Trampas del hidrógeno verde: "comprometerá el futuro de Río Negro por generaciones y sacrificará 625 mil hectáreas"Por Lola Sánchez
En abril de este año, la Legislatura de Río Negro aprobó de manera unánime el proyecto de la firma australiana Fortescue para la instalación de una planta de hidrógeno verde y el establecimiento de una Zona Franca en Sierra Grande. Las voluntades políticas coincidieron durante la Cumbre por el Clima (COP 26) cuando el Gobierno Nacional anunció un acuerdo para producir hidrógeno verde en la provincia patagónica. "Esto no es un ‘proyectito' y va a comprometer el futuro de la provincia por varias generaciones", advierte Leonardo Salgado - paleontólogo, profesor de la UNRN e investigador del Conicet- en diálogo con El Extremo Sur.
Es un proyecto que se mantendría vigente hasta dentro de 75 años, con un cuantioso presupuesto que aún no está del todo claro y sacrificando 625 mil hectáreas, lo que impactaría en sectores como la pesca artesanal, el turismo y la permanencia de Pueblos Originarios en sus territorios ancestrales.
La aprobación del proyecto generó reclamos por parte de comunidades mapuches y del INAI. La gobernadora Arabela Carreras prometió que se avanzará en propuestas específicas para cumplir con audiencias públicas y estudios de impacto ambiental, a pesar de que la provincia ya había avanzado en proyectos ambientales sin consulta previa en varias ocasiones.
La producción de hidrógeno verde es clave en el marco de la transición energética y la inminente escasez de combustibles fósiles, agravada en los últimos meses por el conflicto bélico en Ucrania. Si bien se genera a partir de energías limpias, la instalación de infraestructura y elementos para su producción necesitan recursos específicos que no estarán eternamente disponibles para el país.
Algunos lo catalogan como otro proyecto del "capitalismo verde": incluso en un momento crucial en materia de ambiente, el principal objetivo sigue siendo la acumulación feroz de capital. "El problema de las corporaciones es la escasez de combustibles fósiles. La cuestión climática no le interesa a nadie. Si los combustibles fósiles no hubiesen tocado techo, seguimos extrayendo sin con cualquier tipo de excusa", dice Salgado.
Actualmente en Argentina se produce el llamado "hidrógeno sucio" a partir de energías no renovables. El hidrógeno verde, en cambio, se obtiene a partir de agua y energías renovables como las que generan molinos eólicos o paneles solares. La diferencia entre uno y otro es la fuente de obtención. Su función principal es la de vector de energía, y los investigadores no descartan que pueda ser clave en la transición energética mundial.
El 5 de abril de este año la Legislatura de Río Negro aprobó el proyecto de la firma Fortescue para la instalación de una planta de hidrógeno verde y la zona Franca para Sierra Grande. Salgado explicó que en la Argentina existen grupos de investigación que hace tiempo trabajan en torno a las posibilidades de aprovechamiento del hidrógeno verde como vector energético, y remarca que a nivel global "todos estos proyectos verdes comienzan con mucha fuerza en plena pandemia, a partir del desembolso de fondos públicos para la recuperación por parte de varios países de la Unión Europea, fondos que fueron destinados a proyectos relacionados a la transición energética y en particular al desarrollo del hidrógeno verde".
El proyecto de Ley aprobado en la Legislatura rionegrina prevé la licitación pública seguida del diseño, construcción y puesta en funcionamiento de parques eólicos, líneas de transmisión de electricidad, plantas de producción de amoníaco verde e infraestructura portuaria para el transporte. El hidrógeno generado será exportado a países industrializados, principalmente de Europa.
Texto completo de la Ley haciendo click aquí
Salgado subraya que el proyecto está en la fase de preparativos y la disposición de normas para la instalación de la infraestructura. "Luego de la sanción en la Legislatura, que habilita al Ejecutivo a llamar a la licitación para la concesión de 625 mil hectáreas, la provincia está activando, por otro lado, la ubicación del plan de manejo de la Meseta de Somuncurá, entendemos que por la misma razón". Comenta que los mismos pobladores han informado que ya están instalando las torres para la medición de los vientos en la meseta. Sin embargo, remarca, la empresa australiana Fortescue no va a avanzar en su totalidad en tanto no se sancione la Ley de Promoción del Hidrógeno Verde a nivel nacional.
