Patagonia

Guillermo Defossé: "El agravamiento de los incendios se debe a la aplicación de políticas y leyes no sustentables"

Entrevista de Lola Sánchez.

Los incendios forestales provocaron la pérdida de miles de hectáreas en la Comarca Andina chubutense. A casi tres meses de la catástrofe ocurrida el 9 de marzo, continúa el debate sobre la prevención y la aspiración a un manejo responsable del fuego en una las regiones con mayor vegetación del país, que reflejó ineficiencia y negligencia del Estado. El Extremo Sur dialogó con Guillermo Defossé -ingeniero agrónomo, investigador del CONICET y de la UNPSJB- quien vive en Esquel y lleva más de treinta años estudiando el manejo del fuego y la restauración ecológica de los bosques patagónicos. El investigador señaló las consecuencias y las dimensiones de los incendios forestales que han azotado a la región, y subrayó la dimensión social de los incendios, así como el rol fundamental que juega la participación ciudadana y política en su prevención.

Defossé habló de la paradoja de los fuegos de vegetación: "A una mejor y más eficiente extinción de los incendios, tenemos en el tiempo una mayor acumulación de biomasa, creando una espiral creciente de incendios-extinción rápida". "La biomasa -explicó- es el único factor que el hombre puede manejar para modificar la ocurrencia de los incendios".

Apuntó contra la falta de estrategias de prevención. Observó una "patología socio-ecológica" en la comunidad: "A la gente le es más simpático ver cuando se apaga el fuego y no cuándo se realizan medidas de prevención". Sostuvo que existen estrategias comprobadas internacionalmente que conducen a una relación equilibrada entre el ser humano y el fuego, elemento indispensable de la naturaleza.

¿Cómo caracteriza los últimos incendios ocurridos en la Comarca Andina?

Estamos frente a incendios que se desarrollan en una interfaz urbano-rural. En ecosistemas como este, de tipo mediterráneo, llueve durante el invierno y luego viene una época de sequía, que es lo que se denomina la temporada de incendios. Esto sería desde octubre a marzo. Dichos ecosistemas están adaptados a sufrir un período de sequía muy largo y están además adaptados naturalmente a que ocurran incendios por distintas causas. Esto se comprueba porque hay trabajos hechos en torno a perforaciones en lechos de ríos, donde se han hallado sedimentos de carbón de épocas anteriores a la presencia de seres humanos. Es decir, antes de que el humano estuviese acá, ya se quemaban los bosques. Los intrusos somos nosotros.

¿A este problema se le suman los manejos políticos de la naturaleza?

Hemos tenido políticas muy particulares del manejo del fuego, porque colonizamos estos territorios. La humanidad lleva unos diez mil años aquí, desde que vino a América, y ha tratado de adaptarse a estos ecosistemas. El fuego era preexistente. Debido a nuestra forma de ver la naturaleza y manejar el fuego, llegamos a tener lo que se denominan "incendios de comportamiento extremo", que se producen cuando se unen condiciones de sequía extrema y fuertes vientos. Eso fue lo que pasó en la Patagonia el 9 de marzo. Y ocurre a nivel mundial, se ha visto en Estados Unidos y en países del Mediterráneo con el mismo tipo de clima.

¿Cómo evalúa las políticas ambientales actuales en torno a la protección de los bosques? ¿Cree que no se cumplen o hace falta reformularlas?

Habría que hacer una exhaustiva revisión de las leyes ambientales que se relacionan con la protección de los bosques, y en particular en cuanto al manejo del disturbio "fuego" en esos ecosistemas, como también en otros ecosistemas vegetales terrestres. Estas leyes deberían contemplar e indagar un poco más sobre cómo funcionan los ecosistemas naturalmente, con sus disturbios y cambios en el tiempo, y no tanto en empeñarnos en poner en leyes a partir de lo que nosotros creemos sobre cómo deberían funcionar. El conocimiento del hombre es todavía bastante rudimentario como para imponer nuestras propias reglas y leyes a los ecosistemas vegetales. No siempre estas leyes y tiempos naturales coinciden con las necesidades y deseos de la sociedad. Las leyes deben también considerar que la ciencia va descubriendo, aportando y señalando muchas veces un camino, y la política, los medios, y la sociedad en general, se empecinan en buscar otros.

¿Se observa un aumento de incendios forestales durante los últimos años?

Si bien han disminuido en superficie a nivel global en los últimos veinte años, son cada vez más intensos y devastadores en los lugares donde ocurren, como en las interfases urbano-rurales en El Hoyo, Lago Puelo y Golondrinas. Afectan cada vez a más y más personas, bienes y estructuras. Se han agravado peligrosamente en los últimos años. Este agravamiento se debe sin dudas a la aplicación de políticas y leyes no sustentables, tanto en lo ambiental, de gestión del fuego, como de desarrollo y expansión urbana. La revisión crítica de esas políticas, su adecuación y reemplazo por otras basadas en el conocimiento científico, que tiendan a la sustentabilidad de los ecosistemas y puedan ser comunicadas eficazmente, comprendidas, y adoptadas por todos los estamentos de la sociedad, permitirán atenuar y reencauzar este drama socio-ecológico, que afecta negativamente el futuro de la humanidad.

Usted hace referencia en reiteradas ocasiones a los "incendios de vegetación", en contraposición a los incendios forestales. ¿Qué diferencia existe entre ambos?

Los incendios de Córdoba afectaron arbustales, los incendios del Delta afectaron pajonales. Se dice "incendios forestales" porque son más visibles. En la Pampa se quemó un millón de hectáreas y no sale en ningún diario, porque no los ve nadie. Cuando ocurre algo como esto, sí se visibiliza. El problema es cuando la gente ubica sus viviendas en estas áreas de interfaz urbano-rural con vegetación natural. En este sentido, el problema es que no manejamos bien la vegetación. Estamos dentro de un ecosistema que tiene sus propias leyes y tiempos. Tenemos que aprender a convivir con la naturaleza en los lugares donde queremos ir a vivir. Ese es uno de los problemas graves que se observan en este tipo de incendios.

