Géneros

Chubut avanza con la participación femenina en el mercado de trabajo, pero tiene una de las brechas salariales más alta

En los últimos cinco años en los distintos conglomerados de la provincia del Chubut las mujeres han logrado incorporarse a sectores de trabajo tradicionalmente ocupados por varones. Se trata de casos regionales que reflejan una tendencia nacional de participación femenina en el mercado de trabajo, que siempre ha estado por debajo de la masculina. La falta de acceso a ciertas carreras, los obstáculos del mercado laboral y la todavía notable brecha en la distribución de las tareas domésticas y de cuidado son algunos de los factores que han colaborado a este fenómeno. Si bien los indicadores económicos más recientes muestran un crecimiento en la participación de las mujeres en la actividad laboral, el escenario general todavía está lejos de la equidad.

Soledad Huentequeo, Analía Vega y Carol Levien se sumaron, a mediados de agosto, como choferes a la empresa de transporte público Patagonia, un ámbito laboral históricamente masculinizado.

Ver: Érica, la chofer de colectivos que pelea contra Goliat: solo hay 925 mujeres conduciendo, frente a 376.000 varones

Un mes más tarde, Urbana anunció la incorporación de cuatro recolectoras mujeres, tras un acuerdo entre la empresa de recolección de residuos y la regional del sindicato de Camioneros. Nahir Chávez, Gabriela Cárdenas, Beatriz Ramos y Daniela Acosta iniciaron su capacitación en junio y hoy marcan el ritmo en un oficio que hasta el momento había sido exclusivamente ocupado por varones.

Este proceso había iniciado en 2013 cuando la empresa abrió el camino a la incorporación de barrenderas. En 2021, Mariana Pérez y Lorena Díaz se sumaron como choferes de los camiones recolectores. Urbana indicó que actualmente son más de 30 las trabajadoras que, en distintos roles, ocupan puestos de trabajo en la empresa.

En la misma línea, en agosto de este año Trelew incorporó a Micaela al transporte urbano de la ciudad, convirtiéndose en la primera mujer chofer de la localidad, quien ahora está al frente del recorrido de la Línea 4.

En 2022, la ciudad ya había sido pionera en este sentido, al incorporar a una mujer en tareas de riesgo -de las cuales suelen ser excluidas- en la Cooperativa Eléctrica de Trelew. Desde entonces, Nadia desarrolla tareas como personal operativo en el sector de Corte y Conexiones.

Más que casos aislados, muestran una tendencia que ha ido aumentando en los últimos años. Las cifras generales, sin embargo, reflejan un panorama en el que la desigualdad sigue siendo frecuente.

Las cifras de la desigualdad

Pese a los casos de ruptura con espacios masculinizados, en el mercado de trabajo aún se sostienen distintas brechas de género que impiden un acceso más amplio para las mujeres. Otros condicionantes como la carga de las tareas domésticas y de cuidado son fundamentales para explicar por qué todavía no se puede hablar de igualdad. Las fluctuaciones de la participación femenina en los últimos cinco años dan cuenta del impacto de distintos procesos socio-económicos en las mujeres -tales como la pandemia, donde se registró un aumento de su participación en el mercado de trabajo- como de las políticas en materia de género que han abierto, paulatinamente, el acceso.

En 2017, la tasa de actividad general en Patagonia era de 56%, con una amplia brecha entre varones y mujeres: la tasa de actividad de los primeros ascendía al 67,3% y la segunda se situaba en 45,1%.

La tasa femenina sólo era mayor en relación al empleo no registrado, que en general era de 18,7%: de 20,3% para las mujeres y 17,4% para los varones.

De acuerdo a un estudio de IDELAS (Instituto Superior de Estudios Laborales y Sociales, perteneciente a la UCA) en el inicio de la crisis sanitaria por COVID-19 se registró, por primera vez en las estadísticas oficiales del INDEC, una cifra mayor de mujeres que se presentaron a buscar un empleo remunerado. Tradicionalmente, la población masculina registra mayores niveles de actividad e inserción en el mercado laboral.

A partir del relevamiento de 31 aglomerados urbanos que releva el INDEC a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), los datos aportados por Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial y la Encuesta de Indicadores Laborales y estadísticas de la Seguridad Social, el informe da cuenta de la elevada participación femenina en el tercer trimestre 2020, como fenómeno excepcional que se explica, en parte, por la crisis económica generada por la pandemia, pero muestra también el paulatino protagonismo de las mujeres en el mercado laboral argentino.

