Nuevo libro de Aliaga: voces de un futuro sombrío que está llegando a ArgentinaCristian Aliaga presentó recientemente su último libro, "La nostalgia del futuro", en el que -según el crítico y escritor Ariel Williams- "escucha las voces de quienes apenas viven, y habla del ahogo, de comer basura, de las heridas que no sanarán. Son voces que nos describen un futuro que parece estar llegando de modo inquietante a la Argentina del presente".
De amplia trayectoria como periodista -fue Jefe de Redacción de El Patagónico-, asesor en temas de Comunicación y docente universitario radicado en la Patagonia, Aliaga desarrolló en paralelo una carrera como escritor que incluye más de veinte obras de poesía, prosa de viajes y ensayos.
En "La nostalgia del futuro" profundiza la visión expuesta en textos anteriores, aunque aquí también posa su mirada profunda sobre temas íntimos hasta ahora solo expuestos en títulos como "El rincón de pedir".
Este nuevo libro (que se puede adquirir en www.espaciohudson.com o en librerías) se divide en dos partes llamadas "Alto hospicio" y "Polvareda" que conforman un cuerpo textual contrapuesto a aquella frase de la canción "PostCrucifixión", en la que Luis Alberto Spinetta dijo: "En esta quietud que rodea mi muerte/ no tengo presagios de lo que vendrá".
En "La nostalgia del futuro" Aliaga tiene "presagios de lo que vendrá". Ha "viajado" al futuro y lo que allí encontró es sombrío. Tan sombrío como el ahora; el ahora que llega con una nostalgia amarga: sí, es amarga la nostalgia del futuro. Aliaga lo sabe y lo escribe. Aliaga lo vivió (sufrirá), y ya lo escribió.
¿Cómo se puede sentir nostalgia de algo que aún no ha sucedido? ¿Cómo "saber" que lo que viene no es lo que se pretendía? "La nostalgia del futuro" se erige sobre un tiempo poblado de fantasmas, camas de hospital y bandas criminales. Un tiempo de revoluciones que esperan muertos nada ilustres; revoluciones sin sangre que atesorar; revoluciones del pasado que iluminan actuales revueltas de espíritus rebeldes que no pueden exhibirse embotellados.
Para Arturo Carrera, uno de los grandes poetas argentinos contemporáneos, "Aliaga es una de las voces más singulares de la actual poesía. Hace una poesía de acción, de búsqueda primigenia en un presente absoluto que habla como un augur, con máscara de futuro".
Ante la aparición del libro de viajes "La pasión extranjera" en Gran Bretaña, el crítico Michael Kerrigan escribió en el Times Literary Supplement: "Ningún poeta ha sido más intrépido que Aliaga al explorar el borde exterior de la conciencia moderna donde el pensamiento individual y el pensamiento macroeconómico se encuentran".
Esas exploraciones sobrevuelan obras destacadas de Aliaga como "La sombra de todo", "Música desconocida para viajes", "La caída hacia arriba" y "La pasión extranjera". O las editadas fuera de Argentina como "The Other Side of The European Travels" (Suiza, 2010), "The Foreign Passion" (Inglaterra, 2016), "The Land 'Wars' in Twenty-First Century Patagonia" (Inglaterra, 2019), "Lavorare l'errore" (Italia, 2020), "Pánico Zen" (México, 2021) y "Music for Unknown Journeys" (Inglaterra, 2023) y "Mis viajes transoceánicos" (Costa Rica, 2023); entre otros.
"BUSCAMOS UN FRAGMENTO"
"Escribo artículos, textos, crónicas y poemas de algún modo superpuestos. Una cosa funciona en relación con la otra y por eso la combinación del trabajo con la escritura siempre estuvo en una relación de simultaneidad. Como si descansara de uno para seguir con el otro porque exploré una zona, un cruce que está cerca de la poesía en prosa, pero que es también una frontera entre la crónica y la literatura. Música desconocida para viajes' y La pasión extranjera' juegan en esa zona, en la experiencia del periodismo que nutrió a la experiencia de la literatura. Esa combinación es permanente, un cruce que me hace entender esencialmente que no hay grandes distinciones de género y al fin y al cabo estamos en busca de un fragmento que no importa si se llama poema o crónica", dijo Aliaga en una entrevista reciente.
