Tecnología

"Es inevitable": la inteligencia artificial se afianza en la política cotidiana

SPUTNIK

El hacker y activista Pedro Markun lanzó una candidatura híbrida al Ayuntamiento de la ciudad brasileña de Sao Paulo, con una inteligencia artificial (IA), Lex, desarrollada por el propio experto en tecnología. ¿Ha llegado el momento de que la IA entre en la política?

En el mundo educativo y bélico, en el empresarial y en la vida cotidiana, la IA está cada vez más presente y ahora, con la candidatura de Markun, podría entrar definitivamente en la política. "Es inevitable", afirma el candidato de Rede Sustentabilidade. En su comentario a Sputnik señala que es un fanático de este formato de candidaturas colectivas, habiendo sido candidato del Caucus Activista en 2016 y uno de los colaboradores en 2018.

"La colectividad de inteligencias es beneficiosa", expresa.

En lugar de recurrir a un mandato colectivo con otras personas, en 2024 Markun optó por compartir su posible mandato con Lex, una IA desarrollada por él mismo. La idea, dice el candidato, "no es eliminar la inteligencia humana de la ecuación".

"Lo que no podemos hacer es negar que en los últimos años ha surgido un nuevo tipo de inteligencia, la IA generativa, capaz de leer, procesar y capturar millones de datos e información al mismo tiempo", destaca.

Agrega que esta herramienta mejorará el trabajo de los legisladores, dándoles acceso no solo a toda la legislación federal, estatal y municipal de forma sencilla, sino también a bases de datos. Por ejemplo, las del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) y el Ayuntamiento, y a una vasta literatura científica que puede ayudar a formular políticas públicas eficientes, precisa.

En este último punto, subraya Markun, reside la gran baza de Lex: su transparencia. A diferencia de IA como ChatGPT de OpenAI y Gemini de Google, que se entrenan a partir de cualquier dato recogido online, la IA creada por Markun tendrá su biblioteca abierta, para que los ciudadanos puedan entender de dónde proceden sus opiniones sobre temas como sanidad, educación o economía.

En 2016, Microsoft lanzó Tay, un chatbot de inteligencia artificial que, en menos de un día, empezó a pronunciar frases racistas y nazis debido a que aprendía de las interacciones con los usuarios.

Este es el peligro, comenta Markun, de hacer una IA sin pensar explícitamente en la relación. En su opinión, existe el riesgo de tomar todos los problemas que sabemos que tiene la IA, como los sesgos cognitivos, la alucinación, la falta de contexto, e inyectarlos en la política.

"Le hemos dado un amplio abanico, limitándola por principios inmutables como los derechos humanos. Así que no lee 'Mi lucha' de [el líder de la Alemania nazi Adolf] Hitler (...) Lex no cree que la Tierra sea plana ni que el hombre no haya ido a la Luna. Todo en lo que la comunidad científica está de acuerdo pertenece a Lex", explica.

La IA de Markun está disponible para hablar con los votantes las 24 horas del día a través de WhatsApp. Según el activista, esto representa una revolución que sitúa a Sao Paulo no solo en la frontera de la innovación tecnológica, sino que también "afina el futuro de la participación ciudadana".

A pesar de todo este optimismo, el creador de Lex afirma que no es probable que la era del gobierno de las máquinas llegue pronto, al menos no en los próximos 20 años.

"Es un escenario improbable, pero los primeros indicios de que ocurrirá están ahí", asegura.

A su vez, Filipe Medon, profesor de la Fundacao Getulio Vargas (FGV) Direito Rio, señala que la IA ya se utiliza en la administración pública en diversos ámbitos, no solo para formular políticas públicas, sino también como forma de agilizar las actividades cotidianas de oficina.

"La inteligencia artificial puede ser muy buena para identificar correlaciones entre datos aparentemente desconectados y señalar buenas formas de avanzar, además de ser útil para orientar fondos identificando lagunas y áreas prioritarias", indica.

Sin embargo, el profesor subraya que el factor humano sigue siendo la principal limitación de estas herramientas.

"Nada de esto puede hacerse sin intervención humana. Cualquier uso de la inteligencia artificial por parte de los poderes públicos es muy grave", explica.

Actualmente, estas tecnologías siguen incurriendo en errores que son evitables o subsanables con una supervisión adecuada. Es el caso de las herramientas de reconocimiento facial que, en Río de Janeiro, clasificaron erróneamente a un ciudadano como prófugo de la justicia.