¿"El cuento de la criada" en Argentina? 43 mujeres acusan al Opus Dei de esclavitudSPUTNIK.
Son de clase baja y denuncian haber sido reclutadas bajo engaños por la organización católica para ser sirvientas de por vida. Sin sueldo y desincentivadas de formar sus propias familias, trabajaban para otros miembros laicos pero con formación profesional. Viven separados por género en las instalaciones de la institución y deben renunciar a todo.
Fueron abordadas siendo adolescentes, provenientes de orígenes humildes, y las hicieron vivir enclaustradas, aisladas de sus contactos salvo para reclutar, y les insistían que su nueva familia eran ellos: típicas técnicas de persuasión coercitivas que describen lo que se llama coloquialmente sectas.
"En las décadas de los 70, 80, 90 -y hoy me permito la duda de hasta qué punto no-, eran captadas entre los 14 y 15 años, y les decían que no les dijeran nada a sus familias. El hecho de que 43 mujeres públicamente den a conocer su denuncia contra el Opus Dei revela mucho de lo que hasta ahora no conocíamos", dijo a Sputnik Paula Bistagnino, periodista argentina que lleva más de una década investigando a la organización.
Son 43 mujeres argentinas que denunciaron públicamente que trabajaron durante años sin goce de sueldo para la institución católica Opus Dei, luego de haber sido manipuladas con promesas de educación y trabajo, sin saber que les iban a cortar sus vínculos con el mundo e instruir para ser sirvientas de élite, de por vida y en nombre de Dios.
La prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei es una organización vinculada a la Iglesia católica apostólica romana, con calidad de prelatura autónoma, lo que quiere decir que no depende de las diócesis locales de los casi 70 países en los que se encuentra sino que sus autoridades responden directo al Vaticano. Fue creada en 1928 por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, quien fue canonizado como santo en 2002 por el entonces papa Juan Pablo II.
La causa común de estas mujeres comenzó a organizarse en 2003. Luego de ser desoídas durante años por diferentes despachos jurídicos, finalmente, en febrero de 2021, firmaron un documento con un abogado local para ser representadas en conjunto y de esta manera obtener un reconocimiento por sus años de labor no remunerado, que no dudan en llamar esclavitud.
Las mujeres denunciantes pertenecían al rango más bajo de la estructura de la organización católica, el de las 'numerarias auxiliares', compuesto exclusivamente por mujeres, reclutadas entre los sectores más vulnerables de la sociedad.
Eran internadas como pupilas en una escuela en la ciudad de Bella Vista, en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires. La casa de formación funcionó hasta 2017 en un predio llamado La Chacra, donde recibían educación religiosa y eran instruidas con el objeto de ser sirvientas para los otros integrantes más poderosos de la institución.
Una vida de sacrificio
Las denunciantes tienen hoy entre 40 y 60 años y trabajaron para el Opus Dei entre los años 1980 y 2000. Aseguran que labraban desde el alba hasta entrada la noche, sin percibir sueldos, por lo que el término empleada doméstica no aplica, o eran obligadas a donar su mínima remuneración a la misma institución. En cualquier caso, su esfuerzo era ofrenda.
Hay antecedentes de este tipo de denuncias en Francia y España. En el país galo una mujer acusó en 2001 a la prelatura de 'trabajo disimulado y retribución contraria a la dignidad' y en 2011 seis exnumerarias auxiliares ibéricas hicieron lo mismo, pero no hubo juicio por acordar en instancias de mediación previa.
Según cifras oficiales de 2021, el Opus Dei a nivel mundial cuenta con 2.132 sacerdotes (2%) y un total de 93.454 miembros laicos (98%), entre los cuales 57% son mujeres. En Argentina viven alrededor de 5.000 de sus siervos.
La mayoría de los miembros se incorpora -pita, según el verbo interno que denomina su llamado- en la adolescencia, reclutados por otros miembros, una acción que es incentivada por la doctrina, aunque no todos con el mismo compromiso y sacrificio.
El 70% de los fieles laicos son denominados supernumerarios, que no son célibes, suelen formar familias numerosas como creyentes ortodoxos del cristianismo apostólico, y donan dinero de manera constante a la causa.
