Patagonia

La "Suiza argentina", Norpatagonia andina como destino de la colonización y el desarrollo en el siglo pasado

Por Adrián Moyano

A nadie en el Viejo Continente se le ocurriría llamar "Europa patagónica" o algo así a las zonas de los Alpes y el Tirol. ¿Quiénes y por qué acuñaron la denominación? ¿Quién fue el primero en acuñar la expresión "Suiza argentina" para expresar que la zona donde luego se erigiría Bariloche debía seguir el ejemplo centroeuropeo? ¿Por qué prevalece el tamaño del eurocentrismo? Queremos decir: a nadie se le ocurriría en la Confederación Helvética o resto del Tirol denominar a esas geografías como la "Patagonia europea". Tampoco valerse de algún concepto similar.

La franja cordillerana del norte de la región que así se caracterizó -Suiza argentina- no solo llamó la atención de quienes escribieron las primeras descripciones, también se valoró de manera diferenciada al resto de la región y se representó en diversos proyectos territoriales y mapas. En palabras del historiador Pedro Navarro Floria, se ideó como "utopía agraria" y correspondió a Ramón Lista la instalación de tan peculiar denominación.

En el trabajo que tituló "Procesos de resignificación, desarrollos locales y formación territorial en los Territorios Nacionales. El caso de la Suiza argentina entre los siglos XIX y XX", el recordado investigador mencionó a quienes se encargaron de instituir el concepto que todavía perdura, es decir, de comparar estas latitudes con sus similares europeas.

La investigación menciona que en la "Descripción de la Confederación Argentina" que el francés Martin De Moussy publicó en 1860, "se destaca a la región de los lagos luego chilenos y de la cordillera norpatagónica que más tarde sería argentina, como la Suisse sudaméricaine . Unos años después Ramón Lista, fundador y alma mater de la Sociedad Geográfica Argentina, extendería el uso del topónimo Suiza argentina para referirse a la vertiente oriental de los Andes patagónicos ya sus recursos económicos".

Hubo otros exploradores y científicos del área que se refirieron "a ella como a un pedazo de Suiza trasplantado al suelo argentino", entre ellos, el alcalde Jorge Rohde, quien lideró una expedición desde el río Ñirihuau hacia el Seno del Reloncaví, al que confundió. con el lago Gutiérrez. "En el marco del conflicto de límites entre Argentina y Chile, entonces, la representación fue apropiada para designar como argentina a la franja andina patagónica disputada entre ambos países, es decir, las tierras contenidas entre la línea de las más altas cumbres al oeste y la divisoria de aguas al este", añadió Navarro Floria.

En su investigación encontró que "los exploradores argentinos de fines del siglo XIX -y en particular los del Instituto Geográfico Argentino- se entusiasmaron en la contemplación, la descripción, la evaluación y el goce anticipado de la Suiza argentina recortando pronto su alcance territorial hasta identificarla con la microrregión de los lagos de la Norpatagonia andina. En el proceso de valorización diferenciada de recursos producido por el primer ciclo de exploraciones inmediato a la conquista de la región, esa zona, junto con los valles fluviales -potenciales oasis agrícolas regionales-, constituyeron los objetos de representación preferencial, en función de la potencialidad productiva de sus suelos".

Consideró el historiador que "si la representación de la Suiza argentina funcionó, en el momento de la conquista de la Patagonia, como prototipo para la resignificación de toda la región como fértil y rica, a fines del XIX y principios del XX operaba también como prototipo para el diagnóstico del fracaso del Estado y de la falta de iniciativas que pusieran en valor a la región entera. Esa puesta en valor de la Suiza argentina, entendida como la articulación de la región en el sistema económico nacional y con la división internacional del trabajo, era pensada en términos de desarrollo productivo agropecuario". Como sabemos, la economía de la zona adoptó finalmente otros rumbos.

En ese contexto, "en las décadas inmediatamente posteriores a la conquista argentina se construyeron distintas representaciones acerca de los paisajes diferenciados de la Patagonia Norte, que configuraron una serie de futuros contingentes y distintos para la región norpatagónica". Una primera, "la idea de la franja norpatagónica como corredor bioceánico, que, con mayor o menor grado de sustento en estudios de factibilidad, imaginaba una Norpatagonia relacionada con los mercados externos a través de los ferrocarriles, uno de los artefactos característicos de la era industrial".

Una segunda, "la idea de una Norpatagonia como región de colonización agrícola mediante el esfuerzo transformador del hombre volcado en la realización de obras de riego, proyecciones que asignaban un rol activo al Estado como hacedor y como regulador tanto de obras públicas como de los flujos inmigratorios". Y la tercera, la idea de la "Suiza argentina" que se apoyó "en la comparación con la Europa montañosa y rural, que proponía una Norpatagonia andina como destino de la colonización y del desarrollo".

Completó el investigador que "de estos tres objetos preferenciales de valorización, la representación de la Suiza argentina, en la medida en que no se plasmaba en proyectos concretos de acción, sino que se limitaba, al menos inicialmente, a constatar la presencia de determinados elementos. valiosos -suelos, clima, recursos hídricos, bosques, minerales, etcétera- que recordaban a la Suiza original, fue la imagen que permaneció con mayor carga utópica y con menor grado de materialización". A más de 100 años de aquellas comparaciones, tal vez sea momento de llamar a estos pagos por su nombre, sin emulaciones antojadizas.

Fuente: El Cordillerano