Consulta previa e impacto ambiental: qué pasará con las comunidades afectadas
"Este proyecto tiene la intención de generar empleo y desarrollar la provincia, y de contribuir a un mejor planeta con una energía limpia, nueva e inédita en el mundo. Creemos que tiene muchos aspectos virtuosos y todas las inquietudes tienen que ser abordadas", expresó en su momento la gobernadora de Río Negro, Arabella Carreras. Si bien se trata de una energía limpia y favorable a la hora de reemplazar los combustibles fósiles en falta, expertos como Salgado advierten que su producción implica riesgos para el capital ambiental y humano.
Por otra parte, no cree en la promesa del Gobierno de llamar a una audiencia pública y respetar la consulta previa de los Pueblos Originarios, que serían desplazados de sus territorios para instalar miles de hectáreas de infraestructura.
El 19 de abril, tras una reunión de Comunidades Indígenas de la zona Atlántica que se llevó a cabo en Futa Mahuiza (Sierra Grande), se presentó un documento que exigía el cumplimiento de la participación indígena en el proyecto, así como la realización del informe de evaluación de impacto social, cultural y ambiental. Denunciaron que no estaban contemplados los marcos legales como el art 75. inc 17 de la Constitución Nacional, que asegura su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten, el Convenio 169 OIT (Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas), su ratificación a través de la Ley Nacional 21.071 y la Ley Integral del Indígena 2.287.
"Se está entregando por 100 años un territorio de casi 1 millón de hectáreas a una empresa que su raíz es la minería [...] Acá se está entregando lo que podría ser una ciudad entera. Se está entregando la meseta Somoncura. Tenemos que hablar las cosas claras: se está entregando minerales, territorios, cuando sabemos también que hay un aeropuerto muy cerca de este lugar que hoy por hoy tomaron posesión los emiratos árabes", declararon en conferencia de prensa.
"Nos parece a nosotros que esto no solamente es una cuestión de preocupación que tiene que ser nuestra, porque nosotros estamos en el territorio, porque acá está nuestra biodiversidad, nuestra cosmovisión, están nuestros productores que todavía siguen produciendo en la meseta, pero también, se está entregando como país, este gobierno está haciendo una entrega de territorio muy importante", concluyeron.
Un pueblo industrial
El proyecto "se piensa instalar en Punta Colorada y Sierra Grande, va a ser un pueblo industrial", detalla Salgado. "La gente todavía no comprende la magnitud del proyecto en general, son más de 600 mil hectáreas en la zona franca y la zona de playa de Punta Colorada. Más de la mitad de esa superficie va a estar ocupada por infraestructura industrial". De toda la estructura, le preocupan especialmente dos espacios: la planta desalinizadora, "que tira toda la salmuera que resulta del proceso al mismo mar, lo que va a producir en el corto o largo plazo un impacto indudable sobre los ecosistemas del Golfo San Matías", y la planta de producción de amoníaco verde (que tendrían como principal destino los puertos de Europa), lo cual conlleva "grandes riesgos, con posibilidades de accidentes o problemas graves".
Salgado explica que también se verá gravemente afectado el sector turístico, ya que el proyecto es "incompatible" con la actividad. "En la zona de Playas Doradas hacia el área natural protegida Puerto Lobos, hay una serie de playas que desde la misma Municipalidad de Sierra Grande promocionan. Todo eso estará cerrado definitivamente al turismo por 75 años, por lo menos. Va a estar bloqueada la posibilidad de extender ese balneario magnífico hacia el sur, y va a afectar sobre todo al turismo de naturaleza", apunta.
Otra actividad afectada será la pesca artesanal, ya que los grandes barcos para el transporte de amoníaco bloquearían la pequeña dársena destinada a los buques de pesca natural, sin contar, por supuesto, los impactos sobre la fauna marina y avícola.
"Me parece que es una movida muy arriesgada, no solo por lo que puede suceder en la meseta de Somuncurá y sobre la Costa Atlántica, sino porque está claro que no vamos a tener ningún beneficio más allá de algunos puestos de trabajo, al menos al principio del proyecto. Tampoco es tanta gente. Una vez que se instale esa infraestructura van a trabajar muy pocos, empleados muy calificados y que posiblemente vengan de afuera, todo esto por 75 años". Para Salgado, la iniciativa representa la posibilidad de "pensar en otras cosas para poder generar y promover actividades más sustentables que esta".
