Trump sueña con inundar el mundo con GNL estadounidense y podría hundir las ilusiones exportadoras de MileiPor Rystad Energy*
Los próximos cuatro años, impulsados por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían preparar los mercados de gas natural licuado (GNL) para una era dorada. Según su promesa de campaña, las políticas previstas del presidente que regresa probablemente aceleren la expansión de la infraestructura de GNL de Estados Unidos mediante la desregulación y la concesión más rápida de permisos, lo que reforzaría la oferta mundial.
Esto podría fortalecer la confianza en torno a la oferta mundial de GNL después de años de incertidumbre, lo que ayudaría a desatar la demanda a largo plazo. Aun así, un aumento inoportuno de la oferta aumentará el riesgo de un exceso en el mercado a mediano plazo, lo que ejercería una presión a la baja sobre los precios.
La agenda pro-energética del presidente electo Trump incluye la aceleración de permisos para proyectos de GNL estancados, la reversión de las pausas regulatorias de la era Biden y el aumento de los arrendamientos de tierras federales para la producción de gas.
Si se implementa, la capacidad de exportación de GNL de EE. UU. podría casi duplicarse de 11.3 mil millones de pies cúbicos por día (Bcfd) en 2023 a 22.4 Bcfd en 2030, con proyectos importantes como Texas LNG y Calcasieu Pass (CP2) avanzando a pesar de las presiones ambientales.
Esta expansión es crucial para que EE. UU. siga siendo un actor importante en el mercado mundial de GNL, con una demanda que se espera que alcance casi 600 millones de toneladas (Mt) en 2030. Sobre la base de los proyectos en producción y en desarrollo actuales, se materializará una brecha de suministro de 140 Mt en 2035.
Las aceleradas aprobaciones de GNL de Trump podrían fortalecer aún más la posición de Estados Unidos en el mercado energético mundial, satisfaciendo una demanda crítica en un momento en que el mundo se aleja de otras fuentes de energía. Sin embargo, esta rápida expansión corre el riesgo de sobresaturar el mercado, lo que podría reducir los precios y la rentabilidad para los productores. El desafío clave será equilibrar las ambiciones de crecimiento interno con la estabilidad global para garantizar la participación en el mercado y la competitividad a largo plazo. Emily McClain, directora de investigación de gas y GNL en América del Norte, Rystad Energy.
Trump, en GNL y la relación con Europa
Las implicaciones geopolíticas de la expansión de la producción estadounidense de GNL también son sustanciales. La administración Trump podría utilizar el GNL como moneda de cambio en las negociaciones comerciales con Europa, Rusia y otras economías importantes. Europa todavía está buscando alternativas confiables y de largo plazo al suministro de gas y GNL por tuberías de Rusia, mientras que es probable que el comercio de GNL entre China y Estados Unidos se vea afectado por los aranceles.
El historial de Trump de imponer aranceles durante su primera administración genera inquietudes sobre el posible impacto en los costos de infraestructura y comercio de GNL. Un arancel del 25% al acero implementado en 2018 condujo a aumentos significativos de precios para proyectos de GNL, una tendencia que podría repetirse bajo Trump 2.0. Además, otra guerra comercial con China podría interrumpir el flujo de gas entre los dos países, tal como sucedió en 2019 cuando se detuvieron las exportaciones.
Dichos aranceles no solo elevarían los gastos de capital para los proyectos de luicuefacción, sino que también correrían el riesgo de desacelerar la actividad de contratación con compradores clave como China, poniendo en peligro el crecimiento de las exportaciones a largo plazo.
El riesgo de inundar el mercado
Si bien las políticas de Trump apuntan a reforzar la independencia y el dominio energético de Estados Unidos, el mercado mundial de GNL es muy sensible a los fundamentos de la oferta y la demanda. El riesgo de un exceso de oferta es grande, especialmente si se desarrollan simultáneamente varios proyectos nuevos de GNL en Estados Unidos. Un mercado sobresaturado podría erosionar los precios, poniendo en desventaja a los productores estadounidenses en comparación con competidores como Qatar y Australia.
Sin embargo, un suministro confiable de Estados Unidos también desbloquearía nueva demanda, en particular de los mercados sensibles a los precios en Asia, si se ejecuta estratégicamente.
Europa se beneficiará significativamente de las políticas de expansión del GNL de Trump, en particular en un momento en que la UE se esfuerza por reducir aún más su dependencia del gas ruso. Los líderes europeos ya han insinuado que utilizarán las compras de GNL de Estados Unidos como herramienta de negociación para evitar posibles aranceles comerciales bajo la administración Trump.
Al alinear las políticas energéticas y priorizar las importaciones estadounidenses, Europa podría asegurar un suministro estable de energía y, al mismo tiempo, fomentar relaciones transatlánticas más sólidas.
*Fuente: artículo elaborado por Emily McClain, vicepresidenta, directora de investigación de gas y GNL en América del Norte de Rystad Energy; Jan-Eric Fähnrich, analista senior, investigación de mercado de gas y GNL de Rystad Energy; y Elliot Busby, responsable de Medios y Comunicaciones de Rystad Energy.
