Patagonia

La huella del bandolero que tuvo que aquerenciarse en El Foyel

Por Adrián Moyano

La historia del poblado vecino no solo sabe de corrales, arreos, cruces cordilleranos y transacciones ganaderas. Entre los llamados primeros pobladores hubo hechos de sangre y firmes imperativos.

Cuando se trazó la ruta que une San Carlos de Bariloche con El Bolsón -antes 258 y hoy 40 Sur- la vida de El Foyel cambió. Pero su antigua historia de corrales, concentración de vacunos y arreos hacia el otro lado de la cordillera persistió en los relatos de sus viejos pobladores. Hasta un pasado de bandoleros atesora el poblado vecino, aunque no sea la faceta que más se difunda de su existencia.

Zulema Zúñiga nació en el paraje y contaba con 82 años cuando compartió parte de ese pasado que pocos imaginan cuando apenas bajan la velocidad de sus vehículos, en dirección hacia el sur o viceversa. "Nosotros con Pitoy nacimos en Foyel. Mi papá se instaló en este lugar porque habían (sic) tierras libres. Ellos venían de Chile. Y los padres de Pitoy (risas)... Su mamá era hija de alemanes o algo así. Gringa... Su nombre era Emma Eggers. Y el padre de Pitoy era el hermano del bandolero que mataron en el arroyo El Rincón. Hermano de Atanasio Puchy. El padre era Eduardo Puchy".

La mujer confió sus recuerdos a Ricardo Ramos, quien los volcó en la ponencia que tituló "Memoria, territorio y comunidad: relatos de vida en el paraje El Foyel (Río Negro-Argentina)". Docente de los institutos de Formación Docente de El Bolsón y Lago Puelo, el autor dio a conocer su investigación en las XVII Jornadas Interescuelas y Departamentos de Historia, que se llevaron a cabo a fines de 2019 en la Universidad de Catamarca.

Pitoy fue compañero de la vida de doña Zúñiga. Cuando Ramos preguntó cómo fue que Eduardo Puchy se instaló en El Foyel, su nuera respondió: "Bueno, Eduardo andaba con Atanasio, robando. Venían de Chile. Y en una de esas venidas, bueno, dejó embarazada a Emma, que tenía 12 años. Los viejos de Emma, estos gringos, alemanes, qué sé yo... Lo amenazaron de muerte a Eduardo. Así que se vino a Foyel y ahí se quedó nomás. Era vago este Eduardo. De ahí nació Pitoy en 1927".

Debió ser muy convincente la charla que tuvieron los Eggers con Puchy, como para que abandonara su vida relativamente errante para quedarse en el paraje. Pero más allá de la anécdota, la narración familiar suma a la reconstrucción del pasado regional. "El fenómeno de las corrientes de poblamiento, comercio e inversiones procedentes de Chile que se desplazaron por el lado argentino hacia estos ámbitos como posibilidad de expansión, se encuentran ligadas a la dinámica comercial de la Sociedad Comercial y Ganadera Chile-Argentina, de capitales germanos-chilenos", recuerda el texto de Ramos.

Hubo también otros factores porque "hasta aquí llegaron parte de los flujos migratorios ingresados por los pasos fronterizos de Neuquén y norte de Río Negro, incluyendo indígenas, criollos chilenos e inmigrantes suizos y alemanes afincados anteriormente en el sur de ese país. En tanto los pobladores de estas últimas procedencias se instalaron en las proximidades de San Carlos de Bariloche, los de menores recursos se desplazaron hacia el sur en busca de tierras libres para ocupar".

Pareciera que fue el caso de aquellos "gringos", a ojos de Zulema. "De origen alemán, la familia Eggers, era muy numerosa", constató Ramos, quien en este punto de su investigación abrevó en el trabajo de Ricardo Vallmitjana. Según el historiador regional de Bariloche, "poseía grandes extensiones de campos, en Chile; en el censo argentino de 1895 correspondiente a la región cordillerana de Neuquén figura repetidas veces el apellido Eggers, establecidos como hacendados, lo que sugiere frecuentes comunicaciones entre uno y otro lado de la cordillera".

Para el investigador que detuvo su mirada en El Foyel, "es probable que la familia de Emma Eggers, que luego se casaría con el bandolero Puchy, responda a la lógica descripta más arriba, lo cual responde a su vez, a una lógica que las familias Zúñiga u Oyarzo cuentan en sus narrativas. Sus familias, empobrecidas provienen de Chile y se afincan en Foyel. Esto se asocia a que por fuera de los límites ocupados por las importantes estancias de capitales británicos que en conjunto formaban la Argentine Southern Land Company Ltda. (ASLCo), creada en 1889, se ubicaron en la zona pobladores sin capital".

Fue posible entonces que tales familias "se comiencen a establecer como crianceros -pequeños productores de ganado menor, generalmente ocupantes de tierras fiscales- que poco a poco fueron constituyendo la oferta de mano de obra de los ganaderos del lugar, transformándose en peones, medieros, aparceros y, excepcionalmente, arrendatarios de tierras".

También compartió sus recuerdos con el investigador Fernando Oyarzo, quien nació en El Foyel en 1936: "Mi papá se quedó acá porque no había nadie. El campo estaba libre. Después llegaron más paisanos, todos de Chile, pero mi papá trajo animales y después, con el viejo Puchy empezaron a vender. El Puchy que te hablo es el Eduardo, el papá de Pitoy, ese tenía todo lo que es Foyel hoy. El primer almacén, que también ahí funcionaba la escuela rancho... Todo tenía Eduardo. Después fue vendiendo y hasta donó parte de lo que hoy es la Escuela 181. Pero nosotros fuimos los primeros en llegar con algunas otras familias como Zúñiga, Puchy, Fernández... No había nadie", señaló. Parecerá tranquilo y parsimonioso, pero El Foyel también tiene historia.

