Géneros

Uber en la mira por denuncias de acoso: falta de controles y transparencia agudizan la inseguridad de las pasajeras

A raíz de un caso expuesto por una usuaria de Uber en Comodoro Rivadavia, recientemente se viralizaron distintas historias similares sobre mujeres que experimentaron episodios de acoso por parte de choferes de la aplicación. El caso no solo refleja las situaciones cotidianas de violencias machistas que atraviesan las mujeres, sino también la falta de respuestas legales y empresariales. Un gran número de casos similares se reportaron en Argentina en los últimos años, en la medida que Uber fue creciendo en popularidad, y evidencia la falta de un marco legal acorde para prevenir y sancionar estos incidentes. Las mujeres, por su parte, ensayan respuestas: desde compartir los relatos para alertar a otras hasta la creación de servicios de Uber sólo para ellas.

El escenario local

El 23 de enero se conoció el caso de una mujer que relató haber sido acosada sexualmente por un conductor de Uber en Comodoro Rivadavia. Mediante una publicación en Facebook, contó su historia y pidió a otras mujeres estar alerta. El posteo se viralizó rápidamente y más víctimas se sumaron al repudio.

"Hola a todos, quería contar esta situación que me pasó ayer para que no le pase a ninguna mujer y tengan cuidado con este hombre. Ayer me tomé un Uber y cuando me subí al auto, este degenerado me empezó a decir cosas atrevidas, se empezó a masturbar y puso porno. Entré en crisis y empecé a llorar, pidiéndole que me dejara bajar, pero no destrababa la puerta hasta que empecé a golpear el vidrio. Me arrepiento mucho de no haber reaccionado mejor porque en el momento solo entré en pánico. Si alguien lo ve, cuídense porque seguramente hace lo mismo siempre", relató una de las denunciantes.

Otras mujeres también compartieron sus experiencias. Otra usuaria comentó: "Me pasó lo mismo y lo filmé. Encima estaba con mi hijo, re sarpado el viejo"

"Yo ayer me tomé un Uber y me llevó. Miraba todo el tiempo para atrás, súper incómoda me hizo sentir. Por suerte no se hizo el loco", detallaba otro relato.

"Hola chicas, yo el día viernes 10/01 tomé un viaje con este hombre y me sentí incómoda por la forma en que me miraba. A cada rato se daba vuelta. Así que enseguida arranqué a grabarlo. Por suerte no hizo nada, pero estaba grabándolo por si se ponía a hacer algo. Se ve que no fui la única", sumó otra víctima.

En este sentido, la Multisectorial Feminista de Comodoro Rivadavia emitió un comunicado de repudio al accionar del sujeto: "Desde la Multisectorial Feminista de Comodoro Rivadavia estamos en contra de todo tipo de actos de violencia contra las mujeres y disidencias. En reiteradas oportunidades exigimos a los Estados Municipal, Provincial y Nacional que se apliquen las políticas públicas necesarias tendientes a combatir la violencia de género. Esta es una exigencia que se renueva también ante los hechos de acoso que sufrimos las mujeres en las calles, en el trabajo o en el Uber. Repudiamos el accionar de la persona señalada, Javier Turco, quien fuera partícipe en distintos espacios de militancia, ante las denuncias públicas de varias mujeres que atravesaron una situación lamentable en el vehículo de esta persona. Queremos hacer pública nuestra predisposición a acompañar a las mujeres que quieran realizar la denuncia en las instituciones correspondientes. ¡Basta de violencias!".

Frente a este panorama, se multiplicaron los grupos de Uber para mujeres, una estrategia que ya venía utilizándose hace varios años. A través de grupos de Facebook y Whatsapp, conductoras y usuarias mujeres coordinan viajes. Una dinámica similar se llevaba adelante con remiseras y conductoras de taxis antes del boom de la aplicación. Avisar a una amiga o familiar cuando se suben, chequear los datos del chofer o mandar la ubicación son algunas de las prácticas de cuidado y prevención que sostienen las mujeres, independientemente del servicio de transporte.

Si bien la aplicación requiere que tanto conductores como pasajeros ingresen información para comprobaciones de seguridad, sumado a que aquellos que solicitan el servicio pueden ver los datos de la persona a cargo del viaje, esto no previene episodios de violencia durante el trayecto.

