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Bukele demoniza a población Lgbti para justificar despidos

Marginada históricamente, la población Lgbti en El Salvador enfrenta ahora un mayor riesgo de que se vulneren aún más sus derechos a partir de declaraciones y acciones del presidente del país, Nayib Bukele, interpretadas como parte de un discurso de odio contra esa comunidad.

Un discurso de odio que, en el fondo, también buscaría justificar despidos de empleados estatales al vincularlos a una agenda "incompatible con la visión del gobierno", la que, aunque no especificó, sí la ligó indirectamente al movimiento Lgbti, dijeron activistas de esos colectivos.

"Si bien el odio siempre ha sido tangible en el país, hoy en día, con los discursos de odio fomentados desde el gobierno la situación se vuelve más aguda", afirmó a IPS el joven gay Rigoberto Pérez, oriundo de la localidad de Zaragoza, del departamento de La Libertad, en el sur de El Salvador.

Pérez se refirió así a las afirmaciones del mandatario salvadoreño en las que pareció arremeter contra aquella población, aunque tuvo el tacto de no decirlo explícitamente.

"Si bien el odio siempre ha sido tangible en el país, hoy en día, con los discursos de odio fomentados desde el gobierno la situación se vuelve más aguda": Rigoberto Pérez.

El 28 de junio, Bukele informó en su cuenta en la red X, antes Twitter, sobre el despido de 300 trabajadores del Ministerio de Cultura porque promueven, afirmó, acciones incompatibles con la visión del gobierno, y lo vinculó, por el contexto en el que lo dijo, a una obra de teatro drag, llamada Inmoral.

Los 300 empleados representan 27 % de la planilla del ministerio, los que se agregan a otros 200 cesados en marzo, dijeron voceros del movimiento sindical. Recibirán una compensación económica en base a los años laborados, pero que no sobrepasará los 20 000 dólares.

La obra Inmoral se presentó el 15 de junio en el Teatro Nacional, en San Salvador, adscrito al Ministerio de Cultura. Se tenía prevista una segunda función el siguiente día, pero fue cancelada por las autoridades de esa dependencia de Estado, alegando que presentaba contenido "no apto para las familias salvadoreñas".

La pieza teatral era una producción del colectivo queer Proyecto Inari, y contaba la violencia y el rechazo familiar e institucional sufrido por personas de la comunidad gay. En este tipo de espectáculos, los artistas drag masculinos suelen vestirse y maquillarse como mujeres.

Pero la obra causó agrias reacciones en las redes sociales de grupos conservadores y de seguidores de Bukele, que exigían cancelarla.

"Es importantes expresarnos ahora en la Marcha del Orgullo, porque aunque el presidente no lo menciona de manera explícita sí es un discurso de odio que la gente capta y eso nos repercute negativamente en nosotros, como población Lgbti, señaló Pérez, de 25 años, protegiéndose de la lluvia con una sombrilla con los colores del arcoíris y del movimiento.

El activista participó en la Marcha del Orgullo, que se realizó en San Salvador el sábado 29 de junio, aprovechando la ventaja que ofrecía el fin de semana de atraer a más personas. El Día Internacional del Orgullo Lgbti se celebra cada 28 de junio.

En su mensaje, Bukele dijo además: "La gente eligió un camino y ese camino vamos a tomar. Medicina amarga".

Despidos con aroma moralista

La alusión a la medicina amarga provino del discurso dado por el mandatario, de corte populista y autoritario, durante la inauguración de su segundo periodo al frente del Ejecutivo, de cinco años, que inició el 1 de junio, en medio de una fuerte controversia porque se postuló a ese segundo periodo de forma continua, a pesar de que algunos artículos constitucionales lo prohíben.

Bukele ganó arrolladoramente en las elecciones de febrero, con 85 % de los votos válidos. Su primer mandato abarcó de junio de 2019 a mayo de 2024.

En su alocución del 1 de junio, Bukele, de 42 años, destacó el principal logro de su gobierno: la desarticulación de las temidas pandillas o maras, que habían sembrado terror y muerte desde inicios de los años 90 en El Salvador, país centroamericano de 6,7 millones de habitantes.

Esa estrategia antipandillas le ha generado un innegable y masivo apoyo popular, pero también fuertes críticas por los numerosos reportes de violaciones de derechos humanos.

Y ahora, en su segundo periodo, el presidente espera mejorar la economía del país y de las familias, y para eso advirtió que va a aplicar una "medicina amarga", que no especificó, pero que, a la luz de lo sucedido en el Ministerio de Cultura, podría tratarse despidos masivos, entre otras recetas económicas que golpearán a la población.

"Creo que ahora vienen los golpes económicos, y él quiere disimular la realidad (echando mano del tema Lgbti). Nosotros jamás hemos tenido, como movimiento, aliados en el ministerio de Cultura como para echar a ese montón de gente", afirmó a IPS William Hernández, director de la Asociación Entre Amigos, uno de los colectivos gais más longevos en el país.