Periodista, poeta y editor. Y, sobre todo, pensador nómade. Así Aliaga describe y construye. Y expone: "cuando se definen las políticas culturales en provincias como Chubut y ciudades como Comodoro, suele imperar un criterio bastante cerrado, a veces marcado por la inercia y la soberbia, y otras por la ignorancia. En ese contexto, es importante destacar que en la Patagonia existe un movimiento de artistas y gestores culturales que se han gestado a sí mismos, que no se desarrolló a partir de becas, subsidios o apoyos. No. Las publicaciones, los libros justamente han salido desde lugares y movimientos independientes que miran la sociedad críticamente y sin embargo optan por producir en lugar de llorar. Creo que hay un espíritu de lucha ahí también; no estoy idealizándolo, pero eso se vuelve el sustento de una mirada estética, crítica".
Y agrega: "Mi experiencia como escritor y periodista en la Patagonia me llevó a reflexionar mucho sobre la relación con el resto del país y el rol del escritor en un lugar marginal. Siempre recuerdo aquella broma de Tizón, cuando en una presentación dijeron: Aquí está Tizón, uno de los grandes escritores del interior de la Argentina' y Tizón dijo: Y los porteños, ¿de dónde son, del exterior?'. Por eso persisto en la idea de salir de cualquier molde, del prejuicio y de cualquier inferioridad. Es evidente que los circuitos culturales marcan la hegemonía de Buenos Aires como eje que vertebra las ediciones, la jerarquización o el canon. Pero la cultura argentina tiene un iceberg extraordinario; hay tanto sumergido como en la superficie. Y la poesía que se escribe en el sur del país forma parte de ella, al menos la mejor. Nuestros grandes poetas, desde (Francisco) Madariaga hasta (Diana) Bellessi, desde (Juan) Gelman a (Irene) Gruss, tienen una potencia y una desmesura que nos ilumina. Y las nuevas generaciones de poetas tienen sus propios modelos de ruptura, lo que ocasiona diversidad y obras originales".
SIN TIEMPO, EL TIEMPO
Cristian Aliaga es oriundo de Tres Cuervos, provincia de Buenos Aires. Desde muy chico se trasladó a General Roca, en Río Negro, donde se graduó como licenciado en Comunicación Social.
Al poco tiempo llegó a Comodoro Rivadavia. Trabajó como cronista en El Patagónico y luego fue parte del equipo docente de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad local, donde también fundó la Editorial Universitaria.
En esta ciudad, a través de ediciones Último Reino, publicó su primer libro de poemas: "Lejía", en 1988.
"En casa no había biblioteca, por ahí alguna Biblia de mi madre, pero empecé a leer desde muy chico, desde la escuela primaria digamos. En ese tiempo todo era cuestión de bibliotecas, la del colegio Salesiano fue mi primera incursión, luego la biblioteca pública del centro de General Roca, que era fantástica y en donde me regalaban libros que habían sido prohibidos, sacados de circulación por la dictadura. Recuerdo a la bibliotecaria, a Patricia Chaina, que me daba los libros de Rodolfo Walsh y muchos otros escritores que habían sido descatalogados", recordó en una entrevista con el diario El Litoral.
"Empecé vendiendo libros en ferias, también cursos de inglés o de publicidad. Siempre me gané la vida, o la perdí, con el periodismo, trabajando hasta ahora desde los tiempos en que empecé en el diario Río Negro. Luego empecé como docente de periodismo en la Universidad Nacional de la Patagonia. Siempre escribí mientras trabajaba en las redacciones, en la época de cuando uno se encontraba con una cantidad de periodistas y compañeros", agregó.
Desde ese lugar sin tiempo, llega el tiempo de "La nostalgia del futuro"; un lugar que vibra en el presagio de un recuerdo. Y de este poema hasta ahora inédito: "Un bar cerrado a cal y canto/ al trabajo imbécil,/ a la desgracia del día./ Se bebe, pero ésa no es/ la verdadera ocupación./ Los caídos no dejan de llegar,/ ni quieren ver la calle/ en que se golpearon./ Aquí se sueña con morir:/ las hazañas jamás son verdaderas;/ se vive con lo que no se tiene./ La esperanza/ es una ronda más, pagada por otro".
