El cacique Calfucurá pasó al galope por la porteña avenida CorrientesPor Carlos Espinosa.
Tal vez fuimos pocos quienes nos enteramos de un hecho singular que ocurrió en la noche del pasado 17 de septiembre en la porteña avenida Corrientes, a la altura del 1500, donde se encuentra el emblemático Teatro Municipal San Martín. Por allí, de contramano al tránsito (como no podía ser de otra forma), por allí pasó al galope el cacique mapuche Juan Calfucurá, acompañado por unos cien indios lanceros en un tropel de historia olvidada, en marcha por la recuperación de justificado protagonismo.
Esta situación imaginaria estuvo contrapuesta con otra bien real, convocada por la Comisión Piedra Azul, en el vestíbulo central del teatro, con la participación de un calificado panel de especialistas que disertaron sobre la vida, la época y la significación política de Calfucurá; en el arranque de una serie de actos preparatorios para la restitución de su cráneo a tierra mapuche, después de permanecer más de 130 años ilegalmente retenido en el museo de Ciencias Naturales de La Plata.
El primer orador fue el historiador Felipe Pigna quien se refirió, en tono muy crítico a la negación e invisibilidad de los pueblos indígenas en la historiografía argentina.
"En la historia argentina hay una profunda negación sobre los pueblos originarios. En los manuales de la escuela primaria, con los que se educan nuestros hijos, cuando se hace referencia a los pueblos originarios siempre se habla en pasado, ?los mapuches habitaban Neuquén' y ?los pilagas estaban en Formosa', dándolos por muertos. Además las descripciones de estos pueblos tienen que ver con características casi zoológicas, y se habla de usos y costumbres, y hay un desprecio que se evidencia en la forma de hablar de su arte -que es artesanía- de sus religiones -que son creencias, basadas en mitos y leyendas-; y de su lengua -que son dialectos- " sostuvo Pigna.
(Ver versión completa de su charla en la nota de APP: "Pigna: "En la historia argentina hay una profunda negación sobre los pueblos originarios")
Después fue el turno de Guillermo David, investigador, autor del libro "El indio deseado, del dios pampa al santito gay", sobre aspectos de las vidas de Calfucurá y su nieto Ceferino Namuncurá, y del prólogo a la reedición -por cuenta de la Biblioteca Nacional- de la obra de Álvaro Yunque dedicada a la biografía de Calfucurá.
David comenzó analizando la importancia dela figura del lonko mapuche erigido como Jefe Supremo del Gobierno de las Salinas Grandes durante más de treinta años, capitaneando unos seis mil guerreros de lanza.
"La historia de Calfucurá tiene que ver con la memoria de los pueblos indígenas, en la reconstitución del carácter de agentes históricos de estos pueblos. Al indígena se lo ha pensado como sujeto víctima del genocidio y de las barbaries cometidas por las clases dominantes, pero se le ha restado capacidad de acción histórica, con soberana autárquica en sus propias formas de organización social, cultural, política y económica" sostuvo al respecto.
Agregó que "la reposición de la figura de Calfucurá nos obliga a preguntarnos el por qué la vigencia de los pueblos originarios como sujetos históricos, y la respuesta está en que además de ser un gran político y un gran militar fue, sobre todo, un jefe carismático con poderes místicos, que según los relatos que nos han llegado se apoyaba en la posesión de la piedra azul que da motivo a su nombre y que era un elemento mineral con propiedades sobrenaturales"
"Esto se explica si comprendemos que la religión es un factor constitutivo de la superioridad indígena, mucho más que en nosotros, seres no indígenas y urbanos, modernos y captados por la tecnología, que hemos perdido ese vínculo que se regía por la naturaleza y la cultura. La religión es fundamental, es constitutiva, Calfucurá es una figura religiosa que estableció un estilo de soberanía de carácter teológico-político; y esa es una de las cuestiones que hay que analizar para entender su vigencia, y para entender cómo los pueblos indígenas en el mundo, en América y en Argentina están volviendo a ser sujetos históricos no necesariamente tutelados, que bregan por una patria Libre, Justa y Soberana al igual que todos nosotros", añadió David, hacia el final de su ponencia.