Y agregó: "Si quería desquitarse con alguien en todo caso tuvo que haberlo hecho con el encargado de autorizar las obras en el teatro, pero no con 300 personas".

Obviamente dentro de los 300 despedidos probablemente haya personas de la comunidad Lgbti, pero eso no es causal de despido, por lo que si hubiera cesantías de ese tipo implicaría una actitud de persecución directa, acotó.

Hernández sostuvo que el gobierno se encuentra bajo fuertes presiones financieras, y pareciera que los despidos de empleados estatales son, en efecto, una medida que parece que va a impulsar.

El mandatario y su gobierno "necesitan plata, pero no tienen de dónde agarrarla", subrayó Hernández, y para justificar los despidos necesitaba que la gente lo aprobara, "porque esa es su prioridad, la imagen mediática, mantener su popularidad". Y así fue como lo habría querido conectar con la obra drag.

Al inicio de la Marcha del Orgullo, en San Salvador, los colectivos Lgbti difundieron un comunicado conjunto en el que señalaron que los despidos en el ministerio de Cultura buscan "disfrazar de conservadurismo drásticas medidas económicas" que el Ejecutivo va a impulsar.

El gobierno de Bukele enfrenta un agudo problema para cumplir a cabalidad con sus compromisos, con un déficit financiero que supera los 1700 millones de dólares, equivalente a 5 % del producto interno bruto (PIB).

La crisis se produce en un contexto en el que el gobierno tiene pocas opciones de recurrir a los mercados internacionales, dijo el analista Mauricio Choussy, en un programa local de entrevistas.

Entre los obstáculos destacan su alto nivel de endeudamiento externo y el consecuente alto riesgo del país de impago, a lo que se suma la falta de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este escenario debilita su acceso al crédito en los mercados financieros e incluso en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

El gobierno no ha logrado amarrar un acuerdo con el FMI, que le proveería de un préstamo de 1300 millones de dólares, entregado en tres tramos, el primero de 600 millones, este año, y con el cual aliviaría en parte ese enorme hueco fiscal.

Pero el FMI le exige, entre otras condiciones, dejar sin efecto la ley que dio curso legal al bitcóin, aprobada por la Asamblea Legislativa en septiembre de 2021, y que el organismo multilateral insiste desde 2022 en que ocasiona graves riesgos financieros.

Lanzar ese criptoactivo como moneda legal ha sido quizá el yerro más estrepitoso de Bukele, pues no logró los objetivos planteados, entre ellos, el que se convirtiera en el mecanismo preferido por los salvadoreños en el exterior para enviar sus remesas, algo que no ha sucedido.

Pero Bukele no quiere dar su brazo a torcer y se niega a abandonar su apuesta por el bitcóin, de muy poco uso entre la población.

El FMI también exige que el país efectúe un ajuste fiscal de 3 %, reduciendo gastos y aumentando la recaudación. Esto último es lo único que sí ha cumplido.

En retroceso

Al tratar de cubrir los despidos bajo un manto de moralidad casi religiosa, vinculándolos a una obra de teatro drag y, con ello, a personas de la comunidad Lgbti, Bukele las pone en una situación de mayor vulnerabilidad y precariedad, en una sociedad extremadamente homofóbica y de doble moral, dijeron los entrevistados.

"Muchas de las poblaciones Lgbti sufre discriminación, muchas personas tienen la capacidad y las aptitudes, pero por su identidad de género son apartadas, por ejemplo, de opciones laborales", explicó a IPS la encargada de las comunicaciones del colectivo Alejandría, Cindy Moreno, también presente en la Marcha del Orgullo.

Moreno señaló que ese segmento poblacional ha sufrido retrocesos en los últimos años, por ejemplo en el área de la salud.

Anteriormente, comentó, había casillas para llevar el registro de personas trans, gais, lesbianas, bisexuales, etc., a la hora de registrarse para una prueba de VIH.

Y ahora aunque alguien diga que es gay o trans, se le pone en la casilla de hombre o mujer, sin una apropiada segmentación. De modo que ya no se puede monitorear adecuadamente el desarrollo del VIH en este grupo poblacional.

"Es un esfuerzo por invisibilizar a la comunidad Lgbti", subrayó Moreno.

Una investigación, realizada en Guatemala, Honduras y El Salvador por la organización internacional Human Rights Watch, mostró que la discriminación en la educación y el empleo por motivos de orientación sexual o identidad de género agudizan la marginación económica y, con el tiempo, dejan a muchas personas Lgbti sin medios de vida estables.

Otro reporte, sobre el acceso a la seguridad social de la comunidad Lgbti, en San Salvador, reveló que la mitad sufren de exclusión laboral, y son las mujeres trans las más afectadas: dos de cada tres están excluidas del mercado de trabajo.

El informe, elaborado por el Observatorio Económico y Laboral de las Mujeres, añade que 60 % % de esa comunidad no está cubierta por la Instituto Salvadoreño del Seguro Social, que ofrece asistencia médica estatal.

En comparación, la cifra para el resto de la población es de 40 %, una brecha de casi 20 puntos porcentuales de diferencia, destacó el reporte.