Necesidad y riesgo: Torres busca reactivar la actividad petrolera acelerando concesiones y bajando regalíasPor Marcelo García
El nuevo gobierno de Ignacio Torres parece asumir el riesgo de cobrar menos regalías al distribuir las áreas petroleras con mayor celeridad y sin pasar por la Legislatura. El objetivo de corto plazo es reactivar la menguada producción petrolera, pero podría generar perjuicios para los ingresos de la provincia y alentar cierta discrecionalidad. El cuadro crítico que heredó y el fracaso de Arcioni en sus intentos dirigidos al sector exigen decisiones de fondo.
Las operadoras ya han sido beneficiadas en el pasado con leyes y extensiones de concesiones hasta por 40 años, especialmente en la primera época de Mario Das Neves, pero los niveles productivos siguen declinando y siempre parece terminar siendo el Estado quien debe resignar ingresos frente a las grandes compañías privadas.
La privatización de YPF como madre de todos los problemas
Todos estos descalabros en materia petrolera e inclusive el desinterés de la propia YPF con mayoría accionaria estatal son producto del brutal proceso de privatización concretado en los años '90, que hoy sigue haciendo pagar a Chubut sus consecuencias negativas. Al mismo tiempo acecha el fantasma de la privatización, ahora de la mano de los libertarios.
Los problemas de Chubut en materia petrolera son una constante desde que la otrora YPF estatal fue desguazada y puesta en manos del capital privado del sector.
La instrumentación de la provincialización de los yacimientos que inició la Constitución del '94 dejó debilitados a los Estados provinciales a la hora de negociar y poner condiciones frente a las grandes corporaciones.
Desde que el Estado centralizado se corrió, abandonó el rol directriz de la exitosa y superavitaria vieja YPF y dejó todo en manos del mercado y el sector privado, la situación fue empeorando de manera constante hasta llegar a las problemáticas actuales.
Con las prioridades puestas por casi todas las petroleras en Vaca Muerta, donde Nación sigue subsidiando la extracción gasífera con fondos estatales, el resto de las cuencas y especialmente la del Golfo San Jorge se encuentran a la deriva en manos de los designios empresarios.
Las condiciones para explorar, explotar e invertir en materia hidrocarburífera son definidas por las operadoras privadas y el Estado -inclusive el nacional- son rehenes del sector que marca el pulso de la actividad y es beneficiado con subsidios estatales, bajas de retenciones, seguridad jurídica y otras medidas que toman los Estados.
El dueño de los recursos naturales es el Estado -provincial o nacional- y el capital privado no tiene otra opción que negociar con ellos para poder seguir desarrollando sus suculentos negocios.
Sin embargo las políticas y los pensamientos de la clase dirigente han sido formateados y ahora los libertarios pretenden chipear a la sociedad con conceptos que solamente imponen más saqueo y perjuicios para los Estados.
No conforme, la gestión de Javier Milei quiere ir aún más a fondo para desguazar lo poco que queda de una YPF estatal que se maneja más como una petrolera privada que como una empresa del Estado; incluyendo también la intención de rifar Vaca Muerta y sus recursos al mejor postor.
Los cambios normativos y las áreas de YPF
Como consecuencia de las constantes mermas productivas que se vienen generando en Chubut desde que las petroleras decidieron ir mudando sus inversiones hacia la apetitosa Cuenca Neuquina, los problemas se potenciaron para Chubut.
La provincia viene históricamente entrampada por la deuda en dólares que se paga con regalías petroleras y la menor cantidad de barriles que se extraen de los yacimientos chubutenses y reducen los ingresos provinciales, que no se salvan ni siquiera con devaluaciones como la inicial de "Toto" Caputo.
Ignacio Torres envió dos proyectos de ley a la Legislatura con la finalidad de agilizar la entrega de concesiones y obtener rápidos fondos frescos aunque deba ceder puntos de regalías.
La estrategia de Torres parece ser compensar la caída de la producción de los grandes yacimientos provinciales con la puesta en marchas de áreas más maduras y paralizadas para esa manera sustituir la pérdida de regalías que vienen experimentando la provincia desde hace largos meses.