Alcances y limitaciones de una energía "verde"
El hidrógeno verde en tanto vector energético puede ser realmente una alternativa para la transición energética. No obstante, también esconde una serie de "trampas" que pueden convertir su instalación en un proyecto poco rentable para la población rionegrina y el futuro ambiental del país.
Salgado señala que la ventaja del hidrógeno verde, en relación a los combustibles fósiles, reside en que su combustión no produce emisión de dióxido de carbono. "El problema está en la producción", advierte. "Se puede producir el hidrógeno a partir del reformado del metano, y ahí si se producen emisiones, pero si se usa una fuente de energía renovable, no se generaría emisión".
"Ahora bien, para la generación de electricidad renovable necesitas un parque eólico o solar y ya tiene una serie de complicaciones", agrega, y añade la dimensión territorial al debate: "Para instalar un parque eólico de dimensiones considerables para generar esa electricidad, necesitas ocupar enormes superficies de territorio, tenes que entrar a desplazar a las poblaciones, hay un impacto sobre los ecosistemas. Son territorios ocupados que no pueden utilizarse para otra cosa".
Por otra parte, la infraestructura precisa de materiales "críticos" que deben importarse: "Tampoco está muy asegurada la disponibilidad. Es una decisión jugada y poco realizable intentar sostener todo lo que la sociedad del petróleo ha conseguido consolidar usando solo energías renovables".
"Todo lo producido irá a la exportación"
Pese a las complicaciones, el proceso podría ser rentable si, al menos, estuviese destinado a alimentar al propio país. Pero, al contrario, todo lo producido será destinado a la exportación. "En general, este tipo de proyectos, en Jujuy, Tierra del Fuego, Rio Negro, están orientados directamente a la exportación. En ningún momento plantean la posibilidad de usar hidrógeno para nuestras necesidades o descarbonizar nuestra industria", comenta Salgado, en el marco de un país en el que se utilizan entre "350 y 400 millones de toneladas de hidrógeno al año". "Perfectamente podríamos descarbonizar esas toneladas produciendo hidrógeno verde. Podríamos reemplazar ese hidrógeno sucio", no obstante, "nada de eso está sobre la mesa".
"Acá se habla de producir hidrógeno para abastecer a los países industrializados como Alemania, Gran Bretaña y algún país más que pueda aparecer, para que sostengan su industria, en una situación dramática marcada por el agotamiento de los combustibles fósiles como el petróleo barato, el gas natural, el carbón e incluso el uranio", expresa y agrega: "Más allá de la cuestión climática, aquí lo que está claro es que todos estos países y las corporaciones están buscando desesperadamente un reemplazo de los combustibles fósiles. No tiene que ver sólo con la Guerra de Ucrania que ha acelerado el proceso, es un problema de fondo que tiene que ver con la menor disponibilidad de petróleo para poder refinar y obtener el gasoil que necesitamos.
Consultado sobre la posibilidad de concebir un proyecto de hidrógeno verde en términos nacionales, dijo que tarde o temprano "vamos a necesitar hidrógeno, y va a tener que ser verde, porque la transición energética tiene que orientarse a las renovables. Tenemos que conseguir en el mediano plazo una matriz energética 100% renovable, que va a ser una matriz más pequeña, no va a haber tanta disponibilidad energética como hoy".
Detalla que ese hidrógeno será clave para la continuidad de la aviación, los procesos industriales, el movimiento de maquinaria pesada y la navegación. Para Salgado, la ecuación es mucho más simple: "Tenemos que estar pensando, en lugar de estos proyectos tan ambiciosos, tan irrealizables, de qué manera podemos producir el hidrógeno para nuestras necesidades, que van a ser muchas"
Capitalismo verde y un modelo alternativo
Para Salgado, lo "verde" de estos proyectos -con una lógica similar al extractivismo y dirigidos por empresas multinacionales- no responden a una preocupación ambiental sino a solventar la falta de recursos energéticos no renovables.
"El problema de las corporaciones es que la cuestión climática no interesa a nadie. Si los combustibles fósiles no hubiesen tocado techo, seguiríamos extrayendo con cualquier tipo de excusa". La situación es crítica al punto de que no existe seguridad de que la Argentina cuente con los combustibles fósiles necesarios para la infraestructura de la transición: "No hay otra manera de instalar esa infraestructura. Todo el sistema que hemos construido está soportado sobre los combustibles fósiles amenazando con derrumbarse".