Pero el otro 30% son hombres y mujeres que, al cumplir la mayoría de edad, asumen compromisos de pobreza, castidad y obediencia, similares a los de sacerdotes y monjas, para dedicar sus vidas y el fruto de sus trabajos a la obra de Dios, opus dei, en latín. Donan a la institución todas sus pertenencias, dinero y herencias familiares, así como los sueldos que perciban.
Uno de cada tres de estos son agregados, que viven en domicilios particulares; los otros son numerarios, que viven en los inmuebles que maneja la organización a través de sus diferentes asociaciones civiles, siempre separados entre sexos. Las auxiliares numerarias hacen las tareas domésticas, pero no comparten el estatus de las numerarias a secas.
Todos llevan vidas bajo estrictas reglas de conducta, en las que se incluye la penitencia física a través de la autoflagelación: deben usar el cilicio, que es una cadena con púas aferradas a la carne de la pierna, y latigarse con una soga con tres puntas, llamada disciplina.
"Tienen varias etapas para ingresar y la última se llama Fidelidad, que es la incorporación definitiva para toda la vida. En esa instancia se ponen un anillo, que es como casarse con Dios, y firman un testamento en el que entregan todo lo que tengan o vayan a tener al Opus Dei; la parte económica es bastante clave", explicó Bistagnino, autora de una extensa investigación sobre la estructura financiera y las causas judiciales que involucran a la organización en Argentina y Uruguay.
Existe un sitio español llamado Opus Libros que recopila testimonios de exmiembros que dejaron las filas de la institución con el objetivo de exponer lo que ocurre tras puertas cerradas. En Argentina, hay publicado un documento de 2014 con críticas hacia las falacias y engaños perpetrados contra los iniciados, con descripciones con conocimiento de causa, redactado por exintegrantes.
Opus Dei en Argentina: influencia y poder
Las acusaciones de falta de transparencia hacia la institución no suelen tener repercusión mediática, y las causas judiciales suelen empantanarse en los laberintos de los tribunales, en parte debido a que su poder radica en la penetración en todos los ámbitos sociales de sus miembros.
"El hecho de ser laicos, a diferencia de cualquier otra orden o congregación de la Iglesia Católica, permite que puedan haber miembros del Opus Dei ejerciendo cualquier tipo de cargos y ámbitos. Ninguna monja o cura puede ser juez, ocupar un cargo jerárquico en la política o una empresa, ser docente universitario en una universidad pública o directivo de un área médica en un hospital estatal", enfatizó la periodista.
El Opus Dei adquirió una nueva visibilidad política en Latinoamérica recientemente. En Ecuador, acaba de asumir la presidencia Guillermo Lasso, exbanquero y colaborador de la organización; mientras que en Perú, el excandidato a la presidencia Rafael López Aliaga, también integrante, confesó incluso ser célibe y flagelarse con el cilicio. En Chile, el precandidato presidencial Joaquín Lavín es un célebre supernumerario.
En Argentina, existen algunas personalidades del poder político y económico que han manifestado su cercanía a la institución, entre los que destacan el empresario Gregorio Pérez Companc, cuarta fortuna del país, dedicado a las industrias agrícolas y energéticas, y Gustavo Béliz, actual secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia nacional, pieza clave del gabinete de Alberto Fernández.
Otros tristemente célebres cooperadores de la causa en Argentina son el exjuez de la Corte Suprema de Justicia Antonio Boggiano (1991-2005), destituido por el Senado por mal desempeño, y José Rafael Trozzo, expresidente del desaparecido Banco de Intercambio Regional (BIR), protagonista de la peor quiebra fraudulenta de la historia argentina, prófugo en México.
En Argentina, el Opus Dei maneja 17 asociaciones civiles con gran influencia en los ámbitos religioso, cultural, educativo y político. Destaca la Universidad Austral, una de las casas de estudios superiores privadas más importantes del país, dependiente de la Asociación Civil de Estudios Superiores (ACES), con sede principal en su campus en la ciudad de Pilar, en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires, predio donado por Pérez Companc.
Allí también se halla el Hospital Universitario Austral, uno de los centros de salud y medicina privada de alta complejidad más prestigiosos del país, y la IAE Business School, una escuela de negocios y gobierno, para formación de posgrado, reconocida por ser una usina política.
El Opus Dei gestiona además en diferentes provincias del país 24 colegios primarios y secundarios privados mixtos, 35 centros residenciales, 17 residencias universitarias, 11 casas de retiro para sus miembros, 19 centros de capacitación, 10 centros de formación rural y ocho clubes.
