El país

Una realidad que se padece diariamente: trabajar más y ganar menos

 Por Esteban Rafele 

Mientras la economía se acomodaba al nuevo programa acordado con el FMI, dos datos sobre el mundo del trabajo llamaron la atención. El primero, un nuevo informe que inició el INDEC sobre trabajo informal. De ahí surge, entre otras cosas, que seis de cada diez trabajadores de hasta 29 años están en negro. El segundo, un tuit del ministro de Economía, Luis Caputo, que celebró una fortísima recuperación del salario privado formal, de siete puntos reales, desde noviembre de 2023. Rápidamente, los especialistas le marcaron la cancha: los trabajadores no ganan mejor, sino que trabajan más horas.

Caputo tuiteó el 16 de abril. En Argentina, cada día cuenta como un año y por aquel entonces hablábamos del impacto de la devaluación en los precios y, por supuesto, en las negociaciones salariales. "Todas las categorías de trabajadores registraron incrementos salariales por encima de la inflación", insistió el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en su informe al Congreso de ese día.

El Gobierno quiso desalentar rápidamente cualquier escenario de apertura en las negociaciones paritarias, que vienen pisadas debajo del 2% mensual. Francos fue explícito: como el salario real crece, la conflictividad gremial se reduce, dijo. "El salario real privado registrado está en el máximo nivel desde agosto de 2018", escribió Caputo, para que su platea tuitera viralice a la velocidad de la luz.

Las horas extras de los trabajadores formales

Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA-Autónoma, lo calificó de "engañoso". "La principal razón de la suba de salarios en el sector privado en los últimos meses parece haber sido el aumento de las horas trabajadas", escribió en la red social de Elon Musk.

El Centro de Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo (CETyD) de la Universidad de San Martín (Unsam), que dirige Matías Maito, desmenuzó los datos. "Desde fines del año pasado se produjo un marcado desacople entre, por un lado, los salarios negociados en paritarias por empresas y sindicatos; y por otro lado, los salarios efectivamente cobrados por los trabajadores a principios de mes", escribió en un informe. Los salarios negociados en paritarias aumentaron 1% entre septiembre de 2024 y febrero de 2025 (el periodo de menor inflación del Gobierno) y volvieron a caer en marzo, con el IPC de 3,7%. Pero los salarios efectivamente cobrados treparon 9%, indicó el CeTyD.

Pero esta recuperación de los salarios percibidos se da en un contexto de caída del empleo. "A diferencia de lo que ocurre con la actividad económica, que ya volvió al nivel que tenía al iniciar la crisis, el empleo no logró compensar la contracción previa y a fines de 2024 se mantuvo 2,3% debajo de fines de 2023. Sin embargo, lo que sí está aumentando es la cantidad de horas que trabaja cada trabajador, que crecieron 5% en ese mismo período de tiempo", aseveró el CETyD. "Las empresas están optando por aumentar las horas extra antes que por contratar más trabajadores a sus plantillas", concluyó.

Daniel Kostzer, actual economista jefe de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y con años de experiencia sobre el lomo, olfatea algo más: "Hay un efecto composición. Con 175.000 empleos menos, la mayoría de los despidos se da en puestos con calificaciones bajas y poca antigüedad", le dijo a #Rollover desde Bruselas. Los indicadores que miden el salario registrado privado estarían "contaminados" por ese cambio en la estructura del empleo.

Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, agregó más contexto al dato que difundieron Francos y Caputo. El "sector privado registrado", dijo, son poco más de 6 millones de personas sobre un universo de población ocupada de 21 millones. "Cuando se mira el conjunto de los asalariados de la serie histórica, con datos al cuarto trimestre, da así", tuiteó, y posteó una imagen con una caída de treinta puntos de poder adquisitivo desde 2015. El salario real cayó en 2024 por séptimo año seguido.

Es que la caída del ingreso de los trabajadores del sector público fue de economía de guerra. Como mostró Campos, de la CTA, el salario público cayó casi 20 puntos en términos reales desde el cambio de Gobierno. La serie más larga muestra que los ingresos formales de los trabajadores están cada vez más lejos de 2015/2016. El poder adquisitivo de los trabajadores del sector privado cayó 17 puntos y el de los empleados públicos, 35 puntos.

Informales, precarios y changas por celular

Dos días antes del tuit de Caputo focalizado en el sector privado formal del mundo del trabajo, el INDEC había publicado un informe que hizo zoom sobre el empleo no registrado al cuarto trimestre de 2024. Sumó allí no solo a la franja de trabajadores asalariados "sin descuento jubilatorio" (el término técnico que indica que sus empleadores no hacen aportes y, por lo tanto, están en negro), sino también a los cuentapropistas no formalizados. En total, el 42% de las y los trabajadores está en negro, con un crecimiento de unas décimas en el último año. La informalidad trepa al 58,7% entre jóvenes de hasta 29 años.