El escenario político bien podría ser distinto, considerando los casos emblemáticos de luchas ambientales encabezadas por las mayorías, como sucedió en Mendoza, en Mar del Plata y en Chubut. A pesar del panorama alentador, Salgado cree que todavía no se vislumbra una preocupación lo suficientemente fuerte para hacer frente al capitalismo verde.
"En Argentina uno no ve eso, no parece haber interés en promover una transición popular, hacia un sistema energético más democrático, participativo, descentralizado. Deberíamos haber empezado a discutir esto hace tiempo. La razón, entiendo yo, es que en nuestro país está muy naturalizado que tenemos gas natural para la eternidad y que el mundo nos va a comprar gas natural de Vaca Muerta toda la vida. Hasta tanto no dejemos esa idea, y nos pongamos las pilas para avanzar en nuestra transición energética, va a ser difícil", analiza. Cree que existen investigadores y organizaciones que piensan desde hace años en la problemática, pero se necesita "una respuesta política de la clase gobernante".
Pese a las declaraciones de Carreras sobre la posibilidad de una audiencia pública, Salgado es escéptico. "Acá en Cipolletti, donde yo vivo, aprobaron un estudio de impacto ambiental de un parque eólico que no tiene plan de manejo y no convocan a audiencia pública. La gobernadora dijo que para los parques eólicos de Somuncurá habrá audiencia pública. ¿Por qué tenemos que creer que ahora sí van a convocar?"
Al menos en el contexto del desarrollo del hidrógeno verde, el investigador cree que aún "estamos en una instancia muy básica". Sostiene que desde su rol, junto a sus colegas, "intentamos aprovechar cada espacio para decir nuestra opinión, hablar sobre los riesgos potenciales y que la gente pueda reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Esto no es un ‘proyectito', va a comprometer el futuro de la provincia por varias generaciones. Bombardean con publicidad a la gente diciéndole que vamos a vender hidrógeno al mundo, que con el hidrógeno verde vamos a salvar el planeta. No nos dicen que no nos vamos a salvar nosotros, si no los australianos", remarca.
"Es una falta de seriedad total. Impide un debate serio que deberían ser discutidos y decisiones tomadas con un marco más democrático y participativo", concluye.
Por Lola Sánchez
En abril de este año, la Legislatura de Río Negro aprobó de manera unánime el proyecto de la firma australiana Fortescue para la instalación de una planta de hidrógeno verde y el establecimiento de una Zona Franca en Sierra Grande. Las voluntades políticas coincidieron durante la Cumbre por el Clima (COP 26) cuando el Gobierno Nacional anunció un acuerdo para producir hidrógeno verde en la provincia patagónica. "Esto no es un ‘proyectito' y va a comprometer el futuro de la provincia por varias generaciones", advierte Leonardo Salgado - paleontólogo, profesor de la UNRN e investigador del Conicet- en diálogo con El Extremo Sur.
Es un proyecto que se mantendría vigente hasta dentro de 75 años, con un cuantioso presupuesto que aún no está del todo claro y sacrificando 625 mil hectáreas, lo que impactaría en sectores como la pesca artesanal, el turismo y la permanencia de Pueblos Originarios en sus territorios ancestrales.
La aprobación del proyecto generó reclamos por parte de comunidades mapuches y del INAI. La gobernadora Arabela Carreras prometió que se avanzará en propuestas específicas para cumplir con audiencias públicas y estudios de impacto ambiental, a pesar de que la provincia ya había avanzado en proyectos ambientales sin consulta previa en varias ocasiones.
La producción de hidrógeno verde es clave en el marco de la transición energética y la inminente escasez de combustibles fósiles, agravada en los últimos meses por el conflicto bélico en Ucrania. Si bien se genera a partir de energías limpias, la instalación de infraestructura y elementos para su producción necesitan recursos específicos que no estarán eternamente disponibles para el país.
Algunos lo catalogan como otro proyecto del "capitalismo verde": incluso en un momento crucial en materia de ambiente, el principal objetivo sigue siendo la acumulación feroz de capital. "El problema de las corporaciones es la escasez de combustibles fósiles. La cuestión climática no le interesa a nadie. Si los combustibles fósiles no hubiesen tocado techo, seguimos extrayendo sin con cualquier tipo de excusa", dice Salgado.