SPUTNIK.
Son de clase baja y denuncian haber sido reclutadas bajo engaños por la organización católica para ser sirvientas de por vida. Sin sueldo y desincentivadas de formar sus propias familias, trabajaban para otros miembros laicos pero con formación profesional. Viven separados por género en las instalaciones de la institución y deben renunciar a todo.
Fueron abordadas siendo adolescentes, provenientes de orígenes humildes, y las hicieron vivir enclaustradas, aisladas de sus contactos salvo para reclutar, y les insistían que su nueva familia eran ellos: típicas técnicas de persuasión coercitivas que describen lo que se llama coloquialmente sectas.
"En las décadas de los 70, 80, 90 -y hoy me permito la duda de hasta qué punto no-, eran captadas entre los 14 y 15 años, y les decían que no les dijeran nada a sus familias. El hecho de que 43 mujeres públicamente den a conocer su denuncia contra el Opus Dei revela mucho de lo que hasta ahora no conocíamos", dijo a Sputnik Paula Bistagnino, periodista argentina que lleva más de una década investigando a la organización.
Son 43 mujeres argentinas que denunciaron públicamente que trabajaron durante años sin goce de sueldo para la institución católica Opus Dei, luego de haber sido manipuladas con promesas de educación y trabajo, sin saber que les iban a cortar sus vínculos con el mundo e instruir para ser sirvientas de élite, de por vida y en nombre de Dios.
La prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei es una organización vinculada a la Iglesia católica apostólica romana, con calidad de prelatura autónoma, lo que quiere decir que no depende de las diócesis locales de los casi 70 países en los que se encuentra sino que sus autoridades responden directo al Vaticano. Fue creada en 1928 por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, quien fue canonizado como santo en 2002 por el entonces papa Juan Pablo II.
La causa común de estas mujeres comenzó a organizarse en 2003. Luego de ser desoídas durante años por diferentes despachos jurídicos, finalmente, en febrero de 2021, firmaron un documento con un abogado local para ser representadas en conjunto y de esta manera obtener un reconocimiento por sus años de labor no remunerado, que no dudan en llamar esclavitud.
Las mujeres denunciantes pertenecían al rango más bajo de la estructura de la organización católica, el de las 'numerarias auxiliares', compuesto exclusivamente por mujeres, reclutadas entre los sectores más vulnerables de la sociedad.
Eran internadas como pupilas en una escuela en la ciudad de Bella Vista, en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires. La casa de formación funcionó hasta 2017 en un predio llamado La Chacra, donde recibían educación religiosa y eran instruidas con el objeto de ser sirvientas para los otros integrantes más poderosos de la institución.
Una vida de sacrificio
Las denunciantes tienen hoy entre 40 y 60 años y trabajaron para el Opus Dei entre los años 1980 y 2000. Aseguran que labraban desde el alba hasta entrada la noche, sin percibir sueldos, por lo que el término empleada doméstica no aplica, o eran obligadas a donar su mínima remuneración a la misma institución. En cualquier caso, su esfuerzo era ofrenda.
Hay antecedentes de este tipo de denuncias en Francia y España. En el país galo una mujer acusó en 2001 a la prelatura de 'trabajo disimulado y retribución contraria a la dignidad' y en 2011 seis exnumerarias auxiliares ibéricas hicieron lo mismo, pero no hubo juicio por acordar en instancias de mediación previa.
Según cifras oficiales de 2021, el Opus Dei a nivel mundial cuenta con 2.132 sacerdotes (2%) y un total de 93.454 miembros laicos (98%), entre los cuales 57% son mujeres. En Argentina viven alrededor de 5.000 de sus siervos.
La mayoría de los miembros se incorpora -pita, según el verbo interno que denomina su llamado- en la adolescencia, reclutados por otros miembros, una acción que es incentivada por la doctrina, aunque no todos con el mismo compromiso y sacrificio.
El 70% de los fieles laicos son denominados supernumerarios, que no son célibes, suelen formar familias numerosas como creyentes ortodoxos del cristianismo apostólico, y donan dinero de manera constante a la causa.
Pero el otro 30% son hombres y mujeres que, al cumplir la mayoría de edad, asumen compromisos de pobreza, castidad y obediencia, similares a los de sacerdotes y monjas, para dedicar sus vidas y el fruto de sus trabajos a la obra de Dios, opus dei, en latín. Donan a la institución todas sus pertenencias, dinero y herencias familiares, así como los sueldos que perciban.
