Hiller: "Este año vivimos en un estado de desconcierto muy extendido, es necesario pensar en otras formas de protesta""Creo que hay un montón de mujeres y varones de la política que no fueron feministas y se subieron a la Marea Verde porque quedaba bien decir que eras feminista y ahora claramente no queda bien, pero eso no quita que la sociedad haya abrazado algunos de los valores que desde el feminismo reivindicamos y que no los van a soltar", sostiene la titular de la Secretaría de Género de Comodoro Rivadavia, Renata Hiller, en esta entrevista con El Extremo Sur. Y planteó que es necesario "ver cuáles van a ser las nuevas formas de reivindicación, no solamente del movimiento feminista, sino de los movimientos populares en general en estos años que van a venir".
La titular de la Secretaría de Género de Comodoro Rivadavia, Renata Hiller, repasó los desafíos del primer año de gestión libertaria nacional en el sostenimiento de los espacios de género en todo el país. Si bien reconoció una menor participación en la movilización del 25N, subrayó que es necesario "pensar otras formas de protesta que quizás sean más micro: no es que la gente se volvió de derecha, es que la concordancia ideológica no redunda en una movilización conjunta".
Ante el aumento de la violencia machista y la disminución de las denuncias, sostuvo que en la ciudad todavía no se ve ese panorama: "Estamos atentas a que es un proceso que puede que se comience a dar. Si esta tendencia que se empieza a ver a nivel nacional se consolida, esta baja de denuncias por parte de las víctimas directas lo que vamos a tener que fortalecer son estas detecciones tempranas que pueden hacer otras instituciones, a diferencia del discurso de no, mejor no te metas'".
Por otro lado, habló sobre los cambios que se fueron produciendo en los últimos años en el movimiento feminista, que pasó de estar fuertemente institucionalizado a partir de 2019, con la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, a sufrir un fuerte ajuste a partir de diciembre del año pasado.
¿Qué balance hacés del 25N a nivel local, en términos de participación?
La verdad es que a nivel general la movilización fue muy escasa. Justamente el lunes teníamos una reunión de Areas de Género de la provincia en Rawson con lo cual para cuando estaba llegando para sumarme a la movilización pregunté por dónde iban y ya habían terminado. Hablando con las chicas de la Secretaría, había una sensación como de mucha frustración, de enojo, de tristeza, de sentir que a nadie le interesa. Al día siguiente tuve una reunión con Areas de Género en todo el país en el marco de una red federal que impulsa el Ministerio de las Mujeres de provincia de Buenos Aires y ahí nos damos con que había sido un fenómeno nacional, es decir, que el nivel de movilización había sido muy bajo en todas partes. Obviamente nos preguntábamos sobre las razones, que tienen que ver con esta sensación, por un lado, de que somos lxs mismxs quienes estamos poniendo el cuerpo en distintas batallas y eso genera cansancio. A su vez, una cosa que está haciendo muy efectiva este Gobierno es generar esta idea de que las movilizaciones sean meramente expresivas, pero que no tengan incidencia, del 23 de abril a esta parte, por lo menos, cuando fue esa enorme movilización en defensa de la educación pública y aún con eso se pudo avanzar en incrementar lo que era el presupuesto universitario. A todos nos va creando una idea de que en la calle uno se puede expresar mientras que se pueda, mientras que no haya además fenómenos represivos como también los viene habiendo, pero no aparecía tanto el miedo a la represión como esta sensación de que es un evento meramente expresivo, pero que no va a tener incidencia política. Entonces de la mano con esto la sensación de que efectivamente es una sociedad que anímicamente está muy cansada, muy frustrada, muy vapuleada, muy sorprendida todo este año con una serie de medidas una tras otra en donde ya vemos que tampoco tiene sentido la indignación, nos podemos indignar porque la Argentina sea el único país que no adhiere a la declaración de la búsqueda de la eliminación de la violencia hacia niñas, mujeres y adolescentes, nos podemos indignar, y esa indignación a lo único que abona es a al cansancio, a este estado anímico de frustración generalizada.
¿Crees que esto tiene que ver, efectivamente, con una merma en el interés por la movilización? ¿O es necesario ensayar otras formas de participación y convocatoria?