La exposición siguiente fue de la historiadora Graciela Hernández, investigadora del CONICET, profesora en la Universidad Nacional del Sur, quien expresó su repudio a la profanación de tumbas y apropiación de restos indígenas tanto en el caso antiguo ocurrido con Calfucurá, cuando en 1879 el entonces coronel Levalle ordenó destruir el sepulcro del cacique en el paraje Chillihue y se llevó su cráneo, como con prácticas similares más recientes de las que ha tenido conocimiento en su actividad docente en el sudeste bonaerense.
Más adelante Hernández ofreció detalles sobre los relatos orales relacionados con los poderes sobrenaturales atribuidos a la persona de Calfucurá. Uno de ellos es que el gran lonko mapuche habría descendido a una cueva de la Salamanca, en donde se le podrían haber otorgado esas condiciones excepcionales. "Este hecho podría haber sucedido en la zona de Curamalal, donde se menciona la existencia de una Salamanca, en un sitio donde se ha encontrado pinturas del arte rupestre, lamentablemente destruidas a principios del siglo 20 por tropas del Ejército en la primera conscripción del servicio militar obligatorio" sostuvo la docente.
También afirmó que "según otros testimonios el poder de Calfucurá sería consecuencia de poseer una piedra cherufe, un desprendimiento de una bola de fuego que pasa por el cielo y a veces puede traer desgracias, pero también a veces favorece a la persona que lo encuentra dándole poderes".
Las charlas del panel se completaron con la intervención de Jorge Nahuel, representante de la Confederación Mapuche del Neuquén, quien en primer término puso de relieve "la importancia de estar hoy aquí hablando sobre una figura que tiene enorme trascendencia y es profundamente inspiradora para la Nación Mapuche, pero absolutamente descalificado y olvidado por directivas del poder, que han visto en Calfucurá a ese terrorista que hoy se dibuja para justificar después la represión y el despojo".
Anunció después que estaban presentes en el acto un grupo de referentes de distintas comunidades mapuches que están trabajando para ajustar detalles y acordar el lugar en donde serán restituidos a la Ñuque Mapu (Madre Tierra) los restos de Calfucurá. También informó que se prevé instalar diez hitos en distintos puntos de lo que fue el inmenso territorio de la Nación Mapuche, alguno en el espacio de la actual nación chilena y otros en este lado de la cordillera, en provincia de Buenos Aires.
En referencia a la personalidad del cacique dijo que "supo conducir a su pueblo, en una enorme estrategia de unidad, ante lo que visualizaba que sería una campaña de exterminio que no iba a dejar a nadie en pie, en un momento en que el enorme poder del puerto de Buenos Aires y de los terratenientes compraba voluntades y sobornaba a sectores del pueblo mapuche para hacerlos funcionales a ese poder que planificaba invasión de nuestro territorio".
"La Confederación Mapuche del Neuquén se conformó, en 1973, justo cuando se cumplían cien años de la muerte de Calfucurá y fue él quien inspiró todas las banderas que se llevan adelante, todos los objetivos y estrategias que se llevan adelante ante un enemigo tan impune como lo es un aparato estatal que hasta hoy no admite haber nacido como producto de un genocidio" siguió diciendo.
Advirtió luego que "tenemos mucho por trabajar para avanzar hacia un ideal de estado plurinacional donde quepa la enorme diversidad de naciones que tiene la Argentina, donde hay más de 30 naciones en su interior."
Ponderó asimismo la actitud de todos aquellos pueblos indígenas argentinos "que tienen un pasado, que han mantenido su idioma y su cosmovisión y sus instituciones, a costa de toda la represión cultural que el Estado le aplicó".