¿Qué papel juega el aumento de biomasa en el riesgo de incendios?

El aumento de la biomasa vegetal juega un papel fundamental en el aumento del riesgo de incendios, ya que se potencian al haber cada vez más material combustible. La paradoja de los fuegos de vegetación es que, a una mejor y más eficiente extinción de los incendios, tenemos en el tiempo una mayor acumulación de biomasa, creando una espiral creciente de incendios-extinción rápida; a más vegetación, tenemos más incendios y de mayor envergadura que requieren más medios para su extinción.

¿Cree que es necesario cambiar la visión sobre nuestra relación con el fuego?

La solución pasa por comprender cabalmente que estos fuegos no son un enemigo a vencer, sino un componente de los ecosistemas vegetales con los cuales tenemos que aprender a conocer y convivir con ellos, y mediante un manejo adecuado de la vegetación, minimizar sus efectos sobre estructuras y seres humanos. El manejo de la biomasa es importante porque es el único factor que el hombre puede manejar en la ocurrencia de incendios. No podemos controlar el clima ni los factores meteorológicos, que inciden en la intensidad y severidad de los incendios. Es por eso que el manejo de la biomasa es crucial para poder manejar los incendios de vegetación.

¿Tenemos un margen más amplio de peligro de incendios en el sur?

Hay muchos factores. Cada grupo social tiene una relación distinta con el fuego, que viene desde hace mucho tiempo atrás. La gente que viene a vivir al sur y es de otras áreas de la Argentina cree que va a tener las mismas condiciones climáticas y con mejor vegetación. Vienen de la Pampa Húmeda, por ejemplo, y creen que van a tener condiciones similares a las de Buenos Aires. Ven que aquí hay más vegetación y se sienten atraídos. Pero no saben que detrás hay un potencial de incendios muy importante que estará presente durante todo el período de verano. Si uno de estos incendios echa una chispa en un día con viento, altas temperaturas y baja humedad, aumenta el riesgo de incendio.

¿Por qué persiste la noción de que los incendios de la Comarca tuvieron varios focos simultáneos, cuando se probó que no fue así? ¿De qué manera se expande el fuego en estos casos?

Los incendios se inician en un pequeño foco, pero a su vez se propagan muy rápidamente. Un incendio puede producirse en un lugar pequeño, pero si se dan las condiciones puede alcanzar árboles que tiran lo que se denominan pavesas. Son ramas encendidas que actúan como cañitas voladoras y pueden alcanzar los 2 kilómetros. Entonces, la gente tiene la sensación de que el fuego se produce en focos simultáneos, como si alguien quemara la vegetación. La propagación es muy rápida. Especialmente quienes no son del lugar creen que hay gente iniciando incendios en todos lados. Y puede ser que el foco sea uno solo. Hay condiciones predisponentes para que el fuego se propague a una velocidad impresionante.

¿Existen programas de políticas de manejo del fuego en el mundo que resultaron eficaces para bajar la tasa de incendios?

Por supuesto. En este sentido, la clave está en la prevención. Es un problema social. Si se realiza una buena prevención, no hay incendios. A la prevención no le dan la importancia que merece. A la gente le emociona más ver una motobomba funcionando que una brigada trabajando en invierno para bajar la biomasa, de manera que cuando llegue el verano no haya incendios. Es una patología socio-ecológica; les es más simpático ver cuando se apaga el fuego y no cuándo se realizan medidas de prevención.

¿Estas estrategias de prevención requieren un mayor gasto público?

Existe una relación que indica que por cada peso que se gasta en prevención te ahorrás cincuenta pesos en combate de incendios, esto está probado a nivel mundial. A las sociedades les interesa más la plata que se gasta en los combates que en la prevención. El año pasado salió en las noticias el incendio del Delta. Se quemaron hectáreas. Pero si hubieran realizado las tareas de prevención para bajar la biomasa con quemas prescritas, eso no sucedería. En el Delta el año pasado salió cuando se quemaron hectáreas. Si se hiciera la prevención de bajar la biomasa con quemas prescriptas habría menos incendios. Pero pareciera que eso no le importa a nadie. Es un problema socio-ecológico, no es de la vegetación.

¿Cómo evalúa el accionar de los funcionarios responsables?

Los funcionarios saben que tienen que prepararse en esta época para que no haya incendios. Pero si no hacen las tareas de prevención nadie los va a culpar. Las tareas de prevención pasan desapercibidas para la sociedad, nadie te castiga por no haber hecho las tareas de prevención que tenían que hacer para evitar fuego futuro.

¿Qué acciones podemos realizar como ciudadanos para colaborar en la prevención?

Cada persona tiene que actuar seria y responsablemente en cuanto a la prevención de incendios en el área que le toque actuar. Como ciudadanos, y especialmente si vivimos en áreas proclives al fuego, deberíamos primero conocer nuestro entorno y realizar todas las acciones preventivas que la autoridad forestal o ambiental nos diga para mantener espacios libres alrededor de las viviendas, sin materiales vegetales combustibles. Es necesario seguir las recomendaciones de minimizar la biomasa hasta niveles que no impliquen o reduzcan al mínimo el riesgo de incendios en caso de ocurrencia. Otra cosa es la acción mancomunada de toda la comunidad. De nada vale tomar todas las medidas de prevención si algún vecino no las hace o se niega a hacerlas, ya que su negligencia puede ocasionar daños a sus vecinos en caso de ocurrencia de incendios de vegetación.