Para conseguirlo envió dos proyectos a la Legislatura. El primero es el Proyecto 9/2024 y justamente busca sortear el tratamiento legislativo de las nuevas concesiones petroleras para que el poder de entregar las concesiones quede exclusivamente bajo la órbita del Poder Ejecutivo. De esta manera el Gobierno provincial busca "agilizar" los otorgamientos de las nuevas áreas para la explotación de otras operadoras que aún se desconocen quiénes pueden ser.
El segundo proyecto introduce nuevos ítems para esas concesiones que adjudique de manera directa el Ejecutivo. En el Proyecto 10/24 se plantea la eliminación de la obligatoriedad de asociarse por parte de las nuevas operadoras con Petrominera Sociedad del Estado y que los períodos de vencimiento comenzarán a operar en los próximos 3 años, además de contemplar lo que sería la reversión de áreas de YPF en Chubut.
La otra modificación de importancia se vincula a la reducción o eximición del pago del Bono de Compensación de los Hidrocarburos que fue incluido en el proceso de renegociaciones iniciado por Mario Das Neves y que estipulaba un pago extraordinario que rondaba entre el 3 y 4% extra de regalías petroleras, las que luego eran coparticipadas con los principales Municipios productores.
En verdad elimina el piso del 3% de canon adicional dejando librada la posibilidad de no cobrarlo o achicarlo entre el 0 y el 4%, habilitando la posibilidad de condonación por parte del propio gobierno aduciendo que "El Poder Ejecutivo podrá eximir del pago del Bono de Compensación de los Hidrocarburos para el Desarrollo Sustentable, teniendo en cuenta la productividad, condiciones y ubicación de los pozos, en aquellas áreas hidrocarburíferas que por sus características lo justifiquen".
En todo este nuevo marco normativo encajan las áreas concesionadas que YPF abandonaría en Chubut y que ya concretó esta semana con el gobernador Claudio Vidal en Santa Cruz, por lo que se presume que en breve lo haría también Torres.
Una de esas áreas que ten apetecibles se muestran y que no estarían siendo explotadas en Comodoro Rivadavia es la de Campamento Central donde la otrora YPF mosconiana inició las actividades petroleras hace más de un siglo.
El fracaso de la renegociación anticipada de Das Neves
El fracaso de las negociaciones anticipadas que efectuó Das Neves en el 2007 terminó mostrando que ni siquiera dándole a las operadoras seguridad jurídica por 40 años, ya que los vencimientos operaban originales eran por 30 años hasta el 2037 y podían extenderse por 10 años más hasta el 2047, es suficiente para que las compañías privadas cumplan sus compromisos de inversión y producción en la provincia.
Cuando el fallecido gobernador firmó en abril del 2007 la renegociación con Pan American Energy, la primera de las renegociaciones que estableció con la principal operadora de la provincia, Chubut había producido en el 2005 poco más de 58 millones de barriles de crudo y en el 2006 los había elevado a 60,3 millones.
Esa cifra del año anterior la renegociación no fue superado en ninguno de los 16 años posteriores que ya lleva en vigencia el acuerdo que le dio a las operadoras seguridad jurídica y una larguísima extensión en el tiempo de las concesiones.
Si bien hasta el 2011 los niveles de producción chubutenses se mantuvieron relativamente estables y con pequeñas bajas, desde el 2012 y con la irrupción de Vaca Muerta en tiempos de los subsidios kirchneristas la producción chubutense comenzó a decrecer de manera constante hasta llegar al pico más bajo que terminará registrando 2023 con no menos de 50 millones de barriles anuales.
A pesar de la renegociación anticipada y por 40 años, la provincia perdió en 16 años poco más de 11 millones de barriles en sus niveles de extracción petrolera.
En los últimos dos años el precio del crudo Escalante estuvo por encima de la media y superó los 70 dólares el barril, lo que generó más ganancias a las operadoras que sin embargo no se traducen en beneficios para la provincia con más producción y más regalías.
Torres: necesidad y riesgos
La jugada de Torres está marcada por la necesidad de encontrar una alternativa que le posibilite cubrir parte de los ingresos que se esfuman por regalías como producto de la menor producción, emparejar los recortes de fondos nacionales y afrontar los pagos de la deuda que absorbe los dólares generados por la actividad petrolera.
Sin poder colocar todavía la deuda habilitada legislativamente por 200 millones de dólares, el gobernador que lleva apenas 40 fías de mandato asume una situación compleja tanto a corto como a largo plazo.