Del escrache a la denuncia formal

Casos similares se reportaron en todo el país en los últimos años, así como a nivel global. La problemática del acoso sexual adquiere una dimensión más compleja ante la falta de respuesta concretas y estrategias de prevención de la empresa.

El 15 de octubre de 2024, una adolescente de 16 años denunció acoso sexual por parte de un conductor en Córdoba Capital. Según relató, al tomar un viaje el domingo a la madrugada el chofer comenzó a hacerle propuestas de índole sexual, incluso ofreciéndole dinero a cambio de favores sexuales. Luego se comprobó que el hombre tiene antecedentes y que estaría utilizando la cuenta de Uber de otra persona.

En diálogo con PuntalAM, algunos taxistas de la ciudad expresaron que la aplicación Uber no está controlada: "No creo dejar subir a mi hija en un auto con vidrios oscuros, me parece que no, faltan controles, no sé qué pasa", dijo uno de ellos. "La gente pide y no sabés qué te mandan, ellos dicen que es más seguro, ¿seguro de qué?", cuestionó otro.

A finales de noviembre, un nuevo caso volvió a poner el foco en el debate. Se trata de una chica de 22 años que denunció en la Fiscalía Regional Rosario un incidente de acoso sexual por parte de un chofer. Previo a la denuncia, compartió lo sucedido en redes sociales, lo que hizo que -al igual que en el caso de Comodoro- otras mujeres relataran situaciones similares que habían sufrido a través de viajes con la aplicación.

La víctima detalló que el domingo a las 6 de la mañana pidió un auto mediante Uber y a pocos minutos de iniciado el viaje, el chofer le puso la mano en la pierna y le dijo que le había "alegrado la mañana".

"Me quise bajar en una estación de servicios, pero tenía las puertas trabadas. A los pocos minutos, volvió a parar y cuando pude me bajé corriendo del auto. Él se escapó inmediatamente", agregó. El episodio se judicializó tras la denuncia formal de la víctima y el chofer fue imputado por abuso sexual y acoso. Los casos que llegan a la Justicia son, sin embargo, la minoría. En Argentina, no hay datos oficiales sobre el total de casos registrados por la empresa, sólo se conocen aquellos que llegan a los medios o a las redes sociales.

El hecho suscitó el debate sobre la necesidad de implementar un encuadre legal a este tipo de plataformas, que por su naturaleza descentralizada suelen escapar a ciertos controles de seguridad y seguimiento.

"Este es uno de los tantos motivos por el que hay que buscarle un encuadre legal a las plataformas de movilidad, que funcionan de facto y desairando al Departamento Ejecutivo en su intención de formalizarlas", sostuvo en esa ocasión la concejala rosarina Julia Irigoitia.

Irigoitia explicó que en e l caso de taxis y remises "el municipio conoce todos los datos del conductor, tiene la geolocalización y posee otros mecanismos para, cuanto menos, identificar y tomar algún tipo de medida al respecto".

En diálogo con TiempoAr, la letrada de Abofem, Melisa García, ofreció algunas recomendaciones a la hora de denunciar: "Hay que intentar, en lo posible, tomar un vehículo donde haya registro o información de la persona que conduce y los datos para ver a nombre de quién está registrado. Hay una realidad, que es el gran problema que existe a través de las aplicaciones, donde se termina tercerizando este trabajo. La idea por lo menos es saber los datos del vehículo y que mínimamente coincidan la persona con la foto".

"Según lo que dicen, hay una verificación respecto de lo que hace Uber particularmente, de que haya una correlación entre la persona que maneja el vehículo. Si no es la propietaria, es la persona que tiene algún tipo de autorización para poder manejarlo. Hay otra cuestión y es la responsabilidad que acarrea la app específicamente con respecto a los usuarios de las cuentas, y la verificación de la información necesaria para ver quiénes tienen en estos servicios cargados sus perfiles y de alguna manera ejercer el control", agregó.

En la aplicación y la web de la empresa actualmente existe una pestaña dedicada a la prevención del acoso, donde se ofrece información de las distintas herramientas que pueden colaborar con este objetivo. Además de una serie de vídeos como guía "para evitar conductas inapropiadas de nuestros usuarios/as y socios/as conductores/as al usar la App", se detallan dos funciones específicas para estos escenarios: la función "Ellas" -que permite a las conductoras elegir si quieren recibir viajes únicamente de usuarias mujeres- y la grabación de audio encriptada -que brinda a los usuarios la posibilidad de grabar lo que ocurre en el viaje en caso de que deseen reportarlo a través del centro de soporte.