Cristian Aliaga presentó recientemente su último libro, "La nostalgia del futuro", en el que -según el crítico y escritor Ariel Williams- "escucha las voces de quienes apenas viven, y habla del ahogo, de comer basura, de las heridas que no sanarán. Son voces que nos describen un futuro que parece estar llegando de modo inquietante a la Argentina del presente".
De amplia trayectoria como periodista -fue Jefe de Redacción de El Patagónico-, asesor en temas de Comunicación y docente universitario radicado en la Patagonia, Aliaga desarrolló en paralelo una carrera como escritor que incluye más de veinte obras de poesía, prosa de viajes y ensayos.
En "La nostalgia del futuro" profundiza la visión expuesta en textos anteriores, aunque aquí también posa su mirada profunda sobre temas íntimos hasta ahora solo expuestos en títulos como "El rincón de pedir".
Este nuevo libro (que se puede adquirir en www.espaciohudson.com o en librerías) se divide en dos partes llamadas "Alto hospicio" y "Polvareda" que conforman un cuerpo textual contrapuesto a aquella frase de la canción "PostCrucifixión", en la que Luis Alberto Spinetta dijo: "En esta quietud que rodea mi muerte/ no tengo presagios de lo que vendrá".
En "La nostalgia del futuro" Aliaga tiene "presagios de lo que vendrá". Ha "viajado" al futuro y lo que allí encontró es sombrío. Tan sombrío como el ahora; el ahora que llega con una nostalgia amarga: sí, es amarga la nostalgia del futuro. Aliaga lo sabe y lo escribe. Aliaga lo vivió (sufrirá), y ya lo escribió.
¿Cómo se puede sentir nostalgia de algo que aún no ha sucedido? ¿Cómo "saber" que lo que viene no es lo que se pretendía? "La nostalgia del futuro" se erige sobre un tiempo poblado de fantasmas, camas de hospital y bandas criminales. Un tiempo de revoluciones que esperan muertos nada ilustres; revoluciones sin sangre que atesorar; revoluciones del pasado que iluminan actuales revueltas de espíritus rebeldes que no pueden exhibirse embotellados.
Para Arturo Carrera, uno de los grandes poetas argentinos contemporáneos, "Aliaga es una de las voces más singulares de la actual poesía. Hace una poesía de acción, de búsqueda primigenia en un presente absoluto que habla como un augur, con máscara de futuro".
Ante la aparición del libro de viajes "La pasión extranjera" en Gran Bretaña, el crítico Michael Kerrigan escribió en el Times Literary Supplement: "Ningún poeta ha sido más intrépido que Aliaga al explorar el borde exterior de la conciencia moderna donde el pensamiento individual y el pensamiento macroeconómico se encuentran".
Esas exploraciones sobrevuelan obras destacadas de Aliaga como "La sombra de todo", "Música desconocida para viajes", "La caída hacia arriba" y "La pasión extranjera". O las editadas fuera de Argentina como "The Other Side of The European Travels" (Suiza, 2010), "The Foreign Passion" (Inglaterra, 2016), "The Land 'Wars' in Twenty-First Century Patagonia" (Inglaterra, 2019), "Lavorare l'errore" (Italia, 2020), "Pánico Zen" (México, 2021) y "Music for Unknown Journeys" (Inglaterra, 2023) y "Mis viajes transoceánicos" (Costa Rica, 2023); entre otros.
"BUSCAMOS UN FRAGMENTO"
"Escribo artículos, textos, crónicas y poemas de algún modo superpuestos. Una cosa funciona en relación con la otra y por eso la combinación del trabajo con la escritura siempre estuvo en una relación de simultaneidad. Como si descansara de uno para seguir con el otro porque exploré una zona, un cruce que está cerca de la poesía en prosa, pero que es también una frontera entre la crónica y la literatura. Música desconocida para viajes' y La pasión extranjera' juegan en esa zona, en la experiencia del periodismo que nutrió a la experiencia de la literatura. Esa combinación es permanente, un cruce que me hace entender esencialmente que no hay grandes distinciones de género y al fin y al cabo estamos en busca de un fragmento que no importa si se llama poema o crónica", dijo Aliaga en una entrevista reciente.
