los efectos de ambos hechos exceden con creces a la dinámica meramente legislativa. Según Giorgetta, "la narrativa anticasta quedó absolutamente diluida: sin la denominada 'vieja política' Milei no hubiera podido conseguir ninguna de las leyes aprobadas por el Congreso".
Además, el politólogo remarcó que "la promesa de que el ajuste fiscal lo pagaría la casta terminó naufragando: el crecimiento de la pobreza hasta el 50% prueba que los más vulnerables fueron los más afectados".
"Es imposible gobernar Argentina sin alianzas políticas. Sin embargo, el costo que paga el oficialismo es que su principal eje discursivo orbitaba en torno a defender a la sociedad ante los privilegios de esa misma casta con la que terminó mimetizándose", destacó el analista.