La urgencia de Torres deberá traducirse en una estrategia precisa y eficiente, ya que tiene como antecedente peligroso el fracaso de medidas relativamente similares con las que Mariano Arcioni intentó a mediados de 2021 afrontar una problemática parecida y no consiguió mover el amperímetro.
El fracaso de Arcioni
El gobierno de Arcioni puso en marcha en mayo de ese año y por decreto un plan de incentivo a las petroleras para incrementar la producción. A cambio de eso, les reduciría el pago de las regalías, achicándolas desde el 5 al 50% según una serie de variables establecidas; pretendiendo potenciar la actividad en los "proyectos vinculados con la producción terciaria, petróleos extra pesados y costa afuera".
En 2021 Chubut acumuló una producción anual de 51 millones de barriles de crudo, en 2022 decreció a los 50,7 millones y el 2023 cerró con cerca de 49,7 millones. Claramente su propuesta no funcionó.
Soluciones de fondo
La baja de regalías a las petroleras no ha sido una solución al problema de fondo. Tampoco se encaminará la salida con las falsas promesas del fracking de la D-129 o el offshore.
Hace falta es que los grandes yacimientos de la provincia vuelvan a producir a los niveles de los años 2006, 2009 o inclusive con cierta merma a los del 2015 cuando se produjeron 58,2 millones de barriles.
Con ingresos derrumbándose a un promedio del 30% mensual, surge la necesidad de una decisión política para intervenir con firmeza en el mercado petrolero provincial, marcando las pautas productivas y efectuando un control de las mismas; particularmente en los grandes yacimientos de la provincia como lo son Cerro Dragón; Anticlinal Grande - Meseta 14; Oriental; Valle Hermoso; Diadema; El Tordillo; Manantiales Behr; Escalante - El Trébol; o Pampa del Castillo-La Guitarra.
En paralelo el Estado provincial debería intervenir previamente al inicio de cada año en la elaboración y revisión de los planes de inversión de las compañías concesionarias; además de ser parte de la elaboración de los planes de exploración, porque no solamente cae la producción sino también las reservas de hidrocarburos provinciales.
Por Marcelo García
El nuevo gobierno de Ignacio Torres parece asumir el riesgo de cobrar menos regalías al distribuir las áreas petroleras con mayor celeridad y sin pasar por la Legislatura. El objetivo de corto plazo es reactivar la menguada producción petrolera, pero podría generar perjuicios para los ingresos de la provincia y alentar cierta discrecionalidad. El cuadro crítico que heredó y el fracaso de Arcioni en sus intentos dirigidos al sector exigen decisiones de fondo.
Las operadoras ya han sido beneficiadas en el pasado con leyes y extensiones de concesiones hasta por 40 años, especialmente en la primera época de Mario Das Neves, pero los niveles productivos siguen declinando y siempre parece terminar siendo el Estado quien debe resignar ingresos frente a las grandes compañías privadas.
La privatización de YPF como madre de todos los problemas
Todos estos descalabros en materia petrolera e inclusive el desinterés de la propia YPF con mayoría accionaria estatal son producto del brutal proceso de privatización concretado en los años '90, que hoy sigue haciendo pagar a Chubut sus consecuencias negativas. Al mismo tiempo acecha el fantasma de la privatización, ahora de la mano de los libertarios.
Los problemas de Chubut en materia petrolera son una constante desde que la otrora YPF estatal fue desguazada y puesta en manos del capital privado del sector.
La instrumentación de la provincialización de los yacimientos que inició la Constitución del '94 dejó debilitados a los Estados provinciales a la hora de negociar y poner condiciones frente a las grandes corporaciones.
Desde que el Estado centralizado se corrió, abandonó el rol directriz de la exitosa y superavitaria vieja YPF y dejó todo en manos del mercado y el sector privado, la situación fue empeorando de manera constante hasta llegar a las problemáticas actuales.
Con las prioridades puestas por casi todas las petroleras en Vaca Muerta, donde Nación sigue subsidiando la extracción gasífera con fondos estatales, el resto de las cuencas y especialmente la del Golfo San Jorge se encuentran a la deriva en manos de los designios empresarios.
