Roca, la Campaña al Desierto, Bariloche y el exterminio indígena: De la limpieza étnica de 14 mil indios a la actualidadEn la memoria que elevó al Congreso al finalizar la primera etapa de su ofensiva contra el pueblo mapuche, el propio Roca contabilizó que las operaciones que había comandado dejaron como saldo "5 caciques soberanos prisioneros y uno muerto. 1.271 indios de lanza prisioneros. 1.313 indios de lanza muertos. 10.539 indios chusma prisioneros" y "1.049 indios reducidos". El entonces ministro de Guerra se ufanó que la suma diera "por resultado la cantidad de 14.712 indios suprimidos de la Pampa" y él mismo admitió que la cifra no incluía "el número considerable de indios muertos en las persecuciones y a consecuencia del hambre en el seno mismo del desierto".
La guerra de agresión y la limpieza étnica no finalizaron en 1879, continuaron formalmente por seis años más. Investigaciones relativamente recientes cuantificaron en 3.000 a los prisioneros mapuche que fueron trasladados de manera forzosa a Mendoza. En una proporción importante los cautivos y cautivas fueron reducidos a servidumbre, si bien la esclavitud era ilegal en la Argentina. Antes aún de las expediciones que formaron parte de las campañas al nunca existente desierto propiamente dichas, alrededor de 1.500 rankülche languidecían en el campo de concentración de Martín García y otros destinos igualmente deleznables, como los ingenios azucareros de la propia familia Roca.
Cuando el general asumió la presidencia dejó que terminara su trabajo Conrado Villegas, quien se vanaglorió de desaparecer gente mapuche durante las dos campañas que lideró para coronar la usurpación territorial. Por espacio de una década, el Ejército al mando de Roca perpetró torturas, sometió a las familias vencidas a "marchas de la muerte", luego las disgregó y en connivencia con los sectores pudientes del país, borró las identidades de las niñeces que también aprisionó. Todas conductas que definen al genocidio.
Aunque durante el período hubo acciones de resistencia, ya no existía un ejército mapuche que pudiera enfrentar al argentino con posibilidades de éxito. La mayoría de los combates que contabiliza la historiografía militar de la época fueron ataques al amanecer contra tolderías, es decir, poblados que no tenían finalidad militar. La diferencia entre la cantidad de bajas es abismal y en particular, las tropas se ensañaron con la así llamada "chusma", es decir, mujeres, niñeces y ancianidad. Personas mapuche no combatientes.
El 29 de diciembre último, el intendente de Bariloche Walter Cortés y un grupo de supuestos funcionarios que se comportaron como una patota, interrumpieron un acto que cuestionaba la política minera del gobierno rionegrino. Durante su desarrollo, unas telas negras ocultaron el monumento con que se homenajea al mentor intelectual y ejecutor del genocidio. Los portavoces del gobierno municipal indicaron que irían a retirarlas, a pesar de confiárseles que el acto ya estaba por finalizar. El episodio derivó en expresiones prepotentes, insultos y desafíos, con el responsable de los destinos municipales barilochenses como principal animador.
Finalmente, compañeros nuestros descubrieron la estatua, que no sufrió daño alguno.
Las organizaciones que participamos de aquella movilización acordamos en la oportunidad no correr el eje de nuestra demanda, que consistía en renovar la oposición al modelo extractivista que impulsa la administración provincial al avanzar a pasos acelerados el Proyecto Calcatreu. Pero un mes después de la apretada y como organización del pueblo mapuche, nos pronunciamos porque no es posible que la agresión pase sin más.
Al día siguiente de su lamentable actuación, Cortés desparramó una serie de expresiones sin sentido, del tipo "si el pueblo impuso una estatua hay que honrarlo sino entramos en una provocación".
Quizás ignore el intendente que la ciudadanía de Bariloche nunca impulsó homenajear a Roca a través de un monumento: que se encuentre en el centro neurálgico fue consecuencia de una trapisonda oligárquica cuando Parque Nacionales rediseñó la ciudad para convertirla en solaz turístico de las clases pudientes. No fueron historiadores mapuches los que establecieron que el entonces vicepresidente, hijo del homenajeado, facilitó presupuesto para finalizar el Centro Cívico a cambio de su instalación.