Acerca del ideal de construcción de un estado plurinacional Nahuel precisó que "no la puede concretar sólo el Pueblo Mapuche, ni los otros más de 30 pueblos indígenas existentes en el país, tiene que ser como producto de un debate, de un acuerdo y la tolerancia entre la multiplicidad de culturas que hay en la Argentina, para poder darle sentido a ese país plurinacional".
A continuación fue leído y aplaudido un documento elaborado por la Comisión Piedra Azul titulado "La relevancia de Juan Calfucurá en la construcción de un Estado Plurinacional", invitando a los presentes a suscribirlo en adhesión.
El texto (que ya fue publicado en forma completa por APP en un artículo, ver "El cacique Calfucurá sale del olvido") expresa lo siguiente, en dos de sus párrafos:
"Como parte del pueblo Argentino, nosotros y nosotras, intelectualxs , artistas, academicxs, trabajadorxs de la cultura y los más de treinta pueblos originarios reconocemos y reivindicamos la figura de Juan Calfucurá como líder del pueblo mapuche supone, ya avanzado el siglo XXI, revisar retrospectivamente la construcción de nuestro Estado, a la luz de una historia nunca terminada de narrar, aquella que incorpora la presencia ineludible de referentes que lucharon, resistieron y se convirtieron en emblemas políticos y espirituales, generando al Estado una deuda todavía pendiente con los pueblos indígenas: la construcción política de una genuina plurinacionalidad.
La restitución de los restos de Calfucurá tiene una trascendencia histórica, política y espiritual. En primer lugar, significa abrir el espacio en la historia oficial a una sucesión de episodios que dieron -y dan- sentido a la situación política actual de la relación de los pueblos indígenas con el Estado argentino. En segundo lugar, políticamente transmite el mensaje de la reivindicación permanente de Autonomía y Autodeterminación -espacio en donde los líderes mapuche, sus batallas, las alianzas que pergeñaron, deben formar parte del campo jurídico y político y de nuestra propia historia- En tercer lugar, los elementos que conforman las luchas identitarias se encuentran imbricados con componentes espirituales. En todos estos aspectos descolló Calfucurá, como aquel lonko que supo conjugar todas las dimensiones y cuyo legado permanece hasta el presente."
Durante todo el acto se pudieron apreciar, en el fondo del enorme espacio del vestíbulo del teatro San Martín, obras pictóricas de los artistas plásticos Pablo Bernasconi, Maggie de Koonigsberg, Diana Dowek, Diulio Pierri y Daniel Santoro, alusivas a la figura de Calfucurá. Este cronista quedó fuertemente impresionado por el "centauro descamisado" de Santoro, una representación peronista del poderoso Calfucurá.
Para el cierre se presentó un fragmento de la obra teatral "Luna Kakana", de Patricia Casalvieri, sobre el desplazamiento de los indios Quilmes, desde su pueblo original en Tucumán hasta el sur de Buenos Aires, interpretada por Isabel Quinteros y Miriam García.
La cantante mapuche Beatriz Pichi Malen ofreció varios temas en mapudungun.
La labor de moderadora del panel estuvo a cargo de la socióloga Maristella Svampa, autora entre otras obras de "Debates latinoamericanos" galardonada este año con el Premio Nacional de Ensayo. Su intervención fue mínima y hubiese sido muy interesante escucharla con reflexiones acerca de temas como la indianidad y el indigenismo que analiza con tanta propiedad.
Como locutora, en las presentaciones y lectura del documento, estuvo Liliana Daunes.
Cuando salimos a la calle Calfucurá y sus lanceros, que aparentemente habían permanecido todo el tiempo en la puerta del teatro, emprendieron de nuevo el galope, hasta la esquina de Corrientes con Callao, en donde gritaron todos muy fuerte ¡marichiwe! ¡marichiwe! y se dispersaron hacia los suburbios, hacia las pampas otrora indómitas e intransitables para el huinka. Sólo unos pocos los vimos, claro.