Uno de cada tres de estos son agregados, que viven en domicilios particulares; los otros son numerarios, que viven en los inmuebles que maneja la organización a través de sus diferentes asociaciones civiles, siempre separados entre sexos. Las auxiliares numerarias hacen las tareas domésticas, pero no comparten el estatus de las numerarias a secas.
Todos llevan vidas bajo estrictas reglas de conducta, en las que se incluye la penitencia física a través de la autoflagelación: deben usar el cilicio, que es una cadena con púas aferradas a la carne de la pierna, y latigarse con una soga con tres puntas, llamada disciplina.
"Tienen varias etapas para ingresar y la última se llama Fidelidad, que es la incorporación definitiva para toda la vida. En esa instancia se ponen un anillo, que es como casarse con Dios, y firman un testamento en el que entregan todo lo que tengan o vayan a tener al Opus Dei; la parte económica es bastante clave", explicó Bistagnino, autora de una extensa investigación sobre la estructura financiera y las causas judiciales que involucran a la organización en Argentina y Uruguay.
Existe un sitio español llamado Opus Libros que recopila testimonios de exmiembros que dejaron las filas de la institución con el objetivo de exponer lo que ocurre tras puertas cerradas. En Argentina, hay publicado un documento de 2014 con críticas hacia las falacias y engaños perpetrados contra los iniciados, con descripciones con conocimiento de causa, redactado por exintegrantes.
Opus Dei en Argentina: influencia y poder
Las acusaciones de falta de transparencia hacia la institución no suelen tener repercusión mediática, y las causas judiciales suelen empantanarse en los laberintos de los tribunales, en parte debido a que su poder radica en la penetración en todos los ámbitos sociales de sus miembros.
"El hecho de ser laicos, a diferencia de cualquier otra orden o congregación de la Iglesia Católica, permite que puedan haber miembros del Opus Dei ejerciendo cualquier tipo de cargos y ámbitos. Ninguna monja o cura puede ser juez, ocupar un cargo jerárquico en la política o una empresa, ser docente universitario en una universidad pública o directivo de un área médica en un hospital estatal", enfatizó la periodista.
El Opus Dei adquirió una nueva visibilidad política en Latinoamérica recientemente. En Ecuador, acaba de asumir la presidencia Guillermo Lasso, exbanquero y colaborador de la organización; mientras que en Perú, el excandidato a la presidencia Rafael López Aliaga, también integrante, confesó incluso ser célibe y flagelarse con el cilicio. En Chile, el precandidato presidencial Joaquín Lavín es un célebre supernumerario.
En Argentina, existen algunas personalidades del poder político y económico que han manifestado su cercanía a la institución, entre los que destacan el empresario Gregorio Pérez Companc, cuarta fortuna del país, dedicado a las industrias agrícolas y energéticas, y Gustavo Béliz, actual secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia nacional, pieza clave del gabinete de Alberto Fernández.
Otros tristemente célebres cooperadores de la causa en Argentina son el exjuez de la Corte Suprema de Justicia Antonio Boggiano (1991-2005), destituido por el Senado por mal desempeño, y José Rafael Trozzo, expresidente del desaparecido Banco de Intercambio Regional (BIR), protagonista de la peor quiebra fraudulenta de la historia argentina, prófugo en México.
En Argentina, el Opus Dei maneja 17 asociaciones civiles con gran influencia en los ámbitos religioso, cultural, educativo y político. Destaca la Universidad Austral, una de las casas de estudios superiores privadas más importantes del país, dependiente de la Asociación Civil de Estudios Superiores (ACES), con sede principal en su campus en la ciudad de Pilar, en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires, predio donado por Pérez Companc.
Allí también se halla el Hospital Universitario Austral, uno de los centros de salud y medicina privada de alta complejidad más prestigiosos del país, y la IAE Business School, una escuela de negocios y gobierno, para formación de posgrado, reconocida por ser una usina política.
El Opus Dei gestiona además en diferentes provincias del país 24 colegios primarios y secundarios privados mixtos, 35 centros residenciales, 17 residencias universitarias, 11 casas de retiro para sus miembros, 19 centros de capacitación, 10 centros de formación rural y ocho clubes.