"No había alambrado ni nada y nadie robaba a nadie"

El poblado queda de paso cuando se transita desde Bariloche a El Bolsón y, en general, se sigue de largo. Pero detenerse en su historia de arreos, corrales y reseros bien vale la pena.

"No había alambrado ni nada, los vecinos se regulaban entre sí y nadie robaba a nadie. Los límites los ponían ellos nomás: de acá hasta acá, los animales andaban sueltos y los reconocíamos por la marca. Ahí sí la marca tenía sentido, ahora no: ¡si los campos están todos cerrados con alambre!" Zulema Zúñiga compartió las palabras precedentes a sus 82 años para aportar a una reconstrucción de la historia de El Foyel, el poblado que se alza entre Bariloche y El Bolsón y por el cual, en general, siempre se pasa de largo.

La mujer nació y se crio en el paraje. Abrió el cofre de sus recuerdos a Ricardo Ramos, quien se desempeña en los institutos de Formación Docente de El Bolsón y Lago Puelo. Su trabajo se titula "Memoria, territorio y comunidad: relatos de vida en el paraje El Foyel (Río Negro-Argentina)" y se presentó en las XVII Jornadas Interescuelas y Departamentos de Historia, que se llevaron a cabo a fines de 2019 en la Universidad de Catamarca.

A través de su trabajo de campo y de las entrevistas que realizó, el joven investigador pudo establecer que luego del desalojo que sufrieron los pueblos mapuche y tehuelche de aquellas territorios, el poblamiento de El Foyel "remite alrededor del año 1890". Las primeras familias que se establecieron en la zona fueron los Prieto, Puchy, Oyarzo, Montero, Fernández y, precisamente, Zúñiga.

"Yo nací en El Foyel, mis padres tenían campo en El Foyel y Pitoy también nació en Foyel", completa la narración. Pitoy tuvo a Eduardo Puchy y Ema Eggers como progenitores y, precisamente, contrajo matrimonio con doña Zulema. ¿Cuál era la configuración económica de la zona por entonces? Según el autor, el paraje llegó "a intervenir como nudo comercial de las actividades de arreos de ganado provenientes del Valle Nuevo (hoy El Bolsón), que permitían una articulación comercial con destinos hacia Bariloche o bien vía El Manso hacia el país vecino".

No hace tanto que nos referimos en El Cordillerano a la Senda Cochamó, que vinculaba el Mallín Colorado o Corral de Foyel con destinos del otro lado de la cordillera. Los reseros iban y venían: "El principal destinatario se asociaba a la Compañía Comercial y Ganadera Chile-Argentina y el frigorífico Cochamó, desde donde existió un paso directo entre el estuario de Reloncaví y el río Manso para trasladar el ganado entre ambas regiones", estableció Ramos.

Entonces, desde el vamos "el tránsito con animales era frecuente" en El Foyel y "el predominio de la ganadería extensiva habría limitado el surgimiento de un centro urbano". Esas características no impidieron "la persistencia de algunos espacios de sociabilidad, uno de ellos, un almacén de ramos generales" y el otro, "una escuela rancho". De diversas maneras, ambos están presentes hoy, aunque sufrieran transformaciones.

En efecto, "el almacén pasó a formar parte de la administración de un sirio libanés, y la escuela formó parte de la red estatal de escuelas del Segundo Plan Quinquenal de la etapa peronista", rastreó el historiador. Luego se sumaron otros ámbitos: un aserradero, una capilla, un destacamento policial, una oficina de la Administración de Bosques, esto último asociado a la creciente actividad forestal del paraje".

Como para toda la zona, las cosas empezaron a modificarse en El Foyel alrededor de 1930, cuando "el sistema económico cambia el rumbo hacia un proceso de sustitución de importaciones, ligado a la crisis mundial del 29, y la instalación de un resguardo aduanero a ambos lados de la cordillera". Los dos factores hicieron que "el comercio con Chile comenzara a disminuir y provocara el inicio a una década de crisis económica en la región, esta vez no desvinculada a la crisis nacional".

Pero detengámonos un poco más en aquellas épocas de mugidos, pasos cordilleranos, gritos camperos, mates, olor a bosta y churrasqueadas matinales. Ramos trajo a colación el testimonio de Eufemia Calfú, que, en realidad, se publicó 12 años atrás en el libro "Memoria para las historias de El Manso". Para esas páginas, contó la pobladora: "los arreos se realizaban desde el valle de El Manso hacia Bariloche, El Bolsón y Chile. En un arreo se podían llevar hasta 260 vacunos, incluyendo bueyes y toros. La Compañía Comercial Ganadera era la única que movía tropas de yeguarizos y vacas de Petrohué a Cholila. Cuenta Don Vilpán que recorrer desde Foyel hasta Petrohué, podía llevarles hasta 21 días de a caballo".

Ahí no terminaba el periplo porque Petrohué queda en el extremo occidental del lago Todos los Santos, a unos 76 kilómetros de Puerto Varas y todavía lejos de las instalaciones que la Compañía poseía en Puerto Montt. Difícilmente Zulema Zúñiga o Eufemia Calfú estuvieran al tanto de la música de Puel Kona -banda neuquina de ska y rock- pero bien podrían cantar una de sus letras más entrañables: "Callejón de arreo / historia que quedó escrita en las piedras / camino de mis abuelos".

Fuente: El Cordillerano