El documento detalla que la tasa de actividad de las mujeres "tras caer de un promedio 2003 a 2019 de 38% a 32,7% en el segundo trimestre 2020, cuando rigió el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, rebotó al máximo de la serie de 48,8%, en contraste con los varones que de una media de 54,9% de la población del segmento se derrumbó a 36,3% en el tercer cuarto de 2020".

Históricamente, la tasa de participación de la franja masculina superaba a la femenina en más de 17 puntos porcentuales (55% a 38%), brecha que se ha ido cerrando lentamente, aunque con algunos períodos de aumentos de 1 o 2 puntos.

Las cifras de algunos conglomerados de la Patagonia se expresan en el mismo sentido. A pesar de que la tasa de actividad femenina supera por varios puntos a la masculina, en general también suele ser mayor en los niveles de desocupación y empleo no registrado, tendencia histórica que, aún con fluctuaciones, se mantiene hasta la actualidad.

En Comodoro Rivadavia, en el tercer trimestre de 2020, la tasa de actividad femenina se situó en 51,2%, frente a un 27,9% masculina, el empleo en un 50,7% versus 27,6%, la desocupación en 2,7% versus 1,3% y el empleo no registrado en 16,1% versus 28,9%.

En el conglomerado Rawson-Trelew la actividad femenina fue de 50,7% frente a 36,6% masculina, el empleo de 46,8% versus 33,8%, la desocupación de 7,6% versus 7,5% y el empleo no registrado de 19,6 versus 14,6%.

Un documento de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género indicaba que, en el primer trimestre 2022, en Chubut vivía el 1,4% del total de las y los ocupados a nivel nacional, un total de 255.198 personas. Entre las ramas que generan mayor empleo, se destacaron: comercio, administración pública y defensa y enseñanza. En este sentido, se aprecia una marcada diferencia entre áreas feminizadas, que coinciden con mayores niveles de precarización y menores niveles de ingresos.

La tasa de empleo de las mujeres se situaba en 47,9% frente a 64,1% de los varones, con una brecha de ingresos que alcanzó el 35,9%.

En el porcentaje de ocupación por sexo, las mujeres representan el 98,5% de las y los trabajadores de casas particulares y el 71,2% en el sector Enseñanza, mientras que los varones ocupan el 95,7% en las actividades primarias y el 96,5% en la Construcción, valores que se han mantenido relativamente estables hasta la actualidad.

Chubut, con la brecha salarial más alta del país

La falta de participación de las mujeres en el mercado de trabajo no es accidental: distintas brechas se concatenan para limitar las posibilidades no sólo de acceso sino de ascenso de la población femenina, situación que se profundiza en los sectores con una tendencia histórica a la masculinización.

Un trabajo conjunto de la CIPPEC junto a OIT, ONU Mujeres y PNUD explica que, en general, son tres las brechas a las que se enfrentan las mujeres: acceso, trayectoria y puestos de decisión.

Respecto a la primera, detallan que "si bien la tasa de actividad femenina creció marcadamente desde la década de 1970, el aumento se estancó a partir de los 2000 y hoy persiste una brecha de género en la participación laboral: un 58% de las mujeres trabaja o busca trabajo, mientras un 80% de los varones lo hace (EPH, 1t 2018)".

Es decir que las mujeres tienen más probabilidades de ser excluidas del mercado de trabajo, especialmente si pertenecen a los quintiles de ingresos más bajos, tienen hijos menores de 6 años, son más jóvenes y han alcanzado niveles educativos menores.

A la inversa, son quienes más tiempo dedican al trabajo no remunerado y el cuidado de otras personas en el hogar: "Casi el doble de mujeres que de varones cuidan, y ellas dedican 2 horas más por día que ellos a esta tarea (6 contra 4)".

Sin embargo, incluso cuando logran insertarse en el mercado laboral, enfrentan peores condiciones, lo que se conoce como brecha de trayectoria. De acuerdo al informe de CIPPEC, "ellas están más expuestas al desempleo (11%), la subocupación demandante (13%) y la informalidad laboral (36%) que los varones (8%, 9% y 31%, respectivamente)".

En este sentido, se enfrentan con "paredes de cristal", al participar más en los sectores menos dinámicos y peor remunerados de la economía, lo que provoca a su vez una brecha salarial: en los 4 sectores más masculinizados, el salario promedio es 58% mayor que en el caso de los 4 feminizados, en base a la EPH 2018.

