Política

La trelewense Valentina Bassi se desmarcó del ajuste: "No se puede tratar a personas con discapacidad como corruptos"

Por Laura Gomez

El jueves pasado se estrenó en Flow Un León en el bosque, serie escrita y dirigida por Mariano Hueter que narra la historia de una familia cuyo hijo tiene trastorno del espectro autista (TEA) y problematiza la falta de empatía que circula en la sociedad. Julieta Cardinali y Federico D'Elia interpretan a los padres y Valentina Bassi encarna a la terapeuta. En diálogo con Página/12, la actriz asegura que le gustó "estar del otro lado" -su hijo Lisandro tiene autismo- y dice: "Yo he visto pasar tantos terapeutas en la vida de Lisandro que me parecía muy atractivo ese desafío".

Bassi subraya que le interesó participar del proyecto por su calidad. "Yo ya había trabajado con el equipo de Mariano Hueter en El sabor del silencio el año pasado y me gusta cómo trabajan, sabía que la serie iba a tener calidad estética y visual, con buenos actores y buenos compañeros; Juli y Fede son actores que respeto muchísimo. Cuando me dijo de qué se trataba, me pareció más interesante aún. Leí el guión y me gustó mucho. Como actriz me gusta formar parte de proyectos que me interesen".

Para el director se trataba de un proyecto muy personal porque su sobrino tiene TEA. "Él necesitaba hacer esta serie", remarca Bassi. En relación a las repercusiones, sostiene que "era un enigma lo que iba a suceder" y se alegra del resultado final: "Arrancó muy bien. Es una de las series más vistas y eso no suele suceder la primera semana. La respuesta fue hermosísima: un montón de gente me escribió, incluso varios terapeutas de Lisandro porque aproveché para hacer pequeños homenajes a algunos profesionales con los que fuimos creando lazos hermosos en estos años. Fue un airecito fresco en este desconcierto en el que estamos metidos".

-¿Qué descubriste con este papel? Los terapeutas cumplen un rol importante en los tratamientos, ¿no?

-Los terapeutas son importantísimos para la vida de la persona con discapacidad y su familia. Si no son buenos profesionales, pueden dañar. Pero también pueden ser un gran alivio. Yo tuve bastante suerte con Lisandro; por nuestra vida pasaron terapeutas que nos hicieron mucho bien. Para mí fue la posibilidad de homenajear a aquellos profesionales que laburan como locos; trabajar con un niño con discapacidad es un montón, hay que poner el cuerpo, el alma y la atención. Admiro mucho ese trabajo porque cada paciente es un mundo diferente, con sus particularidades y desafíos.

Sobre los cambios que hubo en los últimos años a raíz de las campañas y una creciente visibilización, Bassi cuenta que antes no había tanto conocimiento sobre TEA, entonces "todo era más áspero". "Cuando voy por la calle generalmente me miran mucho porque Lisan va haciendo quilombo y yo voy corriendo atrás. Al principio eran caras raras, me llegaron a decir que le faltaban límites, me gritaron 'educalo'... Eso ya no lo escucho tanto y me parece que es porque existe cierto grado de concientización", apunta. "En algún lugar hay una sociedad que está dispuesta a acompañar ese proceso y lo celebro".

Al igual que la serie, Valentina intenta generar un discurso diferente en relación a las demandas que pesan sobre la maternidad. "Se nos coloca en el lugar de madraza. Hay muchas presiones que te obligan a ser la mejor madre del mundo y la verdad es que hacemos lo que podemos, hasta donde podemos y como podemos. A veces es un lío y eso está contado en la serie. Empaticé mucho desde ese lugar", confiesa. Hoy el sector de discapacidad se encuentra en emergencia y Bassi detalla algunas cuestiones: "Gracias a la movilización que hicimos hace algunos meses, la desregulación del nomenclador único quedó en pausa. Es una muy buena noticia porque iba a volar todo por los aires y se iba a acentuar la desigualdad. Las personas con discapacidad y sus familias siempre están luchando para que se respeten sus derechos. Eso pasa con todos los gobiernos, pero lo que está sucediendo ahora es exponencialmente más grave". (N. de la R.: Esta semana se realizó una nueva y masiva manifestación)

-El sector enfrenta una situación muy vulnerable en materia de políticas públicas. ¿Cuáles son las demandas?

-Hay varias cuestiones: el incumplimiento del cupo laboral dentro del Estado, la pérdida del derecho a pasajes gratis de media y larga distancia, la quita de pensiones o los aranceles fijados para transporte, terapeutas, acompañantes terapéuticos, centros de día y escuelas especiales. Es tan bajo que sólo alcanza para cubrir el 50% de los costos operativos, por lo tanto, algunos centros cierran y otros se endeudan para no cerrar o bajan la calidad prestacional. Todo empieza a achicarse y, si seguimos así, la crisis se profundizará cada vez más. Estamos muy preocupados. Lo que queremos es que haya igualdad de condiciones entre las personas con discapacidad, que todos puedan acceder a los apoyos sin importar su condición social. Ese es el norte y es lo que hoy se está desmembrando. Siempre fue difícil pero ahora es mucho peor y es más cruel porque viene acompañado de campañas de desprestigio. No se puede tratar a las personas con discapacidad como corruptos. En Argentina existe una gran Ley de Discapacidad pero se tiene que cumplir y los aranceles que fija el Estado deben ser consecuentes con los gastos.

Un León en el bosque no es el único proyecto que la involucra por estos días; el 24 de noviembre se estrenará Nuestro reino, un cortometraje escrito y dirigido por Maximiliano Wurzel (quien tiene TEA) con protagónicos del joven activista Ian Galo y Laura Novoa en el que Bassi también participó. Además, está nominada a los Premios ACE como Actriz Protagónica en Drama y/o Comedia Dramática por Salvajada, obra dirigida por Luis Rivera López y escrita por Mauricio Kartun a partir del cuento "Juan Darién" de Horacio Quiroga. "Tenemos diez nominaciones y no podemos más de contentos. Estoy muy agradecida, fue una experiencia de mucho aprendizaje. Tenemos muchas ganas de seguir pero hay que combinar agendas y encontrar el teatro indicado".

Consultada sobre la actual situación en el campo cultural, dice: "A mí me atañe la salud, la educación y la cultura porque trabajo como actriz y tengo un hijo con discapacidad. La verdad es que son sectores muy atacados y demonizados. Es una pena. Sin embargo, no dejamos de trabajar y seguimos haciendo. Hay algo que nos une al hacer y ver teatro. No lo van a matar".

Fuente: Página/12