Otras compañeras de la red federal, por ejemplo, viendo que este era un fenómeno que ya se venía dando porque ya el 8 de marzo la movilización no había sido la de otros años, que la del 3 de junio no había sido la de otros años, decidieron no movilizar, sino que lo que decidieron fue acercarse a un torneo de fútbol femenino que justo ese día estaba finalizando y hacer el tercer tiempo con las mujeres de ese campeonato de fútbol, en el entendimiento de que quizás las militancias que vengan de aquí en más tengan más que ver con ir a donde están las personas antes que suponer que las personas se van a movilizar porque la causa sea justa. Entonces, romper un poco esta idea de que si no hubo nadie es porque a nadie le importa. No, sí les importa, pero eso no genera movilización. No es que la gente se volvió de derecha o que ahora están todos a favor de que les peguen a las mujeres. El tema es que esa concordancia ideológica, programática no redunda en una movilización conjunta. Entonces hay que pensar otras formas de militancia, otras formas de protesta, que quizás sean más micro. De hecho, el día que la Multisectorial Feminista repuso los nombres de las mujeres fallecidas en el banco rojo del Paseo Costero, yo participé y si bien no era festivo, había un clima lindo, había conversación. Funcionó como un espacio de encuentro para hacer algo juntas, a partir de la acción generar la unidad. Nos fuimos todas muy contentas ese día. A diferencia de lo que pasó el lunes 25, no puedo hablar por todas, pero me imagino que muchas se habrán ido con una sensación de mucha frustración. Cuando el día que se hace el mural suceden otras cosas. Con lo cual me parece que tiene que ver con esto, con ver cuáles van a ser las nuevas formas de reivindicación, no solamente del movimiento feminista, sino de los movimientos populares en general en estos años que van a venir.
¿Cómo fue el proceso de trabajo de la Secretaría, sobre todo de sostenimiento de las políticas de género, en un contexto nacional signado por el recorte en estas áreas?
Fue muy complejo en principio por una cuestión económica. Este año vivimos en un estado de desconcierto muy extendido. El Ministerio de las Mujeres se desarmó el día uno. Ahí a todos nos quedó claro que no había más ministerio. Pero con el Programa Acompañar, por ejemplo, no sabíamos si iba a continuar o no. Cuando se desmantela el ministerio, lo único que sobrevive es una Dirección de Acompañamiento a las víctimas de violencia de género, el único lugar donde sobrevive la palabra género era en esa dirección que queda bajo la órbita del Ministerio de Capital Humano. Con lo cual guardamos cierta esperanza. Después a los meses vimos que no se designaba a nadie en esa Area, la gente que venía trabajando en los programas poca respuesta nos podía dar. Había muchísimo desconcierto porque nos preguntábamos ¿qué hacemos? ¿Seguimos tomando casos si después no les podemos decir si se les va a pagar o no se les va a pagar? Así fue durante todo el año hasta que finalmente se desarma esa Dirección, y lo que hoy existe es un Area que se llama de Fortalecimiento a la Familia, ese es el Area que absorbió el Programa Acompañar, así lo nombran dentro del Ministerio de Justicia, decreto presidencial mediante, en el cual el Programa Acompañar cambia por completo en su naturaleza. Entonces fue el desfinanciamiento económico y fue el desconcierto de durante un año no tener claro quién es el interlocutor, ¿en qué área está? ¿Quién está a la cabeza de los eventuales programas que puedan seguir existiendo? No solamente fue el desmantelamiento del Ministerio de las Mujeres, sino de todas las áreas de género que funcionaban en los demás ministerios: infraestructura, salud, que también tenían sus programas orientados a entender la economía, el trabajo, con perspectiva de género. Todo eso se desmanteló; básicamente se está desmantelando el Estado nacional. Entonces, no es putativo de un área. Estamos llegando a fin de año en una situación sumamente crítica. Afortunadamente, lo que encontramos puertas adentro de nuestro gabinete municipal fue la predisposición para seguir trabajando estas cuestiones, porque las secretarías de género tienen este doble carácter de que por un lado son áreas que permiten motorizar un montón de agendas, pero también corren el riesgo de quedar anquilosadas dentro de lo que llamamos el cuarto propio en el Estado.
A nivel nacional las cifras muestran un aumento de la violencia y una disminución en las denuncias. ¿Se percibe el mismo panorama en las denuncias que recibe y acompaña la Secretaría en la ciudad?