"Los contextos de crisis económica ponen en jaque la estabilidad y calidad de las trayectorias en el empleo tanto de varones como de mujeres. Ya sea si ellas aumentan su participación en el mercado de trabajo (para suplir una caída de ingresos en el hogar) o la disminuyen (dada una tensión, por ejemplo, en los esquemas de provisión de cuidados), las situaciones de incertidumbre e inestabilidad económica exacerban los obstáculos que ya de por sí enfrentan en mayor medida las mujeres, especialmente aquellas que se encuentran en los primeros quintiles de ingreso", enfatiza el informe.

La tercera brecha se refiere a la diferencia por sexo en los puestos de decisión, donde se aprecia una tendencia marcada a la masculinización. Si bien las mujeres participan en gran parte en el mercado laboral, su presencia va disminuyendo en la medida en que ascienden las jerarquías y se enfrentan al techo de cristal.

En el sector privado, el 72% de los puestos de decisión son ocupados por varones, incluso cuando, en el resto de los puestos del sector, ellas representan el 42% de la dotación. En el sector público la situación es similar: 6 de cada 10 funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial de todos los niveles de gobierno son varones, escenario que se profundiza a medida que escala la jerarquía de cualquiera de los tres poderes a nivel nacional.

Aunque con fluctuaciones, después del pico del 2020 y más estable desde mediados del 2021, la tasa de actividad de las mujeres ha permanecido en valores superiores al 50%. De acuerdo a los datos recogidos en el informe "Igualar: La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción" (primer trimestre 2023), elaborado por el ex Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, en el primer trimestre de 2023 alcanzó el 52,2%, un récord histórico desde que se comenzaron a publicar los registros de la nueva EPH en 2003.

"En un escenario general de aumento de los niveles de informalidad, la brecha de género registró un leve incremento interanual, pasando de 4,2 a 4,7 puntos porcentuales", señala.

El panorama general de este período no dista de los años anteriores: las mujeres continúan siendo relegadas a actividades con menor remuneración, con menor acceso a los puestos directivos y mayores dificultades a la hora de conciliar la trayectoria laboral y las tareas domésticas y de cuidado.

En el 2023, la brecha nacional bajó 3,5 puntos porcentuales respecto del primer trimestre del 2022, bajando del 28,5% al 25%. En algunas regiones, sin embargo, alcanzó hasta 10 puntos más. Es el caso de Chubut y Santa Cruz, que en 2023 lideraron el ranking de las provincias con mayor brecha salarial de todo el país, alcanzando el 35%. En el conglomerado Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, la brecha alcanzó la cifra más alta de todo el país, con 47,3%.

Y aunque este año Chubut muestra una importante baja (30%), continúa estando entre las provincias con brechas más altas, al lado de La Pampa (35,9%), Neuquén (33,1%) y CABA (29,7%).

Ver: "La deuda es con nosotras": Chubut y Santa Cruz entre las provincias con mayor brecha salarial de género

A nivel nacional, se observan disparidades en la subocupación (que es 4 puntos mayor en las mujeres) y la informalidad (con una brecha de 4,7 puntos porcentuales).

"Las mujeres están más expuestas a trabajos precarios, sin acceso a la seguridad social (aportes jubilatorios, obra social, entre otros) ni al resto de los derechos laborales", remarca el informe Igualar.

Y si bien la participación de las mujeres en ciertos espacios de trabajo comienza a ser la norma, los liderazgos femeninos todavía son escasos: "Las mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder a puestos de dirección y de toma de decisiones en el mundo del trabajo, el empleo y la producción. Solo el 5,4% de las mujeres ocupadas están en cargos de dirección o jefatura mientras que en el caso de los varones dicho indicador alcanza el 8,5%. Esta brecha de 3,1 puntos porcentuales se incrementó en 0,5 puntos porcentuales con respecto al mismo período de 2022.

Los ejemplos locales reflejan una tendencia global de aumento de la participación femenina en sectores históricamente masculinizados. En el empleo minero, por ejemplo, la participación de las mujeres creció del 8% al 12% en los últimos cuatro años, en el sector energético aumentó del 15% al 19% y en el sector financiero avanzó del 11% al 14% en el mismo período. Y si bien marcan el camino hacia una participación plena de las mujeres en el mercado laboral, también reflejan las múltiples y persistentes barreras a las que se enfrentan para llegar allí.