"El empleo asalariado formal, como porcentaje del total de ocupados, cae desde hace diez años y pasó del 52% del total al 46%", dijo Schteingart. "El empleo público creció y el privado formal se estancó desde 2011", agregó.

Los datos oficiales confirman algo que ya se sabía pero que, visto con esa contundencia, abruma. La construcción (un universo masculinizado) y el empleo doméstico (trabajos en su gran mayoría de mujeres) concentran grandes bolsones de informalidad, con tasas del 77%. Casi ocho de cada diez trabajadores de esos sectores están en negro. En el comercio, otra rama de empleo importante, el 52,9% tiene empleos en negro.

Mercedes D'Alessandro, economista y exdirectora de Género del Ministerio de Economía recordó distintos intentos del Estado, desde 2013, para formalizar el empleo en casas particulares. El último, rememoró, fue el programa Registradas, que pagaba la mitad del salario por seis meses. Así y todo, destaca la crudeza con la que el INDEC pinta el cuadro: "La placa del informe dice que el 77% del empleo informal es el de LOS HOGARES", escribe, con mayúsculas.

Tiene que haber una decisión de cada hogar, más allá de las políticas desde arriba -que, ahora, se interrumpieron-. "En el empleo doméstico hay más de un millón de mujeres, es una de las tres salidas laborales principales para las mujeres, junto con la enseñanza y la salud, y es el empleo más precarizado y peor pago de toda la economía. Y la solución está en LOS HOGARES", enfatizó, otra vez con mayúsculas, D'Alessandro.

Según los datos de la Cuenta de Generación de Ingreso del INDEC, en el cuarto trimestre de 2024 se crearon 150.000 empleos netos, en comparación con el mismo periodo de 2023. Se destruyeron 175.000 empleos asalariados formales, pero se incorporaron 76.000 informales y 249.000 no asalariados (que podemos emparentar con monotributistas).

Quizás sea una tendencia global. En el mundo, cuenta Kostzer, volvió el debate sobre cómo regular la economía de plataformas y la precarización laboral. La CSI lleva la batalla a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero encuentra resistencia de empleadores para emparejar la cancha. No se trata solo de choferes de Uber o trabajadores de rappi: hay apps para baby sitters y trabajadores de casas particulares también, en pleno auge.

"Países que históricamente tenían negociaciones colectivas sin salario mínimo, porque consideraban que no era necesario, ahora lo implementan", dijo Kostzer. "Alemania lo introdujo en 2015, porque notaba que una porción del mercado de trabajo creciente quedaba atrás y se necesitaban políticas mucho más activas en el mercado de trabajo", añadió.

Es lo contrario a lo que hace Argentina desde la asunción de Milei. El Salario Mínimo Vital y Móvil aumentó apenas 103% desde noviembre de 2023, con una inflación acumulada superior al 230%. El SMVM no solo se desenganchó de los planes sociales, sino que deja de ser referencia como unidad mínima de ingresos para el mundo del trabajo en general.

En Argentina hay pocos datos sistematizados y actualizados sobre el impacto de la economía de plataformas en el mundo del trabajo. En Uber, por ejemplo, se registraron hasta el año pasado 500.000 personas que hicieron algún viaje como chofer, aunque no necesariamente trabajen de manera cotidiana arriba del auto.

Según información que la compañía compartió con #Rollover, siete de cada diez choferes manejan menos de 20 horas semanales. De ahí se infiere que Uber es, para ellos, un complemento de otras actividades. Aquí entran tanto los estudiantes que trabajan a tiempo parcial como las madres que hacen algunas horas mientras los chicos están en la escuela y los taxistas que se sumaron a la plataforma y tienen un híbrido de viajes entre los de la app y los de la calle.

Schteingart y Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista que se especializó en el trabajo de plataformas, coinciden en que, quizás, sea un universo sobredimensionado para explicar la creciente precarización. "Lo que más crece es el cuentapropismo femenino", dijo Schtengart. "En la última década, más mujeres se insertaron en el mercado laboral con ocupaciones frágiles, dentro del cuentapropismo", agregó.

Esa feminización del cuentapropismo no se condice con la economía de plataformas, sino con empleos vinculados a la preparación y venta de alimentos o a emprendimientos de venta directa, como los que ofrecen marcas como Essen o Avon. "En las entrevistas cualitativas aparecen ese tipo de ventas multinivel o a través de Mercado Libre, además de la venta callejera", dijo Ottaviano. "Ahí hay un protagonismo de la trabajadora que sale a buscar ingresos adicionales para el hogar", consideró.

Fuente: Cenital