Repudio al ataque contra Liliana Ancalao: "No podrán acallar al mapuzungun ni a la poesía"La poeta, investigadora y profesora comodorense Liliana Ancalao sufrió un hackeo mientras participaba de una sesión de lecturas de poesía en el "café literario" del Centro Cultural Virla, realizado por Zoom. No pudo seguir adelante con la lectura de sus textos al recibir insultos que fueron repudiados por numerosas instituciones, escritores, artistas y gestores culturales.
Tras el incidente, Ancalao publicó en su muro de Facebook después del incidente: "¿Acallar al mapuzungun, el idioma de la tierra? No creo. ¿Silenciar a la poesía? Tampoco. Tal vez, y por un rato, mi pequeña voz". Además, convocó a leer el poema "La tarde del sábado para lavar la ropa" (incluido en su último libro, Rokiñ. Provisiones para el viaje) que se disponía.
El pasado jueves a las 20 jaquearon la reunión por zoom del Café literario del CCVirla en el momento en que comenzaba su lectura la invitada especial, Liliana Ancalao, docente, poeta, integrante de la comunidad mapuche. Ancalao leyó un poema en su lengua originaria y luego lo hizo en castellano.
Cuando comenzaba con la lectura del segundo poema aparecieron interferencias visuales y auditivas que impidieron la continuidad de la reunión virtual. Voces anónimas distorsionadas digitalmente lanzaron insultos contra Ancalao y los demás asistentes al evento literario acompañados de música a alto volumen. También aparecieron graves insultos en el chat. Ante la imposibilidad de retirar los mensajes de los atacantes de la pantalla se decidió suspender la actividad.
Liliana Ancalao (Comodoro Rivadavia, 1961) es poeta, investigadora y profesora en Letras. Sus orígenes en Puel Mapu Wall Mapu se remontan al tiempo en que sus bisabuelos cruzaban la Cordillera sin los límites impuestos por los estados de Argentina y Chile.
Pertenece a la comunidad mapuche-tewelche Ñamkulawen y es aprendiz de su lengua materna. Publicó Tejido con lana cruda (2001), Mujeres a la intemperie-puzomowekuntumew (2009), Resuello-neyen (ensayos, 2018) y Rokiñ. Provisiones para el viaje (Espacio Hudson, 2020). Ha sido traducida al inglés y al francés.
Ancalao escribió: "Ayer, se me quedó este poema sin leer. Si pueden leerlo en voz alta, pongan: logrado, por la memoria".
La tarde del sábado para lavar la ropa
(De Rokiñ. Provisiones para el viaje, 2020)
Entre los peones que cayeron fusilados en las huelgas rurales de 1920 y 1921 seguramente había hombres de los pueblos originarios que cuarenta años antes habían recorrido libres los territorios del sur.
La tarde del sábado para lavar la ropa
pedían los
peones
que ahora les llamaban así a los empobrecidos
williches pikunches ahonikenk shelknam
yagan kaweskar y kamollfunche
Cuarenta años después
un rato de ser wentru pedían
aunque los alambrados
No les dijeron no, a su pedido
siempre fueron afables
tampoco sí:
a las ventanas de brisa en el galpón cerrado
un suspiro limpio que ventile el pecho
y se lleve el olor de los corrales
lo desparrame
como el agua enjabonada
el sábado a la tarde en el patio de la estancia
Un respiro de aire sin
patrones
que ahora debían llamarle así
a los muy enriquecidos
no les dijeron no, los muy prolijos
hicieron venir a los milicos
Y no les dieron:
tiempo para lavar su cara y su cabello
que el agua corra hasta sus pies
el sábado a la tarde
para lavar sus calzoncillos la camisa
la roña de los puños la mugre del cuello
los sudores de la espalda
Salir del ciclo de la lana por un rato
que la parición
que cortarles los huevitos a las crías
y la señal del patrón en las orejas.
que la pelada del ojo que la esquila
que los fardos de lana trepándose hasta el techo
No tuvieron:
los bancos que pedían
para sentarse descansar el cuerpo
armar el círculo de la conversa
y el silencio
y que en los puestos esa distancia alambrada
en la inmensidad del latifundio
el hombre no esté solo condenado a estar impar
Eso pedían a cambio de volver
a producirles las ganancias
Y los ataron como hacía cuarenta años
a sus parientes allá por el chubut
en el corral de sacamata
como a animales
los milicos obedientes de los muy enriquecidos
No les dijeron no, tampoco sí:
al sábado a la tarde
para volver a ser wentru por un rato
para lavarse
bancos
velas
aire
no estar solos en los puestos
no más pedían
Balas
les dieron los milicos obedientes
primero los pusieron paraditos
y en fila como los postes del alambre
A los peones que se habían atrevido
les apuntaron ahí
a la memoria
y fueron cayendo
las camisas con sangre
que ningún jabón refregará el sábado a la tarde
y vuelve a gotear el dolor
mierda
vuelve.