La baja en las denuncias es una situación que se viene reiterando en conversaciones con compañeras en otras áreas en otros lugares del país. Están bajando las denuncias y es comprensible que sea así porque si esa denuncia después no va a poder tener un buen curso, las medidas no se van a cumplir, uno se puede preguntar cuál es el sentido de denunciar. Eso está pasando en algunos lugares del país, afortunadamente no lo estamos viendo todavía en Comodoro. Acá no están ni mermando las denuncias, por ahora. Ni las denuncias ante la autoridad policial ni tampoco hemos bajado la demanda espontánea, es decir, las personas que se acercan espontáneamente a la Secretaría ya sea porque se acercan a la oficina o porque se comunican con el teléfono de guardia. Eso acá todavía nosotras no lo venimos observando, pero sí estamos atentas a que es un proceso que puede que se comience a dar y por eso para nosotras hay una tercera vía de ingreso de los casos que para nosotras es sumamente importante, que es la derivación de otras áreas. Y por suerte tengo que decir que cada vez más nos encontramos con profesionales que en otras áreas del municipio, en salud, en el Centro de Promoción Barrial, las escuelas que identifican estas situaciones y nos solicitan intervención. Que a veces solicitan intervención en este entendimiento de que la violencia es un fenómeno social que nos compromete a todos, me parece que, si esta tendencia que se empieza a ver a nivel nacional se consolida, esta baja de denuncias por parte de las víctimas directa lo que vamos a tener que fortalecer son estas detecciones tempranas que pueden hacer otras instituciones, a diferencia del discurso de "no, mejor no te metas".
Hablabas de reuniones con las Areas de Género de distintas partes de la provincia y del país. En este contexto, ¿se viene construyendo una articulación consolidada con los espacios institucionales de género que han permanecido después de diciembre?
La verdad que celebramos muchísimo este encuentro que se hizo el día lunes en Rawson porque esa es una tarea que antes se venía llevando adelante tanto por parte del Ministerio a nivel nacional, pero con el acompañamiento de la provincia de generar estos espacios de encuentro de capacitación, de intercambio, de ateneo de casos. También hay que hacer la salvedad en relación con el estatus de las Areas de Género. Nos encontramos con que en algunos lugares de la provincia funcionan como direcciones, en otros casos, como el nuestro, funciona como Secretaría, pero me parece que lo importante es esta incorporación del Estado en la temática, porque nos encontramos quizás con áreas de rango muy pequeño, pero que están haciendo mucho. Entonces uno no quiere tampoco subestimar eso. Y después reconocer la tarea que tomó en sus manos el misterio de la provincia de Buenos Aires con Estela Díaz a la cabeza que, se entiende, porque la provincia de Buenos Aires es como un país en sí mismo. Pero también uno agradece esta predisposición a abrir esta red federal. Y la verdad que sigue siendo un faro porque siguen generando mucha capacitación. Pero tampoco hay que mirar siempre hacia Buenos Aires. Hace tres semanas estuve en Río Grande y desde una provincia super austral como es Tierra del Fuego, lo que es la Secretaría de Género y Desarrollo Comunitario del municipio de Río Grande organizó una jornada de cuidados igualitarios que también fue sumamente enriquecedora. Es decir, que yo creo que el camino va a seguir, el agua va a seguir avanzando por cursos quizás distintos y a veces hasta inesperados.
¿Cómo ves el panorama a largo y mediano plazo? Sobre todo considerando este proceso que se venía dando de institucionalización de las políticas de género y debate público que hoy está en retroceso.
No tenemos un mapa político tan claro como para poder decir bueno, esto va a ir por acá o por allá'; me parece que se va a ir abriendo surco y que se va a poder seguir avanzando aún en estas condiciones. Lo que sí nos va a suceder probablemente es que seamos un grupo mucho más minoritario, quiero decir que lo que hemos visto en los últimos años es que parecía que ser feminista era algo que daba prestigio. Las feministas históricamente estuvimos acostumbradas a que no estaba bueno ser feminista o por lo menos no estaba bueno decirlo. Y eso con el correr de los años se modificó al punto tal de que lo tenías a Mauricio Macri y a Fabiana Tuñéz que estaba a cargo en ese momento de del Instituto Nacional de las Mujeres que decía, "el feminista menos pensado" y la verdad que no sé, yo creo que Mauricio Macri nunca fue feminista, como creo que no lo fueron un montón de mujeres y varones de la política que de alguna manera se subieron a la ola, a la Marea Verde. Se subieron su momento, y quedaba bien decir que era feminista y ahora claramente no queda bien, pero eso no quita que la sociedad haya abrazado algunos de los valores que desde el feminismo reivindicamos y que no los van a soltar, por eso yo no creo que la sociedad se haya derechizado. No creo que la sociedad piense como Agustín Lage. Lo que sí creo es que quizás no va a salir a movilizarse o a manifestar explícitamente valores que antes sí quizás movilizaban o eran publicitados de manera más amplia.