Actualmente en Argentina se produce el llamado "hidrógeno sucio" a partir de energías no renovables. El hidrógeno verde, en cambio, se obtiene a partir de agua y energías renovables como las que generan molinos eólicos o paneles solares. La diferencia entre uno y otro es la fuente de obtención. Su función principal es la de vector de energía, y los investigadores no descartan que pueda ser clave en la transición energética mundial.
El 5 de abril de este año la Legislatura de Río Negro aprobó el proyecto de la firma Fortescue para la instalación de una planta de hidrógeno verde y la zona Franca para Sierra Grande. Salgado explicó que en la Argentina existen grupos de investigación que hace tiempo trabajan en torno a las posibilidades de aprovechamiento del hidrógeno verde como vector energético, y remarca que a nivel global "todos estos proyectos verdes comienzan con mucha fuerza en plena pandemia, a partir del desembolso de fondos públicos para la recuperación por parte de varios países de la Unión Europea, fondos que fueron destinados a proyectos relacionados a la transición energética y en particular al desarrollo del hidrógeno verde".
El proyecto de Ley aprobado en la Legislatura rionegrina prevé la licitación pública seguida del diseño, construcción y puesta en funcionamiento de parques eólicos, líneas de transmisión de electricidad, plantas de producción de amoníaco verde e infraestructura portuaria para el transporte. El hidrógeno generado será exportado a países industrializados, principalmente de Europa.
Texto completo de la Ley haciendo click aquí
Salgado subraya que el proyecto está en la fase de preparativos y la disposición de normas para la instalación de la infraestructura. "Luego de la sanción en la Legislatura, que habilita al Ejecutivo a llamar a la licitación para la concesión de 625 mil hectáreas, la provincia está activando, por otro lado, la ubicación del plan de manejo de la Meseta de Somuncurá, entendemos que por la misma razón". Comenta que los mismos pobladores han informado que ya están instalando las torres para la medición de los vientos en la meseta. Sin embargo, remarca, la empresa australiana Fortescue no va a avanzar en su totalidad en tanto no se sancione la Ley de Promoción del Hidrógeno Verde a nivel nacional.
Consulta previa e impacto ambiental: qué pasará con las comunidades afectadas
"Este proyecto tiene la intención de generar empleo y desarrollar la provincia, y de contribuir a un mejor planeta con una energía limpia, nueva e inédita en el mundo. Creemos que tiene muchos aspectos virtuosos y todas las inquietudes tienen que ser abordadas", expresó en su momento la gobernadora de Río Negro, Arabella Carreras. Si bien se trata de una energía limpia y favorable a la hora de reemplazar los combustibles fósiles en falta, expertos como Salgado advierten que su producción implica riesgos para el capital ambiental y humano.
Por otra parte, no cree en la promesa del Gobierno de llamar a una audiencia pública y respetar la consulta previa de los Pueblos Originarios, que serían desplazados de sus territorios para instalar miles de hectáreas de infraestructura.
El 19 de abril, tras una reunión de Comunidades Indígenas de la zona Atlántica que se llevó a cabo en Futa Mahuiza (Sierra Grande), se presentó un documento que exigía el cumplimiento de la participación indígena en el proyecto, así como la realización del informe de evaluación de impacto social, cultural y ambiental. Denunciaron que no estaban contemplados los marcos legales como el art 75. inc 17 de la Constitución Nacional, que asegura su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten, el Convenio 169 OIT (Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas), su ratificación a través de la Ley Nacional 21.071 y la Ley Integral del Indígena 2.287.
"Se está entregando por 100 años un territorio de casi 1 millón de hectáreas a una empresa que su raíz es la minería [...] Acá se está entregando lo que podría ser una ciudad entera. Se está entregando la meseta Somoncura. Tenemos que hablar las cosas claras: se está entregando minerales, territorios, cuando sabemos también que hay un aeropuerto muy cerca de este lugar que hoy por hoy tomaron posesión los emiratos árabes", declararon en conferencia de prensa.
"Nos parece a nosotros que esto no solamente es una cuestión de preocupación que tiene que ser nuestra, porque nosotros estamos en el territorio, porque acá está nuestra biodiversidad, nuestra cosmovisión, están nuestros productores que todavía siguen produciendo en la meseta, pero también, se está entregando como país, este gobierno está haciendo una entrega de territorio muy importante", concluyeron.
