Géneros

Violencia de género: retomar la independencia del movimiento de lucha de mujeres y diversidades

Por Romina Del Plá

La denuncia de Fabiola Yañez a Alberto Fernández por violencia de género debería ayudar a que el movimiento de mujeres y diversidades arribara a la conclusión de la necesidad de organizarse de manera independiente al Estado capitalista y tomara nota del daño que le hizo a nuestra lucha la integración, por parte de algunas referentes, al gobierno del Frente de Todos.

No es esta la manera en que están procesando esta brutal denuncia dentro del feminismo peronista, que sigue regalando una y otra vez a Javier Milei y su jauría el espacio para un feroz ataque con la intención de desprestigiar la lucha de las mujeres y diversidades contra los femicidios y la violencia de género, que no deja de cobrarse víctimas.

El peronismo, maquillaje y cero autocrítica

Si bien repudiaron los hechos de violencia propinados por el expresidente, no hubo ningún ejercicio de autocrítica. Por el contrario, muchas reivindicaron la decisión de aquellas que se convirtieron en funcionarias bajo el gobierno anterior en nombre de las demandas de las mujeres.

Las justificaciones que esgrimen para la integración al Estado pretenden disimular que las "políticas de Estado" hacia las mujeres fueron lisa y llanamente un maquillaje de género al ajuste gubernamental. La asistencia económica a las víctimas de violencia de género se circunscribía al Programa Acompañar, cuyo monto era equivalente al mísero salario mínimo y duraba apenas seis meses, es decir, lejos estaba de permitirles a las mujeres salir de la espiral de la violencia y emprender un proyecto de vida autónomo.

Mientras tanto, las políticas fondomonetaristas del peronismo en el poder se ocuparon de hundir las condiciones de vida de las trabajadoras, dejándolas expuestas a las agresiones por motivo de género.

La legalización del aborto, que sí significó un progreso material para las mujeres, no puede ser atribuida a ninguna gestión presidencial; es obra de la movilización ejemplar que llevó adelante la marea verde y que la estatización del movimiento procuró desactivar.

Desde el Plenario de Trabajadoras, organización de mujeres ligada al Partido Obrero, fuimos muy duras al denunciar la impostura del "fin del patriarcado" que pretendió arrogarse Alberto Fernández al promulgar la ley de IVE, cuando desde su gobierno dilataron a más no poder el tratamiento en el Congreso, que sólo pudo abrirse paso a fuerza de movilización independiente, aun en plena pandemia.

Ministerio de Mujeres, beneficio sólo para funcionarias

También fuimos muy críticas del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, donde las únicas beneficiadas fueron las funcionarias que obtuvieron cargos en él. Utilizaron la agenda de movimiento de mujeres para hacer carrera política, pero desde sus puestos le dieron la espalda a la inmensa mayoría de mujeres de este país. Entre otras defecciones, no defendieron a las piqueteras frente a los agravios clasistas de todos los que estuvieron al frente de la cartera de Desarrollo Social, callaron ante las paritarias de indigencia que afectaban a un millón y medio de trabajadoras de casas particulares y nunca pusieron en pie el famoso "sistema integral de cuidados" que prometieron para liberar a las mujeres de esa carga empobrecedora.

La creación del Ministerio de Mujeres fue un instrumento para sacar a la marea verde de las calles tras la conquista del aborto legal bajo la promesa de que, acompañando al gobierno de Alberto Fernández, iba a lograr avanzar en sus demandas.

Tamaño fraude en nombre de las banderas feministas desprestigió al movimiento en su conjunto, lo cual es usado por Milei para desplegar sus planteos reaccionarios y atacar incluso los derechos arrancados con la lucha, como el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

A la luz de los acontecimientos, nadie se atrevería a negar que Alberto Fernández estafó a la ola verde; también lo hizo Cristina Fernández de Kirchner al designarlo como candidato. Pero hay que decir que la dirigencia del feminismo peronista colaboró en esa estafa llamando a depositar expectativas en su candidatura, sin importarles que Alberto Fernández ya había demostrado ser profundamente misógino con ciertos comentarios vertidos en su cuenta de Twitter. No puede sorprender, ya que el peronismo tiene una larga tradición de protección y encubrimiento hacia quienes ejercen violencia hacia las mujeres. Basta recordar que sostuvieron hasta último momento a José Alperovich y protegen hoy a Fernando Espinoza.

Ganancia para Javier Milei

La negativa de estas referentas a realizar una lectura crítica sobre su asimilación al Estado, en nombre de no dejarse correr por la hipocresía libertaria que responsabiliza a "los feminismos", contradictoriamente, termina favoreciendo al discurso mileista.

Un balance serio de lo ocurrido debería concluir en la imposibilidad de transformar la realidad de las mujeres desde los despachos del Estado y la necesidad de retomar el camino de la lucha callejera, sin ataduras a las variantes capitalistas que se burlaron de nuestras demandas; en definitiva, romper con el peronismo.

La ofensiva del gobierno de Milei contra la clase trabajadora en general y las mujeres en particular amerita que adoptemos ese rumbo de inmediato, la organización y movilización independiente del movimiento de mujeres y diversidades en defensa de todas nuestras demandas, que no dejaremos pisotear por un puñado de retrógrados, al servicio de perpetuar nuestra dominación y disciplinamiento. Este será uno de los debates centrales que recorrerá el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades a realizarse en Jujuy el próximo mes de octubre.

Fuente: Letra P