"Creo que hay un montón de mujeres y varones de la política que no fueron feministas y se subieron a la Marea Verde porque quedaba bien decir que eras feminista y ahora claramente no queda bien, pero eso no quita que la sociedad haya abrazado algunos de los valores que desde el feminismo reivindicamos y que no los van a soltar", sostiene la titular de la Secretaría de Género de Comodoro Rivadavia, Renata Hiller, en esta entrevista con El Extremo Sur. Y planteó que es necesario "ver cuáles van a ser las nuevas formas de reivindicación, no solamente del movimiento feminista, sino de los movimientos populares en general en estos años que van a venir".
La titular de la Secretaría de Género de Comodoro Rivadavia, Renata Hiller, repasó los desafíos del primer año de gestión libertaria nacional en el sostenimiento de los espacios de género en todo el país. Si bien reconoció una menor participación en la movilización del 25N, subrayó que es necesario "pensar otras formas de protesta que quizás sean más micro: no es que la gente se volvió de derecha, es que la concordancia ideológica no redunda en una movilización conjunta".
Ante el aumento de la violencia machista y la disminución de las denuncias, sostuvo que en la ciudad todavía no se ve ese panorama: "Estamos atentas a que es un proceso que puede que se comience a dar. Si esta tendencia que se empieza a ver a nivel nacional se consolida, esta baja de denuncias por parte de las víctimas directas lo que vamos a tener que fortalecer son estas detecciones tempranas que pueden hacer otras instituciones, a diferencia del discurso de no, mejor no te metas'".
Por otro lado, habló sobre los cambios que se fueron produciendo en los últimos años en el movimiento feminista, que pasó de estar fuertemente institucionalizado a partir de 2019, con la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, a sufrir un fuerte ajuste a partir de diciembre del año pasado.
¿Qué balance hacés del 25N a nivel local, en términos de participación?
La verdad es que a nivel general la movilización fue muy escasa. Justamente el lunes teníamos una reunión de Areas de Género de la provincia en Rawson con lo cual para cuando estaba llegando para sumarme a la movilización pregunté por dónde iban y ya habían terminado. Hablando con las chicas de la Secretaría, había una sensación como de mucha frustración, de enojo, de tristeza, de sentir que a nadie le interesa. Al día siguiente tuve una reunión con Areas de Género en todo el país en el marco de una red federal que impulsa el Ministerio de las Mujeres de provincia de Buenos Aires y ahí nos damos con que había sido un fenómeno nacional, es decir, que el nivel de movilización había sido muy bajo en todas partes. Obviamente nos preguntábamos sobre las razones, que tienen que ver con esta sensación, por un lado, de que somos lxs mismxs quienes estamos poniendo el cuerpo en distintas batallas y eso genera cansancio. A su vez, una cosa que está haciendo muy efectiva este Gobierno es generar esta idea de que las movilizaciones sean meramente expresivas, pero que no tengan incidencia, del 23 de abril a esta parte, por lo menos, cuando fue esa enorme movilización en defensa de la educación pública y aún con eso se pudo avanzar en incrementar lo que era el presupuesto universitario. A todos nos va creando una idea de que en la calle uno se puede expresar mientras que se pueda, mientras que no haya además fenómenos represivos como también los viene habiendo, pero no aparecía tanto el miedo a la represión como esta sensación de que es un evento meramente expresivo, pero que no va a tener incidencia política. Entonces de la mano con esto la sensación de que efectivamente es una sociedad que anímicamente está muy cansada, muy frustrada, muy vapuleada, muy sorprendida todo este año con una serie de medidas una tras otra en donde ya vemos que tampoco tiene sentido la indignación, nos podemos indignar porque la Argentina sea el único país que no adhiere a la declaración de la búsqueda de la eliminación de la violencia hacia niñas, mujeres y adolescentes, nos podemos indignar, y esa indignación a lo único que abona es a al cansancio, a este estado anímico de frustración generalizada.
¿Crees que esto tiene que ver, efectivamente, con una merma en el interés por la movilización? ¿O es necesario ensayar otras formas de participación y convocatoria?