La poeta, investigadora y profesora comodorense Liliana Ancalao sufrió un hackeo mientras participaba de una sesión de lecturas de poesía en el "café literario" del Centro Cultural Virla, realizado por Zoom. No pudo seguir adelante con la lectura de sus textos al recibir insultos que fueron repudiados por numerosas instituciones, escritores, artistas y gestores culturales.
Tras el incidente, Ancalao publicó en su muro de Facebook después del incidente: "¿Acallar al mapuzungun, el idioma de la tierra? No creo. ¿Silenciar a la poesía? Tampoco. Tal vez, y por un rato, mi pequeña voz". Además, convocó a leer el poema "La tarde del sábado para lavar la ropa" (incluido en su último libro, Rokiñ. Provisiones para el viaje) que se disponía.
El pasado jueves a las 20 jaquearon la reunión por zoom del Café literario del CCVirla en el momento en que comenzaba su lectura la invitada especial, Liliana Ancalao, docente, poeta, integrante de la comunidad mapuche. Ancalao leyó un poema en su lengua originaria y luego lo hizo en castellano.
Cuando comenzaba con la lectura del segundo poema aparecieron interferencias visuales y auditivas que impidieron la continuidad de la reunión virtual. Voces anónimas distorsionadas digitalmente lanzaron insultos contra Ancalao y los demás asistentes al evento literario acompañados de música a alto volumen. También aparecieron graves insultos en el chat. Ante la imposibilidad de retirar los mensajes de los atacantes de la pantalla se decidió suspender la actividad.
Liliana Ancalao (Comodoro Rivadavia, 1961) es poeta, investigadora y profesora en Letras. Sus orígenes en Puel Mapu Wall Mapu se remontan al tiempo en que sus bisabuelos cruzaban la Cordillera sin los límites impuestos por los estados de Argentina y Chile.
Pertenece a la comunidad mapuche-tewelche Ñamkulawen y es aprendiz de su lengua materna. Publicó Tejido con lana cruda (2001), Mujeres a la intemperie-puzomowekuntumew (2009), Resuello-neyen (ensayos, 2018) y Rokiñ. Provisiones para el viaje (Espacio Hudson, 2020). Ha sido traducida al inglés y al francés.
Ancalao escribió: "Ayer, se me quedó este poema sin leer. Si pueden leerlo en voz alta, pongan: logrado, por la memoria".
La tarde del sábado para lavar la ropa
(De Rokiñ. Provisiones para el viaje, 2020)
Entre los peones que cayeron fusilados en las huelgas rurales de 1920 y 1921 seguramente había hombres de los pueblos originarios que cuarenta años antes habían recorrido libres los territorios del sur.
La tarde del sábado para lavar la ropa
pedían los
peones
que ahora les llamaban así a los empobrecidos
williches pikunches ahonikenk shelknam
yagan kaweskar y kamollfunche
Cuarenta años después
un rato de ser wentru pedían
aunque los alambrados
No les dijeron no, a su pedido
siempre fueron afables
tampoco sí:
a las ventanas de brisa en el galpón cerrado
un suspiro limpio que ventile el pecho
y se lleve el olor de los corrales
lo desparrame
como el agua enjabonada
el sábado a la tarde en el patio de la estancia
Un respiro de aire sin
patrones
que ahora debían llamarle así
a los muy enriquecidos
no les dijeron no, los muy prolijos
hicieron venir a los milicos
Y no les dieron:
tiempo para lavar su cara y su cabello
que el agua corra hasta sus pies
el sábado a la tarde
para lavar sus calzoncillos la camisa
la roña de los puños la mugre del cuello
los sudores de la espalda
Salir del ciclo de la lana por un rato
que la parición
que cortarles los huevitos a las crías
y la señal del patrón en las orejas.
que la pelada del ojo que la esquila
que los fardos de lana trepándose hasta el techo
No tuvieron:
los bancos que pedían
para sentarse descansar el cuerpo
armar el círculo de la conversa
y el silencio
y que en los puestos esa distancia alambrada
en la inmensidad del latifundio
el hombre no esté solo condenado a estar impar
Eso pedían a cambio de volver
a producirles las ganancias
Y los ataron como hacía cuarenta años
a sus parientes allá por el chubut
en el corral de sacamata
como a animales
los milicos obedientes de los muy enriquecidos
No les dijeron no, tampoco sí:
al sábado a la tarde
para volver a ser wentru por un rato
para lavarse
bancos
velas
aire
no estar solos en los puestos
no más pedían
Balas
les dieron los milicos obedientes
primero los pusieron paraditos
y en fila como los postes del alambre
A los peones que se habían atrevido
les apuntaron ahí
a la memoria
y fueron cayendo
las camisas con sangre
que ningún jabón refregará el sábado a la tarde
y vuelve a gotear el dolor
mierda
vuelve.