El plebiscito y Esquel a 22 años del inicio de un No a la Mina que sigue haciendo historiaPor Paula Moreno Román
Cada 23 de marzo la ciudad de Esquel recuerda el Plebiscito que le dijo rotundamente NO a la Mina, NO a la radicación de emprendimientos megamineros. En esta oportunidad se conmemoran los 22 años de aquel momento de planteos estudiados, fundamentos científicos, análisis, angustia y finalmente festejo de la mayoría.
A 22 años del plebiscito del 23 de marzo de 2003, Esquel vuelve a recordarse a sí misma como protagonista de un hecho sin precedentes en la historia de la participación ciudadana en Argentina. Aquel domingo, el 81% de los votantes rechazó la instalación de un emprendimiento megaminero en el cordón Esquel, y esa decisión se convirtió en un punto de inflexión: no solo frenó un proyecto puntual, sino que instaló un modelo de organización comunitaria y de defensa del ambiente que marcó a generaciones enteras y sembró conciencia en toda la Patagonia y el país.
El tiempo pasó, pero el debate sigue vigente. En los últimos años, Chubut volvió a estar en el centro de la escena a partir del intento fallido del entonces gobernador Mariano Arcioni de aprobar una zonificación minera que desató una fuerte reacción popular en distintos puntos del territorio. La Legislatura aprobó el proyecto entre gallos y medianoche, pero la movilización social fue tal que la norma fue derogada apenas una semana después, en un contexto de protestas masivas y hechos de violencia institucional.
En la actualidad, la industria minera atraviesa un contexto favorable a nivel nacional, con una gestión que promueve la expansión de la actividad extractiva como eje de crecimiento económico. La participación reciente de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, en una feria minera en Canadá ratifica ese rumbo, en el que el gobierno busca atraer inversiones en exploración y explotación.
En ese marco, el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, sostuvo recientemente ante la prensa que no está en estudio la modificación de la Ley 5001, que prohíbe la minería metalífera a cielo abierto con uso de cianuro. A la vez, señaló que existen otras formas de desarrollo minero en la provincia, como las canteras de arenas silíceas, que se encuentran dentro del marco legal vigente y generan actividad económica en distintos puntos del territorio.
"La verdad que generan mucho trabajo y ojalá podamos avanzar en otros proyectos", declaró el mandatario minutos después de brindar su mensaje institucional ante la Legislatura.
Su postura pretende poner de relieve una diferencia entre los grandes proyectos de minería metalífera, resistidos por amplios sectores sociales, y otras actividades extractivas más acotadas, que suelen tener menos visibilidad pública. Sin embargo la mirada real está puesta en apuestas grandes: uranio, plata y oro.
En este nuevo escenario, donde las presiones económicas conviven con una memoria activa de resistencia social, el plebiscito de Esquel sigue siendo un mojón ineludible.
Una experiencia que recuerda que la planificación del desarrollo, los recursos naturales y el territorio no pueden estar desligados de la voluntad de las comunidades que los habitan.
A mediados del año 2002 la minera Meridian Gold oficializó la compra de un proyecto ubicado a diez kilómetros de la ciudad, con el guiño de las autoridades políticas.
En ese contexto los vecinos comenzaron a organizarse, primero con intriga, luego con desconfianza y en octubre de 2002 comenzaron a reunirse espontáneamente en asambleas que comenzaron a crecer cada vez más.
En principio el gobierno provincial fijó una audiencia pública el 4 de diciembre, para que se abordaran los temas referidos al proyecto minero. Pero las movilizaciones fueron creciendo y más allá de lo vinculante o no de una marcha, el 24 de noviembre el rechazo tuvo una de sus marchas de disgusto con el proyecto minero, mas contundente lo que provocó la suspensión de la audiencia pública.
El 4 de diciembre miles de esquelenses se volcaron a las calles nuevamente y desde allí cada mes hasta hoy.
El 5 de febrero del año 2003, el Concejo Deliberante local aprobó una consulta popular, con la promulgación inmediata por parte del ejecutivo.
Luego se desarrollaron charlas, expresiones artísticas, muestras de cine, y otras acciones a fin de concientizar sobre la situación.
Hubo militancia del No y también del sí promovida por la propia empresa.
Se trata sólo del comienzo de un planteo de autodeterminación que logró trascender fronteras, informar, educar y también contagiar esperanza.
Fue el plebiscito de la mayoría, del 82% pero también fue el plebiscito que recuerda el resto, el 18% que aún hoy sigue intentando modificar voluntades, con poca respuesta por cierto. Por eso a 21 años, sigue siendo el plebiscito de todos.
La leyenda del No a la Mina marcó y marca a Esquel y se respira su razón de ser en las calles, con marcha o sin marcha. Allí está: paredes, graffithis, el nombre de una escuela, plazoleta, sitckers en la entrada de los comercios, debates, foros productivos, discusión sobre el agua. Ahí está.
Desde aquel Plebiscito histórico que hoy cumple 22 años la gente siguió en la calle cada día cuatro y cuando resulte necesario, recordando una postura que nació en la montaña y caló hondo en toda la provincia.