Un pueblo industrial
El proyecto "se piensa instalar en Punta Colorada y Sierra Grande, va a ser un pueblo industrial", detalla Salgado. "La gente todavía no comprende la magnitud del proyecto en general, son más de 600 mil hectáreas en la zona franca y la zona de playa de Punta Colorada. Más de la mitad de esa superficie va a estar ocupada por infraestructura industrial". De toda la estructura, le preocupan especialmente dos espacios: la planta desalinizadora, "que tira toda la salmuera que resulta del proceso al mismo mar, lo que va a producir en el corto o largo plazo un impacto indudable sobre los ecosistemas del Golfo San Matías", y la planta de producción de amoníaco verde (que tendrían como principal destino los puertos de Europa), lo cual conlleva "grandes riesgos, con posibilidades de accidentes o problemas graves".
Salgado explica que también se verá gravemente afectado el sector turístico, ya que el proyecto es "incompatible" con la actividad. "En la zona de Playas Doradas hacia el área natural protegida Puerto Lobos, hay una serie de playas que desde la misma Municipalidad de Sierra Grande promocionan. Todo eso estará cerrado definitivamente al turismo por 75 años, por lo menos. Va a estar bloqueada la posibilidad de extender ese balneario magnífico hacia el sur, y va a afectar sobre todo al turismo de naturaleza", apunta.
Otra actividad afectada será la pesca artesanal, ya que los grandes barcos para el transporte de amoníaco bloquearían la pequeña dársena destinada a los buques de pesca natural, sin contar, por supuesto, los impactos sobre la fauna marina y avícola.
"Me parece que es una movida muy arriesgada, no solo por lo que puede suceder en la meseta de Somuncurá y sobre la Costa Atlántica, sino porque está claro que no vamos a tener ningún beneficio más allá de algunos puestos de trabajo, al menos al principio del proyecto. Tampoco es tanta gente. Una vez que se instale esa infraestructura van a trabajar muy pocos, empleados muy calificados y que posiblemente vengan de afuera, todo esto por 75 años". Para Salgado, la iniciativa representa la posibilidad de "pensar en otras cosas para poder generar y promover actividades más sustentables que esta".
Alcances y limitaciones de una energía "verde"
El hidrógeno verde en tanto vector energético puede ser realmente una alternativa para la transición energética. No obstante, también esconde una serie de "trampas" que pueden convertir su instalación en un proyecto poco rentable para la población rionegrina y el futuro ambiental del país.
Salgado señala que la ventaja del hidrógeno verde, en relación a los combustibles fósiles, reside en que su combustión no produce emisión de dióxido de carbono. "El problema está en la producción", advierte. "Se puede producir el hidrógeno a partir del reformado del metano, y ahí si se producen emisiones, pero si se usa una fuente de energía renovable, no se generaría emisión".
"Ahora bien, para la generación de electricidad renovable necesitas un parque eólico o solar y ya tiene una serie de complicaciones", agrega, y añade la dimensión territorial al debate: "Para instalar un parque eólico de dimensiones considerables para generar esa electricidad, necesitas ocupar enormes superficies de territorio, tenes que entrar a desplazar a las poblaciones, hay un impacto sobre los ecosistemas. Son territorios ocupados que no pueden utilizarse para otra cosa".
Por otra parte, la infraestructura precisa de materiales "críticos" que deben importarse: "Tampoco está muy asegurada la disponibilidad. Es una decisión jugada y poco realizable intentar sostener todo lo que la sociedad del petróleo ha conseguido consolidar usando solo energías renovables".
"Todo lo producido irá a la exportación"
Pese a las complicaciones, el proceso podría ser rentable si, al menos, estuviese destinado a alimentar al propio país. Pero, al contrario, todo lo producido será destinado a la exportación. "En general, este tipo de proyectos, en Jujuy, Tierra del Fuego, Rio Negro, están orientados directamente a la exportación. En ningún momento plantean la posibilidad de usar hidrógeno para nuestras necesidades o descarbonizar nuestra industria", comenta Salgado, en el marco de un país en el que se utilizan entre "350 y 400 millones de toneladas de hidrógeno al año". "Perfectamente podríamos descarbonizar esas toneladas produciendo hidrógeno verde. Podríamos reemplazar ese hidrógeno sucio", no obstante, "nada de eso está sobre la mesa".
