Petróleo

El negro rastro de la dictadura en el petróleo: YPF, endeudamiento y comienzo del proceso de entrega

YPF está dejando un desastre en Chubut y el conjunto de la Cuenca del Golfo San Jorge con su abandono productivo y un enorme pasivo ambiental impago. Pero la historia de la actual problemática no es sólo responsabilidad de la conducción libertaria del Directorio que encabeza actualmente Horacio Marín, se vincula a casi 50 años de endeudamientos en tiempos de la dictadura militar, la apertura al capital privado del alfonsinismo, la privatización menemista y las políticas basadas en el libre mercado y exportadoras asumidas por el kirchnerismo, el macrismo y el albertismo. Sólo el kirchnerismo, en tiempos de Cristina Fernández, tuvo la oportunidad de torcer el rumbo pero la desaprovechó después de la expropiación de Repsol y ahora se padecen las consecuencias. El Extremo Sur retoma la visión histórica publicada en sus páginas en el año 2012 que dio origen al libro "YPF, la liquidación" -escrito por Marcelo García y Alejandro Bassi- que editó Espacio Hudson. En este tercer capítulo reproducido aquí se detallan los orígenes de destrucción de la YPF estatal en tiempos dictatoriales con un brutal endeudamiento y una política aperturista hacia las empresas privadas que fueron en detrimento de la capacidad productiva de la compañía estatal.

Endeudamiento y privatización: Golpe de gracia a la YPF estatal

Las décadas de 1970, ‘80 y ‘90 marcaron el recorrido de la entrega y liquidación definitiva del Estado en el ámbito de los hidrocarburos. El predominio de las empresas privadas que se produjo durante la segunda mitad del siglo pasado tuvo su punto más elevado con la privatización definitiva de la YPF estatal en septiembre de 1992.

Las batallas perdidas a lo largo de casi todo el siglo pasado desembocaron en un triste privilegio para la Argentina. YPF se fundó en 1922 y 70 años más tarde, en 1992, se privatizó durante la gestión del presidente peronista Carlos Menem.

Argentina fue la primera de América Latina que puso en marcha una petrolera vertical e integrada en el subcontinente, la que fue copiada a imagen y semejanza por varias naciones latinoamericanas como Bolivia, México, Brasil y Uruguay, pero en la década del '90 fue también el primer país de la región en privatizar y poner en manos privadas la totalidad de la industria del petróleo, el gas y los combustibles.

Desde la creación de YPF, el Estado usufructuó las bondades del gigante petrolero de Latinoamérica, quedándose con una tajada de sus utilidades que iban a la bolsa común de las Rentas Generales; pero paralelamente YPF iba deteriorándose por el manejo burocrático concretado por tecnócratas que tenían una fuerte raigambre privatista.

Los contratos de concesión firmados por Arturo Frondizi en 1958 le abrieron la puerta a las empresas privadas quienes pasaron a controlar más del 30% del sector y se afincaron en esa posición estratégica. Atrás quedaron los años del nacionalismo petrolero y los proyectos de desarrollo industrial basados en YPF y las empresas estratégicas del Estado.

Esa situación se profundizó y marcó el inicio de la debacle de YPF con la llegada del golpe militar de 1976.

Dominio privado y endeudamiento militar

La privatización efectiva de YPF no comenzó con las leyes del menemismo, sino que concluyó con la transformación de YPF en Sociedad Anónima; en realidad se inició de manera concreta con la dictadura militar de 1976, el apabullante endeudamiento de la petrolera estatal y la instalación del modelo neoliberal.

Aunque nunca se consiguió que el petróleo fuera completamente estatal la impronta nacionalista fue perdiendo terreno durante la segunda mitad del siglo pasado hasta que se instaló la dictadura de Jorge Rafael Videla en el '76.

El rol nefasto de una nueva avanzada militar en el poder no solo se reflejó en el terreno de las desapariciones y las torturas, como en la entrega económica del país y el suculento beneficio para los sectores de la burguesía nacional, sino que también se expresó en el endeudamiento externo del país en el que YPF fue la principal empresa estatal tomadora de créditos del exterior.

Fueron justamente los gobiernos anticonstitucionales de Videla, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone quienes forzaron el endeudamiento catastrófico en el que se hundió el país y al que la petrolera estatal no estuvo ajena. Es más, la cuantiosa deuda en que dejaron sumida a YPF es uno de los casos más paradigmáticos de todo el proceso dictatorial.

El gobierno militar, encabezado económicamente por Alfredo Martínez de Hoz, fue el encargado de llevar adelante el plan neoliberal de endeudamiento externo y destrucción del aparato productivo, lo que posibilitó que se abriera el camino para el desarrollo de la economía especulativa. Dicho proceso se desarrolló simultáneamente en toda América Latina y estuvo impulsado esencialmente por los organismos de créditos internacionales (FMI, Banco Mundial, BID, etc.), con el auspicio de Estados Unidos.

A partir de esa política el endeudamiento argentino se incrementó en un 544% a lo largo de los 7 años de la dictadura militar. En 1975 la deuda externa nacional era de 7,9 mil millones de dólares, de los cuales 4 mil millones correspondían a la deuda externa estatal y 3,9 a la deuda privada (representando el 266% de la exportaciones) y al finalizar la dictadura el endeudamiento había trepado a casi 45,1 mil millones de dólares, de los cuales 31,7 mil millones habían sido contraídos por el Estado y 13,4 por las empresas privadas, lo que para aquel entonces significaba el 575% de los productos exportados a nivel nacional.