(¡marichiwe!: cien veces venceremos)
Fuente: Agencia Periodística Patagónica
Por Carlos Espinosa.
Tal vez fuimos pocos quienes nos enteramos de un hecho singular que ocurrió en la noche del pasado 17 de septiembre en la porteña avenida Corrientes, a la altura del 1500, donde se encuentra el emblemático Teatro Municipal San Martín. Por allí, de contramano al tránsito (como no podía ser de otra forma), por allí pasó al galope el cacique mapuche Juan Calfucurá, acompañado por unos cien indios lanceros en un tropel de historia olvidada, en marcha por la recuperación de justificado protagonismo.
Esta situación imaginaria estuvo contrapuesta con otra bien real, convocada por la Comisión Piedra Azul, en el vestíbulo central del teatro, con la participación de un calificado panel de especialistas que disertaron sobre la vida, la época y la significación política de Calfucurá; en el arranque de una serie de actos preparatorios para la restitución de su cráneo a tierra mapuche, después de permanecer más de 130 años ilegalmente retenido en el museo de Ciencias Naturales de La Plata.
El primer orador fue el historiador Felipe Pigna quien se refirió, en tono muy crítico a la negación e invisibilidad de los pueblos indígenas en la historiografía argentina.
"En la historia argentina hay una profunda negación sobre los pueblos originarios. En los manuales de la escuela primaria, con los que se educan nuestros hijos, cuando se hace referencia a los pueblos originarios siempre se habla en pasado, ?los mapuches habitaban Neuquén' y ?los pilagas estaban en Formosa', dándolos por muertos. Además las descripciones de estos pueblos tienen que ver con características casi zoológicas, y se habla de usos y costumbres, y hay un desprecio que se evidencia en la forma de hablar de su arte -que es artesanía- de sus religiones -que son creencias, basadas en mitos y leyendas-; y de su lengua -que son dialectos- " sostuvo Pigna.
(Ver versión completa de su charla en la nota de APP: "Pigna: "En la historia argentina hay una profunda negación sobre los pueblos originarios")
Después fue el turno de Guillermo David, investigador, autor del libro "El indio deseado, del dios pampa al santito gay", sobre aspectos de las vidas de Calfucurá y su nieto Ceferino Namuncurá, y del prólogo a la reedición -por cuenta de la Biblioteca Nacional- de la obra de Álvaro Yunque dedicada a la biografía de Calfucurá.
David comenzó analizando la importancia dela figura del lonko mapuche erigido como Jefe Supremo del Gobierno de las Salinas Grandes durante más de treinta años, capitaneando unos seis mil guerreros de lanza.
"La historia de Calfucurá tiene que ver con la memoria de los pueblos indígenas, en la reconstitución del carácter de agentes históricos de estos pueblos. Al indígena se lo ha pensado como sujeto víctima del genocidio y de las barbaries cometidas por las clases dominantes, pero se le ha restado capacidad de acción histórica, con soberana autárquica en sus propias formas de organización social, cultural, política y económica" sostuvo al respecto.
Agregó que "la reposición de la figura de Calfucurá nos obliga a preguntarnos el por qué la vigencia de los pueblos originarios como sujetos históricos, y la respuesta está en que además de ser un gran político y un gran militar fue, sobre todo, un jefe carismático con poderes místicos, que según los relatos que nos han llegado se apoyaba en la posesión de la piedra azul que da motivo a su nombre y que era un elemento mineral con propiedades sobrenaturales"
"Esto se explica si comprendemos que la religión es un factor constitutivo de la superioridad indígena, mucho más que en nosotros, seres no indígenas y urbanos, modernos y captados por la tecnología, que hemos perdido ese vínculo que se regía por la naturaleza y la cultura. La religión es fundamental, es constitutiva, Calfucurá es una figura religiosa que estableció un estilo de soberanía de carácter teológico-político; y esa es una de las cuestiones que hay que analizar para entender su vigencia, y para entender cómo los pueblos indígenas en el mundo, en América y en Argentina están volviendo a ser sujetos históricos no necesariamente tutelados, que bregan por una patria Libre, Justa y Soberana al igual que todos nosotros", añadió David, hacia el final de su ponencia.