"Acá se habla de producir hidrógeno para abastecer a los países industrializados como Alemania, Gran Bretaña y algún país más que pueda aparecer, para que sostengan su industria, en una situación dramática marcada por el agotamiento de los combustibles fósiles como el petróleo barato, el gas natural, el carbón e incluso el uranio", expresa y agrega: "Más allá de la cuestión climática, aquí lo que está claro es que todos estos países y las corporaciones están buscando desesperadamente un reemplazo de los combustibles fósiles. No tiene que ver sólo con la Guerra de Ucrania que ha acelerado el proceso, es un problema de fondo que tiene que ver con la menor disponibilidad de petróleo para poder refinar y obtener el gasoil que necesitamos.
Consultado sobre la posibilidad de concebir un proyecto de hidrógeno verde en términos nacionales, dijo que tarde o temprano "vamos a necesitar hidrógeno, y va a tener que ser verde, porque la transición energética tiene que orientarse a las renovables. Tenemos que conseguir en el mediano plazo una matriz energética 100% renovable, que va a ser una matriz más pequeña, no va a haber tanta disponibilidad energética como hoy".
Detalla que ese hidrógeno será clave para la continuidad de la aviación, los procesos industriales, el movimiento de maquinaria pesada y la navegación. Para Salgado, la ecuación es mucho más simple: "Tenemos que estar pensando, en lugar de estos proyectos tan ambiciosos, tan irrealizables, de qué manera podemos producir el hidrógeno para nuestras necesidades, que van a ser muchas"
Capitalismo verde y un modelo alternativo
Para Salgado, lo "verde" de estos proyectos -con una lógica similar al extractivismo y dirigidos por empresas multinacionales- no responden a una preocupación ambiental sino a solventar la falta de recursos energéticos no renovables.
"El problema de las corporaciones es que la cuestión climática no interesa a nadie. Si los combustibles fósiles no hubiesen tocado techo, seguiríamos extrayendo con cualquier tipo de excusa". La situación es crítica al punto de que no existe seguridad de que la Argentina cuente con los combustibles fósiles necesarios para la infraestructura de la transición: "No hay otra manera de instalar esa infraestructura. Todo el sistema que hemos construido está soportado sobre los combustibles fósiles amenazando con derrumbarse".
El escenario político bien podría ser distinto, considerando los casos emblemáticos de luchas ambientales encabezadas por las mayorías, como sucedió en Mendoza, en Mar del Plata y en Chubut. A pesar del panorama alentador, Salgado cree que todavía no se vislumbra una preocupación lo suficientemente fuerte para hacer frente al capitalismo verde.
"En Argentina uno no ve eso, no parece haber interés en promover una transición popular, hacia un sistema energético más democrático, participativo, descentralizado. Deberíamos haber empezado a discutir esto hace tiempo. La razón, entiendo yo, es que en nuestro país está muy naturalizado que tenemos gas natural para la eternidad y que el mundo nos va a comprar gas natural de Vaca Muerta toda la vida. Hasta tanto no dejemos esa idea, y nos pongamos las pilas para avanzar en nuestra transición energética, va a ser difícil", analiza. Cree que existen investigadores y organizaciones que piensan desde hace años en la problemática, pero se necesita "una respuesta política de la clase gobernante".
Pese a las declaraciones de Carreras sobre la posibilidad de una audiencia pública, Salgado es escéptico. "Acá en Cipolletti, donde yo vivo, aprobaron un estudio de impacto ambiental de un parque eólico que no tiene plan de manejo y no convocan a audiencia pública. La gobernadora dijo que para los parques eólicos de Somuncurá habrá audiencia pública. ¿Por qué tenemos que creer que ahora sí van a convocar?"
Al menos en el contexto del desarrollo del hidrógeno verde, el investigador cree que aún "estamos en una instancia muy básica". Sostiene que desde su rol, junto a sus colegas, "intentamos aprovechar cada espacio para decir nuestra opinión, hablar sobre los riesgos potenciales y que la gente pueda reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Esto no es un ‘proyectito', va a comprometer el futuro de la provincia por varias generaciones. Bombardean con publicidad a la gente diciéndole que vamos a vender hidrógeno al mundo, que con el hidrógeno verde vamos a salvar el planeta. No nos dicen que no nos vamos a salvar nosotros, si no los australianos", remarca.
"Es una falta de seriedad total. Impide un debate serio que deberían ser discutidos y decisiones tomadas con un marco más democrático y participativo", concluye.