En Estados Unidos se reclama la incorporación de cámaras de vigilancia en los autos, para que las medidas de seguridad no dependan solo de los usuarios. Esta medida logró reducir el número de agresiones sexuales en algunas empresas de taxis. "Se trata de conductores depredadores y oportunistas que se aprovechan de mujeres vulnerables, por lo que, si están siendo grabados, es menos probable que cometan el delito", explica Rachel Abrams, abogada especializada en agresiones sexuales y socia de la firma de abogados Peiffer Wolf Carr Kane Conway & Wise, en ocasión de un informe publicado por TechCrunch.

Otras herramientas como la verificación de documentos de conductores y usuarios, la calificación de estrellas de los choferes a partir de las reseñas de otros usuarios y un botón de llamada para las autoridades locales buscan reforzar la seguridad, aunque nada parece alcanzar para la falta de controles a los que escapa la aplicación, un objeto de polémica que se ha acrecentado en los últimos años.

Falta de transparencia

Si bien en Argentina y en general en América Latina el tema todavía está en debate, en otras partes del mundo este tipo de situaciones ya llegó a la Justicia. En Estados Unidos, el número creciente de denuncias de pasajeras que sufrieron acoso o abuso por parte de choferes de Uber hizo que la Justicia instara a la empresa a transparentar los números concretos de los casos para dar cuenta de este escenario. Las agresiones registradas por la empresa van desde tocamientos no consensuados hasta violaciones.

En 2017, la Corte Federal de San Francisco demandó a Uber argumentando que "no ha hecho nada significativo para que los viajes sean más seguros para los pasajeros, especialmente para las mujeres".

Desde 2010, cientos de mujeres denunciaron a la aplicación y expusieron casos de violencia frente a los cuales no hubo ningún tipo de respuesta de la empresa. La Justicia exigió que se realicen controles de antecedentes más estrictos sobre sus trabajadores, además de solicitar que la compañía transparente la información sobre cuántos informes de violaciones, agresiones sexuales y acoso recibieron a la fecha. De acuerdo al texto de la demanda, Uber creó un sistema para que "los malos actores tengan acceso a víctimas vulnerables".

Los últimos -y únicos- informes en torno a las agresiones sexuales en Estados Unidos fueron publicados poco después de la demanda y abarcan el período de 2017 a 2018 y de 2019 a 2020. A la fecha, no hay información sobre lo sucedido en los últimos cinco años ni tampoco lo que sucede en el resto de los países.

El primer informe muestra que durante 2017 y 2018 unas 6 mil personas denunciaron ser víctimas de agresiones y acoso en sus viajes: un promedio de 8 casos por día. En 2018 hubo un aumento significativo -3045 reportes frente a los 2936 del año previo-, aunque la tasa de incidentes disminuyó en un 16%, debido a que el número total de viajes fue mayor.

La vulnerabilidad no sólo afecta a las usuarias, ya que casi la mitad de los registros señalan a los pasajeros como agresores de carácter sexual.

Aunque el número total de incidentes disminuyó con el tiempo, en algunas categorías aumentó, como sucede con las categorías de besos no consensuados, tocamientos no consensuados y penetración no consensuada o violación, entre 2017 y 2019.

Si bien este debate está presente en la mayoría de los países en que opera Uber y aplicaciones similares, hasta el momento la empresa no confirmó la publicación de informes de este tipo sobre la situación en otros países. En general, los casos no son judicializados y la compañía mantiene silencio al respecto. Apenas hace unos pocos años comenzó a darle algo de visibilidad a un escenario de larga data, sumando controles de seguridad, campañas de prevención y endureciendo las medidas contra los choferes que registren comportamientos por fuera de los lineamientos de seguridad.

El caso local muestra una dinámica similar a la que se activa cada vez que se hace público uno de estos incidentes: a partir de un relato surgen decenas de historias similares de víctimas sin respuestas, lo que da indicios de un problema estructural que se profundiza a pesar de las múltiples -e insuficientes- medidas de seguridad implementadas por la empresa.