Periodista, poeta y editor. Y, sobre todo, pensador nómade. Así Aliaga describe y construye. Y expone: "cuando se definen las políticas culturales en provincias como Chubut y ciudades como Comodoro, suele imperar un criterio bastante cerrado, a veces marcado por la inercia y la soberbia, y otras por la ignorancia. En ese contexto, es importante destacar que en la Patagonia existe un movimiento de artistas y gestores culturales que se han gestado a sí mismos, que no se desarrolló a partir de becas, subsidios o apoyos. No. Las publicaciones, los libros justamente han salido desde lugares y movimientos independientes que miran la sociedad críticamente y sin embargo optan por producir en lugar de llorar. Creo que hay un espíritu de lucha ahí también; no estoy idealizándolo, pero eso se vuelve el sustento de una mirada estética, crítica".
Y agrega: "Mi experiencia como escritor y periodista en la Patagonia me llevó a reflexionar mucho sobre la relación con el resto del país y el rol del escritor en un lugar marginal. Siempre recuerdo aquella broma de Tizón, cuando en una presentación dijeron: Aquí está Tizón, uno de los grandes escritores del interior de la Argentina' y Tizón dijo: Y los porteños, ¿de dónde son, del exterior?'. Por eso persisto en la idea de salir de cualquier molde, del prejuicio y de cualquier inferioridad. Es evidente que los circuitos culturales marcan la hegemonía de Buenos Aires como eje que vertebra las ediciones, la jerarquización o el canon. Pero la cultura argentina tiene un iceberg extraordinario; hay tanto sumergido como en la superficie. Y la poesía que se escribe en el sur del país forma parte de ella, al menos la mejor. Nuestros grandes poetas, desde (Francisco) Madariaga hasta (Diana) Bellessi, desde (Juan) Gelman a (Irene) Gruss, tienen una potencia y una desmesura que nos ilumina. Y las nuevas generaciones de poetas tienen sus propios modelos de ruptura, lo que ocasiona diversidad y obras originales".
SIN TIEMPO, EL TIEMPO
Cristian Aliaga es oriundo de Tres Cuervos, provincia de Buenos Aires. Desde muy chico se trasladó a General Roca, en Río Negro, donde se graduó como licenciado en Comunicación Social.
Al poco tiempo llegó a Comodoro Rivadavia. Trabajó como cronista en El Patagónico y luego fue parte del equipo docente de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad local, donde también fundó la Editorial Universitaria.
En esta ciudad, a través de ediciones Último Reino, publicó su primer libro de poemas: "Lejía", en 1988.
"En casa no había biblioteca, por ahí alguna Biblia de mi madre, pero empecé a leer desde muy chico, desde la escuela primaria digamos. En ese tiempo todo era cuestión de bibliotecas, la del colegio Salesiano fue mi primera incursión, luego la biblioteca pública del centro de General Roca, que era fantástica y en donde me regalaban libros que habían sido prohibidos, sacados de circulación por la dictadura. Recuerdo a la bibliotecaria, a Patricia Chaina, que me daba los libros de Rodolfo Walsh y muchos otros escritores que habían sido descatalogados", recordó en una entrevista con el diario El Litoral.
"Empecé vendiendo libros en ferias, también cursos de inglés o de publicidad. Siempre me gané la vida, o la perdí, con el periodismo, trabajando hasta ahora desde los tiempos en que empecé en el diario Río Negro. Luego empecé como docente de periodismo en la Universidad Nacional de la Patagonia. Siempre escribí mientras trabajaba en las redacciones, en la época de cuando uno se encontraba con una cantidad de periodistas y compañeros", agregó.
Desde ese lugar sin tiempo, llega el tiempo de "La nostalgia del futuro"; un lugar que vibra en el presagio de un recuerdo. Y de este poema hasta ahora inédito: "Un bar cerrado a cal y canto/ al trabajo imbécil,/ a la desgracia del día./ Se bebe, pero ésa no es/ la verdadera ocupación./ Los caídos no dejan de llegar,/ ni quieren ver la calle/ en que se golpearon./ Aquí se sueña con morir:/ las hazañas jamás son verdaderas;/ se vive con lo que no se tiene./ La esperanza/ es una ronda más, pagada por otro".