Otras compañeras de la red federal, por ejemplo, viendo que este era un fenómeno que ya se venía dando porque ya el 8 de marzo la movilización no había sido la de otros años, que la del 3 de junio no había sido la de otros años, decidieron no movilizar, sino que lo que decidieron fue acercarse a un torneo de fútbol femenino que justo ese día estaba finalizando y hacer el tercer tiempo con las mujeres de ese campeonato de fútbol, en el entendimiento de que quizás las militancias que vengan de aquí en más tengan más que ver con ir a donde están las personas antes que suponer que las personas se van a movilizar porque la causa sea justa. Entonces, romper un poco esta idea de que si no hubo nadie es porque a nadie le importa. No, sí les importa, pero eso no genera movilización. No es que la gente se volvió de derecha o que ahora están todos a favor de que les peguen a las mujeres. El tema es que esa concordancia ideológica, programática no redunda en una movilización conjunta. Entonces hay que pensar otras formas de militancia, otras formas de protesta, que quizás sean más micro. De hecho, el día que la Multisectorial Feminista repuso los nombres de las mujeres fallecidas en el banco rojo del Paseo Costero, yo participé y si bien no era festivo, había un clima lindo, había conversación. Funcionó como un espacio de encuentro para hacer algo juntas, a partir de la acción generar la unidad. Nos fuimos todas muy contentas ese día. A diferencia de lo que pasó el lunes 25, no puedo hablar por todas, pero me imagino que muchas se habrán ido con una sensación de mucha frustración. Cuando el día que se hace el mural suceden otras cosas. Con lo cual me parece que tiene que ver con esto, con ver cuáles van a ser las nuevas formas de reivindicación, no solamente del movimiento feminista, sino de los movimientos populares en general en estos años que van a venir.
¿Cómo fue el proceso de trabajo de la Secretaría, sobre todo de sostenimiento de las políticas de género, en un contexto nacional signado por el recorte en estas áreas?
Fue muy complejo en principio por una cuestión económica. Este año vivimos en un estado de desconcierto muy extendido. El Ministerio de las Mujeres se desarmó el día uno. Ahí a todos nos quedó claro que no había más ministerio. Pero con el Programa Acompañar, por ejemplo, no sabíamos si iba a continuar o no. Cuando se desmantela el ministerio, lo único que sobrevive es una Dirección de Acompañamiento a las víctimas de violencia de género, el único lugar donde sobrevive la palabra género era en esa dirección que queda bajo la órbita del Ministerio de Capital Humano. Con lo cual guardamos cierta esperanza. Después a los meses vimos que no se designaba a nadie en esa Area, la gente que venía trabajando en los programas poca respuesta nos podía dar. Había muchísimo desconcierto porque nos preguntábamos ¿qué hacemos? ¿Seguimos tomando casos si después no les podemos decir si se les va a pagar o no se les va a pagar? Así fue durante todo el año hasta que finalmente se desarma esa Dirección, y lo que hoy existe es un Area que se llama de Fortalecimiento a la Familia, ese es el Area que absorbió el Programa Acompañar, así lo nombran dentro del Ministerio de Justicia, decreto presidencial mediante, en el cual el Programa Acompañar cambia por completo en su naturaleza. Entonces fue el desfinanciamiento económico y fue el desconcierto de durante un año no tener claro quién es el interlocutor, ¿en qué área está? ¿Quién está a la cabeza de los eventuales programas que puedan seguir existiendo? No solamente fue el desmantelamiento del Ministerio de las Mujeres, sino de todas las áreas de género que funcionaban en los demás ministerios: infraestructura, salud, que también tenían sus programas orientados a entender la economía, el trabajo, con perspectiva de género. Todo eso se desmanteló; básicamente se está desmantelando el Estado nacional. Entonces, no es putativo de un área. Estamos llegando a fin de año en una situación sumamente crítica. Afortunadamente, lo que encontramos puertas adentro de nuestro gabinete municipal fue la predisposición para seguir trabajando estas cuestiones, porque las secretarías de género tienen este doble carácter de que por un lado son áreas que permiten motorizar un montón de agendas, pero también corren el riesgo de quedar anquilosadas dentro de lo que llamamos el cuarto propio en el Estado.
A nivel nacional las cifras muestran un aumento de la violencia y una disminución en las denuncias. ¿Se percibe el mismo panorama en las denuncias que recibe y acompaña la Secretaría en la ciudad?