La exposición siguiente fue de la historiadora Graciela Hernández, investigadora del CONICET, profesora en la Universidad Nacional del Sur, quien expresó su repudio a la profanación de tumbas y apropiación de restos indígenas tanto en el caso antiguo ocurrido con Calfucurá, cuando en 1879 el entonces coronel Levalle ordenó destruir el sepulcro del cacique en el paraje Chillihue y se llevó su cráneo, como con prácticas similares más recientes de las que ha tenido conocimiento en su actividad docente en el sudeste bonaerense.
Más adelante Hernández ofreció detalles sobre los relatos orales relacionados con los poderes sobrenaturales atribuidos a la persona de Calfucurá. Uno de ellos es que el gran lonko mapuche habría descendido a una cueva de la Salamanca, en donde se le podrían haber otorgado esas condiciones excepcionales. "Este hecho podría haber sucedido en la zona de Curamalal, donde se menciona la existencia de una Salamanca, en un sitio donde se ha encontrado pinturas del arte rupestre, lamentablemente destruidas a principios del siglo 20 por tropas del Ejército en la primera conscripción del servicio militar obligatorio" sostuvo la docente.
También afirmó que "según otros testimonios el poder de Calfucurá sería consecuencia de poseer una piedra cherufe, un desprendimiento de una bola de fuego que pasa por el cielo y a veces puede traer desgracias, pero también a veces favorece a la persona que lo encuentra dándole poderes".
Las charlas del panel se completaron con la intervención de Jorge Nahuel, representante de la Confederación Mapuche del Neuquén, quien en primer término puso de relieve "la importancia de estar hoy aquí hablando sobre una figura que tiene enorme trascendencia y es profundamente inspiradora para la Nación Mapuche, pero absolutamente descalificado y olvidado por directivas del poder, que han visto en Calfucurá a ese terrorista que hoy se dibuja para justificar después la represión y el despojo".
Anunció después que estaban presentes en el acto un grupo de referentes de distintas comunidades mapuches que están trabajando para ajustar detalles y acordar el lugar en donde serán restituidos a la Ñuque Mapu (Madre Tierra) los restos de Calfucurá. También informó que se prevé instalar diez hitos en distintos puntos de lo que fue el inmenso territorio de la Nación Mapuche, alguno en el espacio de la actual nación chilena y otros en este lado de la cordillera, en provincia de Buenos Aires.
En referencia a la personalidad del cacique dijo que "supo conducir a su pueblo, en una enorme estrategia de unidad, ante lo que visualizaba que sería una campaña de exterminio que no iba a dejar a nadie en pie, en un momento en que el enorme poder del puerto de Buenos Aires y de los terratenientes compraba voluntades y sobornaba a sectores del pueblo mapuche para hacerlos funcionales a ese poder que planificaba invasión de nuestro territorio".
"La Confederación Mapuche del Neuquén se conformó, en 1973, justo cuando se cumplían cien años de la muerte de Calfucurá y fue él quien inspiró todas las banderas que se llevan adelante, todos los objetivos y estrategias que se llevan adelante ante un enemigo tan impune como lo es un aparato estatal que hasta hoy no admite haber nacido como producto de un genocidio" siguió diciendo.
Advirtió luego que "tenemos mucho por trabajar para avanzar hacia un ideal de estado plurinacional donde quepa la enorme diversidad de naciones que tiene la Argentina, donde hay más de 30 naciones en su interior."
Ponderó asimismo la actitud de todos aquellos pueblos indígenas argentinos "que tienen un pasado, que han mantenido su idioma y su cosmovisión y sus instituciones, a costa de toda la represión cultural que el Estado le aplicó".