Por Rystad Energy*
Los próximos cuatro años, impulsados por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían preparar los mercados de gas natural licuado (GNL) para una era dorada. Según su promesa de campaña, las políticas previstas del presidente que regresa probablemente aceleren la expansión de la infraestructura de GNL de Estados Unidos mediante la desregulación y la concesión más rápida de permisos, lo que reforzaría la oferta mundial.
Esto podría fortalecer la confianza en torno a la oferta mundial de GNL después de años de incertidumbre, lo que ayudaría a desatar la demanda a largo plazo. Aun así, un aumento inoportuno de la oferta aumentará el riesgo de un exceso en el mercado a mediano plazo, lo que ejercería una presión a la baja sobre los precios.
La agenda pro-energética del presidente electo Trump incluye la aceleración de permisos para proyectos de GNL estancados, la reversión de las pausas regulatorias de la era Biden y el aumento de los arrendamientos de tierras federales para la producción de gas.
Si se implementa, la capacidad de exportación de GNL de EE. UU. podría casi duplicarse de 11.3 mil millones de pies cúbicos por día (Bcfd) en 2023 a 22.4 Bcfd en 2030, con proyectos importantes como Texas LNG y Calcasieu Pass (CP2) avanzando a pesar de las presiones ambientales.
Esta expansión es crucial para que EE. UU. siga siendo un actor importante en el mercado mundial de GNL, con una demanda que se espera que alcance casi 600 millones de toneladas (Mt) en 2030. Sobre la base de los proyectos en producción y en desarrollo actuales, se materializará una brecha de suministro de 140 Mt en 2035.
Las aceleradas aprobaciones de GNL de Trump podrían fortalecer aún más la posición de Estados Unidos en el mercado energético mundial, satisfaciendo una demanda crítica en un momento en que el mundo se aleja de otras fuentes de energía. Sin embargo, esta rápida expansión corre el riesgo de sobresaturar el mercado, lo que podría reducir los precios y la rentabilidad para los productores. El desafío clave será equilibrar las ambiciones de crecimiento interno con la estabilidad global para garantizar la participación en el mercado y la competitividad a largo plazo. Emily McClain, directora de investigación de gas y GNL en América del Norte, Rystad Energy.
Trump, en GNL y la relación con Europa
Las implicaciones geopolíticas de la expansión de la producción estadounidense de GNL también son sustanciales. La administración Trump podría utilizar el GNL como moneda de cambio en las negociaciones comerciales con Europa, Rusia y otras economías importantes. Europa todavía está buscando alternativas confiables y de largo plazo al suministro de gas y GNL por tuberías de Rusia, mientras que es probable que el comercio de GNL entre China y Estados Unidos se vea afectado por los aranceles.
El historial de Trump de imponer aranceles durante su primera administración genera inquietudes sobre el posible impacto en los costos de infraestructura y comercio de GNL. Un arancel del 25% al acero implementado en 2018 condujo a aumentos significativos de precios para proyectos de GNL, una tendencia que podría repetirse bajo Trump 2.0. Además, otra guerra comercial con China podría interrumpir el flujo de gas entre los dos países, tal como sucedió en 2019 cuando se detuvieron las exportaciones.
Dichos aranceles no solo elevarían los gastos de capital para los proyectos de luicuefacción, sino que también correrían el riesgo de desacelerar la actividad de contratación con compradores clave como China, poniendo en peligro el crecimiento de las exportaciones a largo plazo.
El riesgo de inundar el mercado
Si bien las políticas de Trump apuntan a reforzar la independencia y el dominio energético de Estados Unidos, el mercado mundial de GNL es muy sensible a los fundamentos de la oferta y la demanda. El riesgo de un exceso de oferta es grande, especialmente si se desarrollan simultáneamente varios proyectos nuevos de GNL en Estados Unidos. Un mercado sobresaturado podría erosionar los precios, poniendo en desventaja a los productores estadounidenses en comparación con competidores como Qatar y Australia.
Sin embargo, un suministro confiable de Estados Unidos también desbloquearía nueva demanda, en particular de los mercados sensibles a los precios en Asia, si se ejecuta estratégicamente.
Europa se beneficiará significativamente de las políticas de expansión del GNL de Trump, en particular en un momento en que la UE se esfuerza por reducir aún más su dependencia del gas ruso. Los líderes europeos ya han insinuado que utilizarán las compras de GNL de Estados Unidos como herramienta de negociación para evitar posibles aranceles comerciales bajo la administración Trump.
Al alinear las políticas energéticas y priorizar las importaciones estadounidenses, Europa podría asegurar un suministro estable de energía y, al mismo tiempo, fomentar relaciones transatlánticas más sólidas.
*Fuente: artículo elaborado por Emily McClain, vicepresidenta, directora de investigación de gas y GNL en América del Norte de Rystad Energy; Jan-Eric Fähnrich, analista senior, investigación de mercado de gas y GNL de Rystad Energy; y Elliot Busby, responsable de Medios y Comunicaciones de Rystad Energy.