Fuente: EQS
Por Paula Moreno Román
Cada 23 de marzo la ciudad de Esquel recuerda el Plebiscito que le dijo rotundamente NO a la Mina, NO a la radicación de emprendimientos megamineros. En esta oportunidad se conmemoran los 22 años de aquel momento de planteos estudiados, fundamentos científicos, análisis, angustia y finalmente festejo de la mayoría.
A 22 años del plebiscito del 23 de marzo de 2003, Esquel vuelve a recordarse a sí misma como protagonista de un hecho sin precedentes en la historia de la participación ciudadana en Argentina. Aquel domingo, el 81% de los votantes rechazó la instalación de un emprendimiento megaminero en el cordón Esquel, y esa decisión se convirtió en un punto de inflexión: no solo frenó un proyecto puntual, sino que instaló un modelo de organización comunitaria y de defensa del ambiente que marcó a generaciones enteras y sembró conciencia en toda la Patagonia y el país.
El tiempo pasó, pero el debate sigue vigente. En los últimos años, Chubut volvió a estar en el centro de la escena a partir del intento fallido del entonces gobernador Mariano Arcioni de aprobar una zonificación minera que desató una fuerte reacción popular en distintos puntos del territorio. La Legislatura aprobó el proyecto entre gallos y medianoche, pero la movilización social fue tal que la norma fue derogada apenas una semana después, en un contexto de protestas masivas y hechos de violencia institucional.
En la actualidad, la industria minera atraviesa un contexto favorable a nivel nacional, con una gestión que promueve la expansión de la actividad extractiva como eje de crecimiento económico. La participación reciente de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, en una feria minera en Canadá ratifica ese rumbo, en el que el gobierno busca atraer inversiones en exploración y explotación.
En ese marco, el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, sostuvo recientemente ante la prensa que no está en estudio la modificación de la Ley 5001, que prohíbe la minería metalífera a cielo abierto con uso de cianuro. A la vez, señaló que existen otras formas de desarrollo minero en la provincia, como las canteras de arenas silíceas, que se encuentran dentro del marco legal vigente y generan actividad económica en distintos puntos del territorio.
"La verdad que generan mucho trabajo y ojalá podamos avanzar en otros proyectos", declaró el mandatario minutos después de brindar su mensaje institucional ante la Legislatura.
Su postura pretende poner de relieve una diferencia entre los grandes proyectos de minería metalífera, resistidos por amplios sectores sociales, y otras actividades extractivas más acotadas, que suelen tener menos visibilidad pública. Sin embargo la mirada real está puesta en apuestas grandes: uranio, plata y oro.
En este nuevo escenario, donde las presiones económicas conviven con una memoria activa de resistencia social, el plebiscito de Esquel sigue siendo un mojón ineludible.
Una experiencia que recuerda que la planificación del desarrollo, los recursos naturales y el territorio no pueden estar desligados de la voluntad de las comunidades que los habitan.
A mediados del año 2002 la minera Meridian Gold oficializó la compra de un proyecto ubicado a diez kilómetros de la ciudad, con el guiño de las autoridades políticas.
En ese contexto los vecinos comenzaron a organizarse, primero con intriga, luego con desconfianza y en octubre de 2002 comenzaron a reunirse espontáneamente en asambleas que comenzaron a crecer cada vez más.
En principio el gobierno provincial fijó una audiencia pública el 4 de diciembre, para que se abordaran los temas referidos al proyecto minero. Pero las movilizaciones fueron creciendo y más allá de lo vinculante o no de una marcha, el 24 de noviembre el rechazo tuvo una de sus marchas de disgusto con el proyecto minero, mas contundente lo que provocó la suspensión de la audiencia pública.
El 4 de diciembre miles de esquelenses se volcaron a las calles nuevamente y desde allí cada mes hasta hoy.
El 5 de febrero del año 2003, el Concejo Deliberante local aprobó una consulta popular, con la promulgación inmediata por parte del ejecutivo.
Luego se desarrollaron charlas, expresiones artísticas, muestras de cine, y otras acciones a fin de concientizar sobre la situación.
Hubo militancia del No y también del sí promovida por la propia empresa.
Se trata sólo del comienzo de un planteo de autodeterminación que logró trascender fronteras, informar, educar y también contagiar esperanza.
Fue el plebiscito de la mayoría, del 82% pero también fue el plebiscito que recuerda el resto, el 18% que aún hoy sigue intentando modificar voluntades, con poca respuesta por cierto. Por eso a 21 años, sigue siendo el plebiscito de todos.
La leyenda del No a la Mina marcó y marca a Esquel y se respira su razón de ser en las calles, con marcha o sin marcha. Allí está: paredes, graffithis, el nombre de una escuela, plazoleta, sitckers en la entrada de los comercios, debates, foros productivos, discusión sobre el agua. Ahí está.
Desde aquel Plebiscito histórico que hoy cumple 22 años la gente siguió en la calle cada día cuatro y cuando resulte necesario, recordando una postura que nació en la montaña y caló hondo en toda la provincia.
Fuente: EQS