Acerca del ideal de construcción de un estado plurinacional Nahuel precisó que "no la puede concretar sólo el Pueblo Mapuche, ni los otros más de 30 pueblos indígenas existentes en el país, tiene que ser como producto de un debate, de un acuerdo y la tolerancia entre la multiplicidad de culturas que hay en la Argentina, para poder darle sentido a ese país plurinacional".
A continuación fue leído y aplaudido un documento elaborado por la Comisión Piedra Azul titulado "La relevancia de Juan Calfucurá en la construcción de un Estado Plurinacional", invitando a los presentes a suscribirlo en adhesión.
El texto (que ya fue publicado en forma completa por APP en un artículo, ver "El cacique Calfucurá sale del olvido") expresa lo siguiente, en dos de sus párrafos:
"Como parte del pueblo Argentino, nosotros y nosotras, intelectualxs , artistas, academicxs, trabajadorxs de la cultura y los más de treinta pueblos originarios reconocemos y reivindicamos la figura de Juan Calfucurá como líder del pueblo mapuche supone, ya avanzado el siglo XXI, revisar retrospectivamente la construcción de nuestro Estado, a la luz de una historia nunca terminada de narrar, aquella que incorpora la presencia ineludible de referentes que lucharon, resistieron y se convirtieron en emblemas políticos y espirituales, generando al Estado una deuda todavía pendiente con los pueblos indígenas: la construcción política de una genuina plurinacionalidad.
La restitución de los restos de Calfucurá tiene una trascendencia histórica, política y espiritual. En primer lugar, significa abrir el espacio en la historia oficial a una sucesión de episodios que dieron -y dan- sentido a la situación política actual de la relación de los pueblos indígenas con el Estado argentino. En segundo lugar, políticamente transmite el mensaje de la reivindicación permanente de Autonomía y Autodeterminación -espacio en donde los líderes mapuche, sus batallas, las alianzas que pergeñaron, deben formar parte del campo jurídico y político y de nuestra propia historia- En tercer lugar, los elementos que conforman las luchas identitarias se encuentran imbricados con componentes espirituales. En todos estos aspectos descolló Calfucurá, como aquel lonko que supo conjugar todas las dimensiones y cuyo legado permanece hasta el presente."
Durante todo el acto se pudieron apreciar, en el fondo del enorme espacio del vestíbulo del teatro San Martín, obras pictóricas de los artistas plásticos Pablo Bernasconi, Maggie de Koonigsberg, Diana Dowek, Diulio Pierri y Daniel Santoro, alusivas a la figura de Calfucurá. Este cronista quedó fuertemente impresionado por el "centauro descamisado" de Santoro, una representación peronista del poderoso Calfucurá.
Para el cierre se presentó un fragmento de la obra teatral "Luna Kakana", de Patricia Casalvieri, sobre el desplazamiento de los indios Quilmes, desde su pueblo original en Tucumán hasta el sur de Buenos Aires, interpretada por Isabel Quinteros y Miriam García.
La cantante mapuche Beatriz Pichi Malen ofreció varios temas en mapudungun.
La labor de moderadora del panel estuvo a cargo de la socióloga Maristella Svampa, autora entre otras obras de "Debates latinoamericanos" galardonada este año con el Premio Nacional de Ensayo. Su intervención fue mínima y hubiese sido muy interesante escucharla con reflexiones acerca de temas como la indianidad y el indigenismo que analiza con tanta propiedad.
Como locutora, en las presentaciones y lectura del documento, estuvo Liliana Daunes.
Cuando salimos a la calle Calfucurá y sus lanceros, que aparentemente habían permanecido todo el tiempo en la puerta del teatro, emprendieron de nuevo el galope, hasta la esquina de Corrientes con Callao, en donde gritaron todos muy fuerte ¡marichiwe! ¡marichiwe! y se dispersaron hacia los suburbios, hacia las pampas otrora indómitas e intransitables para el huinka. Sólo unos pocos los vimos, claro.
(¡marichiwe!: cien veces venceremos)
Fuente: Agencia Periodística Patagónica