En consonancia con una ministra nacional de triste mención para el pueblo mapuche, Cortés repite como loro "dentro del marco de la ley todo, fuera de la ley nada". Recomendamos entonces que repase los ocho incisos del artículo 210 de la Carta Orgánica Municipal, que, entre otras cosas, reconoce la preexistencia del pueblo mapuche. También la Ordenanza 2641 - CM - 15 por la cual el municipio se reconoció intercultural, que justamente durante 2025 cumplirá 10 años de sancionada y que evidentemente, su gestión y funcionarios desconocen. Solo diremos aquí que su artículo segundo ordena la implementación de políticas públicas interculturales "en base al respeto, a la cosmovisión, filosofía y conocimiento ancestral mapuche y el mapuzungun". A la luz de estas y otras normativas, es el gobierno municipal el que incumple la ley, aunque nos consta que hay trabajadores de la Municipalidad que se empeñan en llevarla a la práctica, aún en un ambiente político desfavorable.
Los cuestionamientos al monumento tienen 30 años de historia. Algún intendente prometió removerlo cuando era candidato y otros nos confiaron que lo harían cuando tuvieran chances, aunque la mayoría prefirió no pronunciarse sobre la polémica. Es Cortés el primero en asumir de manera tajante una defensa del homenajeado, quien no hubiera dudado en ordenar la represión de los mercantiles si hubiera asistido a alguna de sus protestas sindicales. ¿O no sabe el intendente que las primeras víctimas fatales del movimiento obrero se produjeron durante la segunda presidencia de Roca?
Si bien sólo contó con los votos de 13 mil ciudadanos de esta ciudad, actúa con una soberbia que no tiene bases sólidas y que no hace mella en las organizaciones del pueblo mapuche. Si no pudieron silenciar a nuestros mayores Roca, Villegas, la oligarquía que se enriqueció con la Campaña al Desierto, Macri, Bullrich y sus émulos provinciales, ¿en serio piensa Cortés que nos va a callar?
De paso, una aclaración y una enseñanza: marichiwew no es un insulto en mapuzungun, como parece que interpretó el intendente aquel atardecer de diciembre. Marichiwew es un grito varias veces centenario que se pronuncia de mar a mar y significa diez veces venceremos.
¡Ningún crimen de lesa humanidad prescribe!
Con o sin monumento, no queda duda alguna al respecto: zoy epe wün rupalu antü (más temprano que tarde) ¡marichiwew!
Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política.
Nawel Wapi mapu mew.
5 de febrero de 2025 pi ta wingka.
En la memoria que elevó al Congreso al finalizar la primera etapa de su ofensiva contra el pueblo mapuche, el propio Roca contabilizó que las operaciones que había comandado dejaron como saldo "5 caciques soberanos prisioneros y uno muerto. 1.271 indios de lanza prisioneros. 1.313 indios de lanza muertos. 10.539 indios chusma prisioneros" y "1.049 indios reducidos". El entonces ministro de Guerra se ufanó que la suma diera "por resultado la cantidad de 14.712 indios suprimidos de la Pampa" y él mismo admitió que la cifra no incluía "el número considerable de indios muertos en las persecuciones y a consecuencia del hambre en el seno mismo del desierto".
La guerra de agresión y la limpieza étnica no finalizaron en 1879, continuaron formalmente por seis años más. Investigaciones relativamente recientes cuantificaron en 3.000 a los prisioneros mapuche que fueron trasladados de manera forzosa a Mendoza. En una proporción importante los cautivos y cautivas fueron reducidos a servidumbre, si bien la esclavitud era ilegal en la Argentina. Antes aún de las expediciones que formaron parte de las campañas al nunca existente desierto propiamente dichas, alrededor de 1.500 rankülche languidecían en el campo de concentración de Martín García y otros destinos igualmente deleznables, como los ingenios azucareros de la propia familia Roca.
Cuando el general asumió la presidencia dejó que terminara su trabajo Conrado Villegas, quien se vanaglorió de desaparecer gente mapuche durante las dos campañas que lideró para coronar la usurpación territorial. Por espacio de una década, el Ejército al mando de Roca perpetró torturas, sometió a las familias vencidas a "marchas de la muerte", luego las disgregó y en connivencia con los sectores pudientes del país, borró las identidades de las niñeces que también aprisionó. Todas conductas que definen al genocidio.
Aunque durante el período hubo acciones de resistencia, ya no existía un ejército mapuche que pudiera enfrentar al argentino con posibilidades de éxito. La mayoría de los combates que contabiliza la historiografía militar de la época fueron ataques al amanecer contra tolderías, es decir, poblados que no tenían finalidad militar. La diferencia entre la cantidad de bajas es abismal y en particular, las tropas se ensañaron con la así llamada "chusma", es decir, mujeres, niñeces y ancianidad. Personas mapuche no combatientes.