Las condiciones para explorar, explotar e invertir en materia hidrocarburífera son definidas por las operadoras privadas y el Estado -inclusive el nacional- son rehenes del sector que marca el pulso de la actividad y es beneficiado con subsidios estatales, bajas de retenciones, seguridad jurídica y otras medidas que toman los Estados.
El dueño de los recursos naturales es el Estado -provincial o nacional- y el capital privado no tiene otra opción que negociar con ellos para poder seguir desarrollando sus suculentos negocios.
Sin embargo las políticas y los pensamientos de la clase dirigente han sido formateados y ahora los libertarios pretenden chipear a la sociedad con conceptos que solamente imponen más saqueo y perjuicios para los Estados.
No conforme, la gestión de Javier Milei quiere ir aún más a fondo para desguazar lo poco que queda de una YPF estatal que se maneja más como una petrolera privada que como una empresa del Estado; incluyendo también la intención de rifar Vaca Muerta y sus recursos al mejor postor.
Los cambios normativos y las áreas de YPF
Como consecuencia de las constantes mermas productivas que se vienen generando en Chubut desde que las petroleras decidieron ir mudando sus inversiones hacia la apetitosa Cuenca Neuquina, los problemas se potenciaron para Chubut.
La provincia viene históricamente entrampada por la deuda en dólares que se paga con regalías petroleras y la menor cantidad de barriles que se extraen de los yacimientos chubutenses y reducen los ingresos provinciales, que no se salvan ni siquiera con devaluaciones como la inicial de "Toto" Caputo.
Ignacio Torres envió dos proyectos de ley a la Legislatura con la finalidad de agilizar la entrega de concesiones y obtener rápidos fondos frescos aunque deba ceder puntos de regalías.
La estrategia de Torres parece ser compensar la caída de la producción de los grandes yacimientos provinciales con la puesta en marchas de áreas más maduras y paralizadas para esa manera sustituir la pérdida de regalías que vienen experimentando la provincia desde hace largos meses.
Para conseguirlo envió dos proyectos a la Legislatura. El primero es el Proyecto 9/2024 y justamente busca sortear el tratamiento legislativo de las nuevas concesiones petroleras para que el poder de entregar las concesiones quede exclusivamente bajo la órbita del Poder Ejecutivo. De esta manera el Gobierno provincial busca "agilizar" los otorgamientos de las nuevas áreas para la explotación de otras operadoras que aún se desconocen quiénes pueden ser.
El segundo proyecto introduce nuevos ítems para esas concesiones que adjudique de manera directa el Ejecutivo. En el Proyecto 10/24 se plantea la eliminación de la obligatoriedad de asociarse por parte de las nuevas operadoras con Petrominera Sociedad del Estado y que los períodos de vencimiento comenzarán a operar en los próximos 3 años, además de contemplar lo que sería la reversión de áreas de YPF en Chubut.
La otra modificación de importancia se vincula a la reducción o eximición del pago del Bono de Compensación de los Hidrocarburos que fue incluido en el proceso de renegociaciones iniciado por Mario Das Neves y que estipulaba un pago extraordinario que rondaba entre el 3 y 4% extra de regalías petroleras, las que luego eran coparticipadas con los principales Municipios productores.
En verdad elimina el piso del 3% de canon adicional dejando librada la posibilidad de no cobrarlo o achicarlo entre el 0 y el 4%, habilitando la posibilidad de condonación por parte del propio gobierno aduciendo que "El Poder Ejecutivo podrá eximir del pago del Bono de Compensación de los Hidrocarburos para el Desarrollo Sustentable, teniendo en cuenta la productividad, condiciones y ubicación de los pozos, en aquellas áreas hidrocarburíferas que por sus características lo justifiquen".
En todo este nuevo marco normativo encajan las áreas concesionadas que YPF abandonaría en Chubut y que ya concretó esta semana con el gobernador Claudio Vidal en Santa Cruz, por lo que se presume que en breve lo haría también Torres.
Una de esas áreas que ten apetecibles se muestran y que no estarían siendo explotadas en Comodoro Rivadavia es la de Campamento Central donde la otrora YPF mosconiana inició las actividades petroleras hace más de un siglo.