La baja en las denuncias es una situación que se viene reiterando en conversaciones con compañeras en otras áreas en otros lugares del país. Están bajando las denuncias y es comprensible que sea así porque si esa denuncia después no va a poder tener un buen curso, las medidas no se van a cumplir, uno se puede preguntar cuál es el sentido de denunciar. Eso está pasando en algunos lugares del país, afortunadamente no lo estamos viendo todavía en Comodoro. Acá no están ni mermando las denuncias, por ahora. Ni las denuncias ante la autoridad policial ni tampoco hemos bajado la demanda espontánea, es decir, las personas que se acercan espontáneamente a la Secretaría ya sea porque se acercan a la oficina o porque se comunican con el teléfono de guardia. Eso acá todavía nosotras no lo venimos observando, pero sí estamos atentas a que es un proceso que puede que se comience a dar y por eso para nosotras hay una tercera vía de ingreso de los casos que para nosotras es sumamente importante, que es la derivación de otras áreas. Y por suerte tengo que decir que cada vez más nos encontramos con profesionales que en otras áreas del municipio, en salud, en el Centro de Promoción Barrial, las escuelas que identifican estas situaciones y nos solicitan intervención. Que a veces solicitan intervención en este entendimiento de que la violencia es un fenómeno social que nos compromete a todos, me parece que, si esta tendencia que se empieza a ver a nivel nacional se consolida, esta baja de denuncias por parte de las víctimas directa lo que vamos a tener que fortalecer son estas detecciones tempranas que pueden hacer otras instituciones, a diferencia del discurso de "no, mejor no te metas".
Hablabas de reuniones con las Areas de Género de distintas partes de la provincia y del país. En este contexto, ¿se viene construyendo una articulación consolidada con los espacios institucionales de género que han permanecido después de diciembre?
La verdad que celebramos muchísimo este encuentro que se hizo el día lunes en Rawson porque esa es una tarea que antes se venía llevando adelante tanto por parte del Ministerio a nivel nacional, pero con el acompañamiento de la provincia de generar estos espacios de encuentro de capacitación, de intercambio, de ateneo de casos. También hay que hacer la salvedad en relación con el estatus de las Areas de Género. Nos encontramos con que en algunos lugares de la provincia funcionan como direcciones, en otros casos, como el nuestro, funciona como Secretaría, pero me parece que lo importante es esta incorporación del Estado en la temática, porque nos encontramos quizás con áreas de rango muy pequeño, pero que están haciendo mucho. Entonces uno no quiere tampoco subestimar eso. Y después reconocer la tarea que tomó en sus manos el misterio de la provincia de Buenos Aires con Estela Díaz a la cabeza que, se entiende, porque la provincia de Buenos Aires es como un país en sí mismo. Pero también uno agradece esta predisposición a abrir esta red federal. Y la verdad que sigue siendo un faro porque siguen generando mucha capacitación. Pero tampoco hay que mirar siempre hacia Buenos Aires. Hace tres semanas estuve en Río Grande y desde una provincia super austral como es Tierra del Fuego, lo que es la Secretaría de Género y Desarrollo Comunitario del municipio de Río Grande organizó una jornada de cuidados igualitarios que también fue sumamente enriquecedora. Es decir, que yo creo que el camino va a seguir, el agua va a seguir avanzando por cursos quizás distintos y a veces hasta inesperados.
¿Cómo ves el panorama a largo y mediano plazo? Sobre todo considerando este proceso que se venía dando de institucionalización de las políticas de género y debate público que hoy está en retroceso.
No tenemos un mapa político tan claro como para poder decir bueno, esto va a ir por acá o por allá'; me parece que se va a ir abriendo surco y que se va a poder seguir avanzando aún en estas condiciones. Lo que sí nos va a suceder probablemente es que seamos un grupo mucho más minoritario, quiero decir que lo que hemos visto en los últimos años es que parecía que ser feminista era algo que daba prestigio. Las feministas históricamente estuvimos acostumbradas a que no estaba bueno ser feminista o por lo menos no estaba bueno decirlo. Y eso con el correr de los años se modificó al punto tal de que lo tenías a Mauricio Macri y a Fabiana Tuñéz que estaba a cargo en ese momento de del Instituto Nacional de las Mujeres que decía, "el feminista menos pensado" y la verdad que no sé, yo creo que Mauricio Macri nunca fue feminista, como creo que no lo fueron un montón de mujeres y varones de la política que de alguna manera se subieron a la ola, a la Marea Verde. Se subieron su momento, y quedaba bien decir que era feminista y ahora claramente no queda bien, pero eso no quita que la sociedad haya abrazado algunos de los valores que desde el feminismo reivindicamos y que no los van a soltar, por eso yo no creo que la sociedad se haya derechizado. No creo que la sociedad piense como Agustín Lage. Lo que sí creo es que quizás no va a salir a movilizarse o a manifestar explícitamente valores que antes sí quizás movilizaban o eran publicitados de manera más amplia.