La variación de la deuda privada se debió esencialmente a la transferencia a las arcas del Estado que Domingo Cavallo -por aquel entonces presidente del Banco Central de República Argentina-, efectuó de la deuda contraída por los empresarios privados. El mecanismo utilizado por Cavallo consistió en la estatización de la deuda privada a través de los denominados seguros de cambio. Por intermedio de estos seguros "el Estado Nacional pagó la diferencia entre el valor del dólar en ese momento (1981) y el que rigiese en el momento en que el deudor privado pagara la deuda, con lo que terminó asumiendo el 90% de la deuda externa privada que rondaba los 15 mil millones de dólares" ([i]).

El análisis minucioso de lo sucedido con YPF muestra con claridad un paralelismo con el desarrollo de la deuda externa nacional, así ha quedado demostrado en las investigaciones efectuadas por Alejandro Olmos, uno de los más incansables luchadores contra dicho endeudamiento. Las diferentes denuncias efectuadas por Olmos desembocaron en la causa judicial que dieron origen al único fallo judicial, a nivel mundial, en contra de la deuda externa.

La práctica más frecuente, inculcada por los organismos financieros internacionales, era la de tomar créditos externos -en dólares- a nombre de YPF y posteriormente dirigirlos hacia gastos corrientes y el mercado cambiario. Hacia la petrolera estatal sólo se destinaban pocos fondos en pesos para el funcionamiento administrativo, sobre un total de 423 créditos tomados por una suma cercana a los 9.460 millones de dólares. Las empresas del Estado se transformaron en las poleas transmisoras de la obtención de los créditos externos que provenían fundamentalmente de bancos estadounidenses.

Tanto Olmos como el intelectual especializado en las deudas externas Eric Toussaint demostraron la gravedad del daño provocado a YPF, una de las compañías estatales de mayor facturación por aquellos en toda América Latina. El primero denunció que "durante la Dictadura Militar, se empezó a endeudarla irresponsablemente, además de fijar precios a los combustibles que no respondían a los costos de explotación. En la causa penal hay registradas respecto a YPF 427 operaciones de endeudamiento, que servirían como base para la futura enajenación de la empresa" ([ii]).

A lo largo de exposición efectuada en Brasil en 1999, Olmos enfatizó que "este supuesto endeudamiento de YPF -originado en el gobierno de la dictadura militar- fue utilizado por los gobiernos constitucionales de mi país para resolver su ‘privatización' a precio vil. Se mostró la falsa imagen de una empresa parasitaria y endeudada para justificar la necesidad de su entrega a la voracidad del capital privado. YPF sólo recibía el 25% del producto de sus ventas, el 85% restante era absorbido por un Estado sometido a las directivas del Fondo Monetario y a los intereses del dominante poder financiero. La falsedad del endeudamiento fue admitida por todos los que integraron el directorio de YPF en la composición de sus distintas etapas. El general Luís Pagliere -que integró ese directorio en representación del Ejército durante el gobierno militar- declaró ante el Tribunal que YPF estaba obligada a producir ‘a pérdida' por instrucciones del Ministerio de Economía, ya que el precio del petróleo vendido a la Shell y a la Esso representaba el 50% del valor que YPF gastaba por su extracción" ([iii]).

Por su parte Toussaint, presidente del Comité de anulación de la deuda del Tercer Mundo, en una de sus investigaciones relacionadas al endeudamiento argentino le brindó un apartado especial a lo sucedido con YPF. Sobre este particular mencionó: "la principal empresa pública argentina, la petrolera YPF, fue forzada a endeudarse en el exterior aunque disponía de recursos suficientes para sostener su propio desarrollo. En el momento del golpe militar del 24 de marzo de 1976, la deuda externa de YPF se elevaba a 372 millones de dólares. Siete años más tarde, al terminar la dictadura, esta deuda se elevaba a 6.000 millones de dólares. Su deuda se multiplicó por 16 en sólo siete años" ([iv]).

Una prueba contundente de lo sucedido es la contemplada por el juez federal Jorge Ballesteros en su fallo sobre la fraudulenta deuda externa. Allí se refirió a lo acontecido con YPF sosteniendo que "su endeudamiento externo por capital únicamente creció de diciembre de 1975 a marzo de 1981, multiplicándose por 12, concentrando esta empresa al 31 de marzo de 1984 el 17,65% del total de la deuda externa registrada entonces para el sector público, resultando ocioso indicar que el rubro petróleo en todo el mundo origina importantes beneficios, configurando además un elemento estratégico en la vida de las naciones del mundo actual y en la del futuro previsible" ([v]).


REFERENCIAS

[i] Ismael Bermúdez. El expediente de la Deuda Externa (Clarín, Agosto de 2000).

[ii] Alejandro Olmos. Aspectos históricos de la deuda externa Argentina (2000).

[iii] Alejandro Olmos. La deuda externa argentina. Exposición realizada en Brasil durante 1999 en el encuentro denominado Tribunal de la Deuda Externa.

[iv] Eric Toussaint. Crisis financiera en Argentina: el origen de la deuda. El observatorio de las transnacionales (2002).

[v] Juez Jorge Ballesteros. Acta de Resolución sobre la causa iniciada por Olmos contra el Estado Nacional por la Deuda Externa - Foja 115 (2000).