El fracaso de la renegociación anticipada de Das Neves
El fracaso de las negociaciones anticipadas que efectuó Das Neves en el 2007 terminó mostrando que ni siquiera dándole a las operadoras seguridad jurídica por 40 años, ya que los vencimientos operaban originales eran por 30 años hasta el 2037 y podían extenderse por 10 años más hasta el 2047, es suficiente para que las compañías privadas cumplan sus compromisos de inversión y producción en la provincia.
Cuando el fallecido gobernador firmó en abril del 2007 la renegociación con Pan American Energy, la primera de las renegociaciones que estableció con la principal operadora de la provincia, Chubut había producido en el 2005 poco más de 58 millones de barriles de crudo y en el 2006 los había elevado a 60,3 millones.
Esa cifra del año anterior la renegociación no fue superado en ninguno de los 16 años posteriores que ya lleva en vigencia el acuerdo que le dio a las operadoras seguridad jurídica y una larguísima extensión en el tiempo de las concesiones.
Si bien hasta el 2011 los niveles de producción chubutenses se mantuvieron relativamente estables y con pequeñas bajas, desde el 2012 y con la irrupción de Vaca Muerta en tiempos de los subsidios kirchneristas la producción chubutense comenzó a decrecer de manera constante hasta llegar al pico más bajo que terminará registrando 2023 con no menos de 50 millones de barriles anuales.
A pesar de la renegociación anticipada y por 40 años, la provincia perdió en 16 años poco más de 11 millones de barriles en sus niveles de extracción petrolera.
En los últimos dos años el precio del crudo Escalante estuvo por encima de la media y superó los 70 dólares el barril, lo que generó más ganancias a las operadoras que sin embargo no se traducen en beneficios para la provincia con más producción y más regalías.
Torres: necesidad y riesgos
La jugada de Torres está marcada por la necesidad de encontrar una alternativa que le posibilite cubrir parte de los ingresos que se esfuman por regalías como producto de la menor producción, emparejar los recortes de fondos nacionales y afrontar los pagos de la deuda que absorbe los dólares generados por la actividad petrolera.
Sin poder colocar todavía la deuda habilitada legislativamente por 200 millones de dólares, el gobernador que lleva apenas 40 fías de mandato asume una situación compleja tanto a corto como a largo plazo.
La urgencia de Torres deberá traducirse en una estrategia precisa y eficiente, ya que tiene como antecedente peligroso el fracaso de medidas relativamente similares con las que Mariano Arcioni intentó a mediados de 2021 afrontar una problemática parecida y no consiguió mover el amperímetro.
El fracaso de Arcioni
El gobierno de Arcioni puso en marcha en mayo de ese año y por decreto un plan de incentivo a las petroleras para incrementar la producción. A cambio de eso, les reduciría el pago de las regalías, achicándolas desde el 5 al 50% según una serie de variables establecidas; pretendiendo potenciar la actividad en los "proyectos vinculados con la producción terciaria, petróleos extra pesados y costa afuera".
En 2021 Chubut acumuló una producción anual de 51 millones de barriles de crudo, en 2022 decreció a los 50,7 millones y el 2023 cerró con cerca de 49,7 millones. Claramente su propuesta no funcionó.
Soluciones de fondo
La baja de regalías a las petroleras no ha sido una solución al problema de fondo. Tampoco se encaminará la salida con las falsas promesas del fracking de la D-129 o el offshore.
Hace falta es que los grandes yacimientos de la provincia vuelvan a producir a los niveles de los años 2006, 2009 o inclusive con cierta merma a los del 2015 cuando se produjeron 58,2 millones de barriles.
Con ingresos derrumbándose a un promedio del 30% mensual, surge la necesidad de una decisión política para intervenir con firmeza en el mercado petrolero provincial, marcando las pautas productivas y efectuando un control de las mismas; particularmente en los grandes yacimientos de la provincia como lo son Cerro Dragón; Anticlinal Grande - Meseta 14; Oriental; Valle Hermoso; Diadema; El Tordillo; Manantiales Behr; Escalante - El Trébol; o Pampa del Castillo-La Guitarra.
En paralelo el Estado provincial debería intervenir previamente al inicio de cada año en la elaboración y revisión de los planes de inversión de las compañías concesionarias; además de ser parte de la elaboración de los planes de exploración, porque no solamente cae la producción sino también las reservas de hidrocarburos provinciales.