El 29 de diciembre último, el intendente de Bariloche Walter Cortés y un grupo de supuestos funcionarios que se comportaron como una patota, interrumpieron un acto que cuestionaba la política minera del gobierno rionegrino. Durante su desarrollo, unas telas negras ocultaron el monumento con que se homenajea al mentor intelectual y ejecutor del genocidio. Los portavoces del gobierno municipal indicaron que irían a retirarlas, a pesar de confiárseles que el acto ya estaba por finalizar. El episodio derivó en expresiones prepotentes, insultos y desafíos, con el responsable de los destinos municipales barilochenses como principal animador.
Finalmente, compañeros nuestros descubrieron la estatua, que no sufrió daño alguno.
Las organizaciones que participamos de aquella movilización acordamos en la oportunidad no correr el eje de nuestra demanda, que consistía en renovar la oposición al modelo extractivista que impulsa la administración provincial al avanzar a pasos acelerados el Proyecto Calcatreu. Pero un mes después de la apretada y como organización del pueblo mapuche, nos pronunciamos porque no es posible que la agresión pase sin más.
Al día siguiente de su lamentable actuación, Cortés desparramó una serie de expresiones sin sentido, del tipo "si el pueblo impuso una estatua hay que honrarlo sino entramos en una provocación".
Quizás ignore el intendente que la ciudadanía de Bariloche nunca impulsó homenajear a Roca a través de un monumento: que se encuentre en el centro neurálgico fue consecuencia de una trapisonda oligárquica cuando Parque Nacionales rediseñó la ciudad para convertirla en solaz turístico de las clases pudientes. No fueron historiadores mapuches los que establecieron que el entonces vicepresidente, hijo del homenajeado, facilitó presupuesto para finalizar el Centro Cívico a cambio de su instalación.
En consonancia con una ministra nacional de triste mención para el pueblo mapuche, Cortés repite como loro "dentro del marco de la ley todo, fuera de la ley nada". Recomendamos entonces que repase los ocho incisos del artículo 210 de la Carta Orgánica Municipal, que, entre otras cosas, reconoce la preexistencia del pueblo mapuche. También la Ordenanza 2641 - CM - 15 por la cual el municipio se reconoció intercultural, que justamente durante 2025 cumplirá 10 años de sancionada y que evidentemente, su gestión y funcionarios desconocen. Solo diremos aquí que su artículo segundo ordena la implementación de políticas públicas interculturales "en base al respeto, a la cosmovisión, filosofía y conocimiento ancestral mapuche y el mapuzungun". A la luz de estas y otras normativas, es el gobierno municipal el que incumple la ley, aunque nos consta que hay trabajadores de la Municipalidad que se empeñan en llevarla a la práctica, aún en un ambiente político desfavorable.
Los cuestionamientos al monumento tienen 30 años de historia. Algún intendente prometió removerlo cuando era candidato y otros nos confiaron que lo harían cuando tuvieran chances, aunque la mayoría prefirió no pronunciarse sobre la polémica. Es Cortés el primero en asumir de manera tajante una defensa del homenajeado, quien no hubiera dudado en ordenar la represión de los mercantiles si hubiera asistido a alguna de sus protestas sindicales. ¿O no sabe el intendente que las primeras víctimas fatales del movimiento obrero se produjeron durante la segunda presidencia de Roca?
Si bien sólo contó con los votos de 13 mil ciudadanos de esta ciudad, actúa con una soberbia que no tiene bases sólidas y que no hace mella en las organizaciones del pueblo mapuche. Si no pudieron silenciar a nuestros mayores Roca, Villegas, la oligarquía que se enriqueció con la Campaña al Desierto, Macri, Bullrich y sus émulos provinciales, ¿en serio piensa Cortés que nos va a callar?
De paso, una aclaración y una enseñanza: marichiwew no es un insulto en mapuzungun, como parece que interpretó el intendente aquel atardecer de diciembre. Marichiwew es un grito varias veces centenario que se pronuncia de mar a mar y significa diez veces venceremos.
¡Ningún crimen de lesa humanidad prescribe!
Con o sin monumento, no queda duda alguna al respecto: zoy epe wün rupalu antü (más temprano que tarde) ¡marichiwew!
Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política.
Nawel Wapi mapu mew.
5 de febrero de 2025 pi ta wingka.